Dani Garcia nos sorprende con un diseño que sabe implementar el desarrollo de una ciudad y lo hace con unos turnos llenos de combos.

Barcelona nos ofrece un euro con una selección de acciones muy temática y varios elementos de interacción condensado en partidas muy ajustadas.


Diseñador/a:Dani Garcia
Ilustrador/a:Aleksander Zawada
Editorial:Board&Dice
Idioma:Inglés (independiente)
Número de jugadores:1-4
Duración:60-90 min
Edad mínima recomendada:14+

¿DE QUÉ VA? 

En Barcelona viviremos la implosión del Modernisme en la ciudad condal, con un cambio arquitectónico radical con las ideas del Plan Cerdà. El cambio modificó el ancho de las calles, así como la estructura de las viviendas, abogando no solo por la luz y los espacios abiertos, sino también por las zonas verdes.

Barcelona boardgame juego de mesa

¿CÓMO SE JUEGA?

En Barcelona deberemos llevar a cabo una serie indeterminada de rondas hasta que se edifique lo suficiente como para llenar el contador de ciudadanos, dando lugar al final de cada una de las tres rondas de la partida. Para ello, los jugadores se irán colocando en distintas intersecciones y activando, con ello, distintas acciones, mientras que los ciudadanos que dejarán en las calles desencadenarán la construcción de edificios.

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En cada turno, los jugadores inicialmente deberán colocar a los dos ciudadanos que habrán tomado al azar de la bolsa de tela, apilados en cualquier intersección de Barcelona que se encuentre actualmente vacía. El jugador elige en qué orden apila ambas fichas y en qué intersección las colocará, activando así dos acciones, o tres si utilizamos la Diagonal.

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Los ciudadanos vienen en tres colores distintos, representando las distintas clases sociales, por lo que influirán a la hora de construir edificios, un paso de final de turno obligatorio que veremos pronto.

Con la colocación, los jugadores activarán las acciones que se hayan generado triangulando nuestra intersección, de esta forma, si nos hemos colocado en la diagonal, habrá una acción en el borde superior, en el borde derecho y en la propia diagonal, por lo que llevaremos a cabo tres acciones en el orden que sea más conveniente.

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A modo de resumen, estas acciones nos permiten obtener recursos para más adelante, pero también varios elementos a tener en cuenta:

  • Podremos asfaltar intersecciones para obtener beneficios inmediatos y recurrentes cuando cualquier jugador utilice dicha parte del tablero en turnos futuros.
  • Podremos asfaltar calles cumpliendo filas o columnas para obtener puntos y, más adelante, movilizar nuestro tranvía y colocar ciudadanos, obteniendo no solo puntos de victoria sino el beneficio de reactivar la acción de la calle utilizada.
  • Podremos obtener edificios emblemáticos que nos otorgan una acción gratuita pero también puntos de victoria, beneficiando a los más rápidos.
  • Podremos crear un motor de condiciones de cara al final de la partida, eligiendo qué elementos queremos puntuar y, con ello, desarrollar una estrategia.
  • Podremos desarrollar la Sagrada Familia, una fuente de beneficios crecientemente más interesantes, como puntos o recursos.

Al final de cada turno los jugadores deberán construir o mejorar un edificio si se cumplen las condiciones. Este paso es obligatorio, pero el jugador podrá decidir entre las varias posibilidades que se puedan crear. Para construir o mejorar un edificio, la manzana en cuestión debe estar rodeada de ciudadanos en sus intersecciones.

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Las condiciones para cada tipo o nivel de edificio son distintas, y deberemos tener en cuenta los tipos de ciudadanos que encontramos alrededor de dicha manzana, pero también las consecuencias de dicha edificación. Como vemos, algunos de los edificios nos harán escalar nuestro nivel de Cerdà, pero los edificios de mayor nivel nos harán avanzar en la Sagrada Familia y bajar en el contador de Cerdà. Esta diferencia, que representa como los pasos más avanzados del Plan Cerdà se alejaban de su deseo inicial, también hará que los jugadores puedan mantener un nivel alto para multiplicar los puntos del final de cada ronda.

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Nuestro nivel en el contador de Cerdà será el multiplicador de los puntos que se obtienen al final de cada ronda, por lo que mantenernos altos en las rondas cuyas condiciones podamos cumplir será imprescindible para optar a la victoria, mientras que en algunos momentos de la partida, podremos decantarnos por desarrollar la Sagrada Familia y no cuidar tanto nuestro nivel de Cerdà.

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Al final de la partida, que se desencadenará cuando avance lo suficiente el track de ciudadanos, solo nos quedará sumar los puntos que hayamos obtenido creando una serie de condiciones potenciadas en nuestro tablero principal, y los puntos desbloqueados por colocar pasajeros de tranvía o adoquines. El jugador con más puntos será el ganador.

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¿QUÉ ME PARECE?

Barcelona es un juego lleno de combos en el que cada turno generará cambios en el tablero, acciones encadenadas y un progreso incesante de la partida haciendo que la ciudad crezca a un ritmo frenético. En Barcelona encontrarás una propuesta con varias vías a la victoria en el que la variabilidad entre partidas hace que se sienta fresco cada vez que te enfrentas al Modernisme barcelonés.

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La idea detrás de Barcelona nos hace pensar que es uno de esos juegos en los que la temática introduce las mecánicas, y no al revés. La ciudad de Barcelona y su modernización de mediados del siglo XIX es la excusa perfecta para desarrollar una cuadrícula de acciones en la que se centra el juego, cruzado diagonalmente por la avenida de nombre homónimo. Esto, junto con el crecimiento de los edificios que irán aumentando en tamaño y reduciendo en zonas verdes, son los dos elementos temáticos del juego que sirven como mecánicas diferenciales, alrededor de las cuales tenemos varias vías de desarrollo y obtención de puntos.

Barcelona es un juego con muchas posibilidades en tu turno, pero con un funcionamiento fácil de integrar. Siguiendo con lo dicho anteriormente, el eje central es la selección de acciones que, además de servirnos como selector de dos o tres acciones para nuestro turno, creará una creciente malla de intersecciones ocupadas por habitantes, que harán que las edificaciones emerjan allá donde nosotros deseemos. Por ello el equilibrio entre elegir acciones y edificar es una de nuestras más complejas tareas.

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Las acciones en Barcelona nos harán sentir cómodos a los jugadores de eurogames, con opciones propias de otros juegos con gestión de recursos y algunas vías de desarrollo que nos otorgan beneficios, así como otras que sirven de una pequeña carrera para exprimir puntos de victoria. Lo interesante aquí es que nos da la libertad suficiente para poder crear una estrategia, mientras que se apoya en una variabilidad entre partidas que hará que las acciones cambien de localización y los edificios especiales no sean los mismos en cada partida, por lo que no podremos plantear todas las partidas de una misma forma.

Esta variabilidad le da un interés especial a un juego que se muestra transparente desde las primeras rondas y que no se alarga especialmente en una duración que, además, es variable respecto al azar de la obtención de clases sociales desde la bolsa de tela, pero también por la elección de los propios jugadores a la hora de colocar a estos ciudadanos. Las partidas se sienten compactas, con decisiones de peso desde un inicio, y que se acabará antes de lo que nos gustaría para poder completar nuestros planes.

Dentro de los elementos variables se incluyen las condiciones de puntuación, que no solo cambian entre partidas sino que tienen un sistema muy interesante para su cálculo. Los jugadores sabrán desde el principio de la partida en qué momento se puntuarán tres elementos, los determinados por las tres rondas de juego, y dicha cantidad de puntos dependerá de nuestro nivel de Cerdà, un track que volveremos a restaurar tras cada ronda. Con ello no solo podemos planificar, sino incluso decidir en qué ronda queremos aprovechar más el modo de puntuar. En otras palabras, no solo determina el ritmo de expansión de ciertos aspectos, sino que es probable que en algunos momentos, una de las puntuaciones sea poco eficiente para nuestro desarrollo y decidamos dejar de ganar puntos a costa de no tener que cuidar el contador de Cerdà.

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La tensión en las partidas tiene un buen ritmo, marcado por la obligatoriedad de tener que construir al final de cada turno. Eso hace que inicialmente los jugadores puedan elegir colocarse a manzanas de distancia en un tablero que, indudablemente, se llenará de ciudadanos, momento en el que los edificios crecerán, y las rondas avanzarán a un ritmo más acelerado. Esta dinámica de poder controlar, en ocasiones, donde colocarnos o qué clase social aprovechar para modificar el ritmo de la partida, hacen que la tensión sea un elemento muy bien aplicado.

Sorprendentemente, pese a los elementos interactivos ya mencionados, la escalabilidad de Barcelona es notable. A dos jugadores se aprecia un mayor control de la situación en mesa entre turnos, pero sigue siendo necesario acurrucarse en las calles para tener opción de edificar. Sin duda alguna, el punto medio es el punto más dulce, con tres jugadores se equilibran sensaciones entre la interacción propuesta, el control, y la duración de la partida; la cual no depende del número de jugadores, pero hace que los turnos por jugador se puedan reducir y el análisis parálisis aumentar. El juego cuenta con un modo solitario que solo añade ocho cartas y un meeple con unas sensaciones realmente buenas.

En cuanto a la producción, encontramos un título que a nivel gráfico sigue la estela de una iconografía clara y unas ilustraciones suficientemente cuidadas, con elementos de cartón de gran grosor en algunas piezas como los ciudadanos, algo agradecido por su manoteo constante. Se agradecen detalles como los tranvías de forma personalizada y que se completan con las pegatinas, dándole un aire cuidado pero que quizás peque de colores demasiado saturados para mi gusto.

Barcelona boardgame juego de mesa

En definitiva, Barcelona se apoya en una temática bien transmitida durante la partida, que logra hacernos sentir un crecimiento acelerado y a veces descontrolado de una ciudad. La interacción que propone se mezcla con una selección de acciones original y variable para darnos un juego con sabor a eurogame clásico, por su gestión de recursos y las vías de desarrollo. Un juego que satisface por los turnos exponencialmente combinables y una variabilidad ligera entre partidas que cambiará radicalmente las sensaciones. Todo ello de la mano de un diseñador nacional novel que ya tiene más proyectos en marcha y un estilo artístico que, pese a la saturación, transmite la época en la que se inspira. Una grata sorpresa que sorprende que no se haya editado en nuestro país, aunque pronto lo publique Maldito Games.



Pros

  • Un formato de turno sencillo y dinámico, pero repleto de decisiones y posibilidades de combos.
  • Unas mecánicas que acompañan de forma excelente al tema propuesto que, a su vez, se siente original.
  • Una variedad entre partidas que cambiará radicalmente la combinación de acciones y las condiciones de final de ronda.
  • Una interacción constante y bien aplicada, pero que se genera de forma orgánica haciendo que funcione incluso a pocos jugadores.

Contras

  • Sus colores están excesivamente saturados, pudiendo ser demasiado llamativo pese a que el estilo elegido representa el periodo del Modernisme.

Este juego ha sido cedido por Board&Dice para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.