Un juego abstracto que se puntúa por mayorías, eso propone Kulami.
En Kulami encontramos un título abstracto con una elevada variabilidad entre partidas y una puntuación basada en control de áreas que permite diferenciarse dentro del género.
Diseñador/a: | Andreas Kuhnekath |
Ilustrador/a: | Karl Malepart |
Editorial: | Steffen-Spiele |
Idioma: | Multi (incluído español) |
Número de jugadores: | 2 |
Duración: | 30 min |
Edad mínima recomendada: | 8+ |
¿DE QUÉ VA?
En Kulami encontramos un juego abstracto en el que los jugadores irán colocando canicas de su color sobre un tablero modular para finalizar mediante un cálculo de puntuación basado en el control de área de cada una de las piezas de madera que conforman el tablero de juego.
¿CÓMO SE JUEGA?
En Kulami las partidas empiezan con un tablero que varía en cada ocasión. Inicialmente el tablero deberá ser cuadrado, formado por todas las piezas de madera, aunque podemos jugar también sobre un tablero irregular siempre que no exceda una cuadrícula de 10*10. El objetivo en Kulami no es comer piezas rivales, sino obtener puntos mediante el control de cada pieza del tablero mediante la presencia de la mayoría de piezas.
El turno en Kulami es tan sencillo como colocar una canica siguiendo unas reglas de colocación, alterándose los turnos entre jugadores hasta que se agoten las canicas o las opciones de colocación, momento en el que pasaremos a calcular los puntos de final de partida.
El primer jugador puede colocar una canica en cualquiera de las posiciones disponibles pero a partir de entonces deberemos seguir estas sencillas reglas:
- El rival debe colocar su canica en cualquier posición en línea horizontal o vertical de la coordenada creada por la canica colocada por el rival.
- Se debe colocar en cualquier pieza de base que no sea la utilizada este mismo turno por el rival.
- Tampoco puede colocarse en la pieza de base que fue utilizada por nosotros mismos en nuestro turno anterior.
De esta manera, nuestra colocación no solo aporta presencia en alguna de las piezas de base de cara a obtener puntos, sino que condiciona a nuestro rival en su colocación. Como es de esperar, la presión ejercida crece a medida que avanza la partida hasta poder bloquear por completo sus opciones y forzar el final de la partida.
Para calcular los puntos solo debemos separar las piezas sin mover sus canicas para determinar los puntos. Cada pieza otorga tantos puntos como capacidad de canicas tuviera al jugador que tenga más presencia en la pieza de base. En caso de empate o de no tener presencia ningún jugador, no otorga puntos a ninguno de ellos.
Adicionalmente, y como detallaremos en el siguiente apartado, el propio juego nos propone dos modos más avanzados para puntuar de distintas maneras, además de las básicas descritas aquí.
¿QUÉ ME PARECE?
Kulami consigue ofrecer un juego estratégico y profundo a la par que un título con cierta variabilidad entre partidas, algo que no es tan frecuente en el género de los abstractos y que se mantiene innovador sin defraudar a los cánones clásicos propios como el nulo azar y las reglas de movimiento sencillas.
En este caso encontramos uno de los juegos de Steffen Spiele que no se incluye en su gama de cajas pequeñas, pero que también ofrece una experiencia más profunda, acorde a lo que sus componentes le permiten. Por la propia extensión de los tableros creados, Kulami ofrece un mayor desarrollo y más margen para la estrategia que otros grandes títulos como Volterra (su reseña aquí) o Kaito (su reseña aquí). Lo que sí mantiene son sus componentes predominantemente fabricados en madera, que hacen que transmita ese espíritu orgánico propio de una editorial que, a destacar, sigue produciendo sus títulos en Alemania.
En Kulami no solo encontramos un abstracto atípico en el sentido de no tener que acabar con fichas rivales o agotar movimientos, sino que propone un juego de control de áreas en el que deberemos intentar empujar a nuestro rival a las zonas que nos interesen para poder obtener las mayorías sin invertir demasiadas canicas. Este planteamiento y los bloqueos de los dos turnos previos, hacen que el juego empiece sin demasiada premeditación pero acabe generando turnos en los que el siguiente paso es muy relevante.
Lo que mejor sabe hacer Kulami es ofrecer un título que cumple los requisitos de cualquier abstracto pero ofrece varias capas de profundidad, además de cierta rejugabilidad. La propuesta de Kulami ya es íntegramente recomendable, pero sus niveles adicionales permiten más formas de puntuar previo a las mayorías. De esa manera, el reto incrementa exponencialmente, al no poder basarte exclusivamente en dominar cada pieza de base, sino requiriendo una mayor visión espacial para crear una área extensa de canicas adyacentes de tu color, e intentar expandirte en línea. A cada nivel adicional que introduzcamos no solo se abre el abanico de posibilidades para puntuar, sino que deberemos también evitar favorecer a nuestro rival. Lejos de hacerlo un reto visual, hace que las partidas se presenten tensas desde un primer momento, mucho antes que en sus reglas básicas.
A nivel de diseño, es un juego fácil de comprender que como única pega, por ponerle alguna, es tener que recordar donde se han colocado las dos últimas canicas. Esto no es ningún ejercicio de memoria, pero la propia editorial permite que los más inatentos puedan adquirir unos marcadores en su tienda online. No se trata de algo necesario, ya que el entreturno en Kulami no se dilata demasiado en el tiempo, pero es un extra que puede ser interesante para los más pequeños de la casa.
En definitiva, Kulami se coló hace tiempo en mis abstractos favoritos por sus tres grandes virtudes: poder ofrecer variabilidad, varios niveles de profundidad y una puntuación basada en mayorías. Esto le otorga una agradable aceptación por todo tipo de público, con una entrada agradable gracias a sus sencillas reglas y una estrategia siempre basada en la anticipación de varios turnos vista. La tensión creciente a la par que las opciones se van reduciendo hace que las partidas nunca se sientan lentas o estancadas, ya que en Kulami siempre se avanza hacia el final de la partida, sin posibilidad de tener una actitud defensiva. Es uno de esos títulos que no puede faltar en las ludotecas de los amantes de los juegos de “mover fichitas” aunque en este caso no “comamos fichitas del rival”.
Pros
- Un juego con tripas de abstracto pero de control de áreas.
- Permite la variabilidad inicial entre partidas y aumentar las formas de puntuar.
- Un título exigente que requiere de cierta anticipación para acorralar y forzar a situaciones comprometidas al rival.
Contras
- Recordar los anteriores dos turnos puede ser un impedimento para los más pequeños de la casa.
Este juego ha sido cedido por Steffen Spiele para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!