Volterra [Reseña]

Escala y muévete en este nuevo abstracto de Steffen Spiele.

Con este Volterra encontramos otro abstracto sencillo y tridimensional, pero con profundidad y variante avanzada, que lo hace perfecto como puerta de entrada sin miedo a quemarlo de forma prematura.

¿DE QUÉ VA? 

En la ciudad amurallada de Volterra los burgueses no solo buscan tener su parcela, sino también demostrar su riqueza poseyendo la torre más alta de la ciudad. En este juego de mesa, buscar la verticalidad es igual de importante, pero a diferencia de la ciudad italiana, aquí será el más inteligente el que lo consiga, y no el más rico.

¿CÓMO SE JUEGA?

En Volterra intentamos coronar la torre más alta del tablero mediante movimientos tanto en nuestro peón como en las piezas cuadradas que conforman las torres.

Para empezar una partida en el modo básico, deberemos conformar un tablero de 5×4 alternando los colores de las piezas cuadradas, como si de un tablero de ajedrez se tratara. En su variante avanzada podremos incluso conformar el tablero de forma asimétrica, para que el desafío empiece antes de mover el peón.

Nuestro objetivo es coronar la torre más alta del tablero en el momento en que la partida llegue a su fin.

Para escalar a la victoria el jugador activo debe hacer dos acciones, en el orden que elija:

• Mover el peón a una casilla adyacente vacía.
• Mover una o dos piezas de una torre suya adyacente al peón a otra casilla adyacente a su peón.

En Volterra la adyacencia incluye las diagonales, por lo que tanto el movimiento como la casilla a la que podremos desplazar nuestras piezas nos permite ocho posiciones distintas.

Cualquier ficha o torre de fichas que sea coronada con una pieza de nuestro color se considera nuestra. Solo podremos coger y desplazar piezas de torres de nuestra propiedad y, como podemos coger hasta las dos piezas superiores, podremos atrapar una pieza del rival bajo la nuestra.

Dado que solo podremos movernos y colocar fichas sobre casillas vacías, nuestro peón no solo nos sirve para llegar a torres más distantes, sino también para bloquear una torre elevada con nuestra presencia. ¡Pero recuerda que cada turno nos moveremos, obligatoriamente!

Como os podéis imaginar, el tablero se irá reduciendo en su superficie, haciendo que cada vez tengamos menos opciones de movimiento y pudiendo incluso, fraccionar el tablero en dos. Siempre que una o más piezas no tengan otras piezas ortogonalmente adyacentes las eliminaremos del juego.

Cuando un jugador no pueda moverse y desplazar piezas de una torre, como indica su turno, la partida se verá inmediatamente interrumpida. El jugador que esté más alto en ese momento será el vencedor.

¿QUÉ ME PARECE?

Volterra es otro gran abstracto de lo que Steffen Spiele nos tiene acostumbrado: pequeño, elegante y rápido de jugar. Otro gran título que merece tener a mano por ser una gran puerta de entrada a esta categoría en la que la editorial alemana sigue apostando casi por completo.

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No hay muchas editoriales que se atrevan a lo que Steffen hace. Esta pequeña pero carismática editorial alemana se dedica casi en su totalidad a la categoría de juegos abstractos, haciendo uso de madera en la mayoría de sus juegos y produciendo sus títulos en Alemania. Esto no parece el mejor plan de marketing, pero hace que su dedicación por la industria se perciba desde su idea original, apostando por una categoría que, para muchos, se considera de nicho.

Aún recuerdo cuando como el editor, mientras me enseñaba KAITŌ el pasado Essen, me hablaba que los abstractos parecían estar de capa caída y que eso lo podía percibir en primera persona dada su línea editorial. Eso, en lugar de hacer cambiar su rumbo, explica lo que vemos en este año tan atípico lúdicamente hablando: en 2020 no solo lanzó Volterra, sino que como reseñaremos en el futuro, sacó otras propuestas menos abstractas que completen su catálogo abriendo un poco las miras y llegando al público más generalista.

En Volterra volvemos a tener un abstracto cuyo tablero será cambiante, como veíamos en Nonaga (su reseña aquí) o Ringo (su reseña aquí). En este caso, deconstruiremos la base de juego para ir reduciendo el número de posibilidades a cada turno que pase, marcando el final de la partida tras unos pocos turnos. Esta duración contenida no hace que la experiencia sea insípida, sino más bien incrementa la tensión de cada turno, haciendo que las partidas sean intensas de principio a fin, en poco más de 15 minutos. No podemos olvidar que su variante avanzada ayuda a esa profundidad, dado que no solo nos obliga a movernos correctamente, sino también crear un terreno que sea adecuado para luego movernos con soltura.

De la calidad de los componentes hay que decir que se nota un corte natural de la madera, haciendo que haya pequeñas imperfecciones que, personalmente, no solo tolero sino que me transmiten organicidad. Estas diferencias de grosor o ángulo de corte no dificultan la experiencia en absoluto. Un puñado de madera es lo poco que encontraremos en la ya clásica caja con interior negro de la editorial. Las reglas, como de costumbre, las tenemos en nuestro idioma, en formato digital en la web de Steffen Spiele.

En cuanto al recorrido del juego, nos encontramos en un punto medio de lo que suele ofrecer la editorial. Sabiendo la duración de una partida, en la no abundan los turnos, podemos intuir que el margen de maniobra a nivel estratégico sea apurado. En este sentido, encontramos aquí un mayor desarrollo y opciones en el turno que en Nonaga, el cual era un juego sencillo de presentar a cualquier tipo de jugador pero que podíamos quemar de forma prematura. En Volterra, por su parte, tenemos un juego que no llega a la profundidad que otorga Kulami o los juegos de la serie GIPF, pero que nos ofrece docenas de partidas en las que, de nuevo por su duración, las revanchas suelen ser frecuentes, utilizando la nueva partida en un intento de modificar algunos de los movimientos en falso de la anterior.

En resumen, Volterra es otro abstracto de una editorial que demuestra su pasión por esta categoría de juegos. En este caso, seguimos con un poco de madera y pocas reglas para ofrecernos un juego simple pero con cierta estrategia, que promete muchas partidas sin miedo a jugarlo en piloto automático. Uno mas de una colección que, en la mayoría de los casos, merece la pena tener en una ludoteca si lo que se busca es variedad y tener títulos abstractos de entrada, terreno en el que Steffen Spiele se mueve muy cómodamente.

Este juego ha sido cedido por Steffen Spiele para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.