Daruma [Reseña]

Perro Loko vuelve con una edición propia, asequible, cuidada y que pretende salir mucho a mesa en cualquier entorno.

Con un puñado de dados y unos objetivos ocultos que dan lugar al faroleo y la deducción, forzar la suerte y tener pericia es lo que necesitamos en Daruma.

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¿DE QUÉ VA? 

En Daruma deberemos intentar completar las pupilas de las ancestrales figuras mediante el uso de los dados y gestionando el riesgo. Busca los unos para llenar sus ojos y obtener combos, pero evita los cuatros, que ya sabemos que dan mala suerte…

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¿CÓMO SE JUEGA?

Para jugar una partida a Daruma deberemos colocar el Tanuki en el centro de la mesa, con cinco darumas a su alrededor. Cada jugador recibirá uno de los seis objetivos de final de partida, que mantendrá oculto, y que determina qué colores le interesa reunir. La duración de la partida dependerá del número de jugadores, creándose así un marcador de ronda que incluye algunos efectos que varían entre partidas.

Cada jugador recibirá una carta que indica los dos colores que le otorgarán dos puntos, así como un color que le restará tres puntos. Los darumas dorados son especiales y otorgan dos puntos a cualquier jugador, mientras que los otros colores restantes suman un solo punto. Si nos fijamos bien, cada carta de objetivo tiene un color distinto como penalización, por lo que deberemos intentar descifrar las intenciones de los rivales y, a su vez, ir a por los colores que más nos interesen.

La partida durará una serie indeterminada de rondas, cuya longitud depende de los participantes. El marcador de ronda avanzará de izquierda a derecha y volverá a su casilla inicial, momento en el que la partida llegará a su fin.

Los jugadores en su turno tienen ocho dados para utilizar en su turno. Dichos dados deberán ser inicialmente lanzados juntos y, tras esto, gestionar las acciones que nos otorgan y relanzarlos como explicaremos más adelante. En Daruma los unos son las pupilas que buscamos para completar darumas mientras que los cuatro dan tan mala suerte como en la cultura japonesa.

Tras lanzar los dados todos los cuatros serán colocados en la mano derecha del Tanuki, siendo bloqueados y perdidos para el resto de la ronda. Excepcionalmente, si obtenemos al menos cuatro dados de valor cuatro en una tirada, la buena suerte llama a nuestra puerta, permitiéndonos robar una carta de daruma del mazo de robo y volver a lanzar todos los dados, evitando la penalización.

Tras cualquier tirada, y después de retirar los cuatros, nos interesan los dados de valor uno que deberemos utilizar para completar darumas. Los cinco darumas alrededor del Tanuki son nuestros posibles objetivos y, tras colocar un uno en la cuenca de uno de sus ojos, activaremos la habilidad descrita en su mitad inferior. Dichas habilidades nos ayudan a modificar resultados y acercarnos a obtener más caras de valor uno para poder llenar más ojos de daruma. Nuestro objetivo, mediante la activación de habilidades, es completar los ojos de los daruma que nos interesen, puesto que al colocar el segundo ojo, obtendremos la carta para puntuarla al final de la partida.

Las habilidades de los daruma nos permitirán modificar valores o relanzar dados, todo lo esperable para poder obtener más unos que se conviertan en más pupilas.

Los jugadores pueden pagar un dado en la mano izquierda del daruma para relanzar el resto de dados que les hayan sobrado. Es decir, si no tienen más unos que gastar sobre las cartas de la mesa para activar habilidades o completar darumas, pueden forzar la suerte y relanzar el resto de dados.

Cada vez que lancemos dados podemos obtener nuevas caras que muestren el cuatro, que inmediatamente irán a parar al Tanuki. Si en algún momento un cuarto dado es colocado en la mano derecha del Tanuki la ronda se verá interrumpida inmediatamente. ¡Has forzado demasiado tu suerte!

Por el contrario, si decidimos parar a tiempo, obtendremos todos los daruma que hayamos completado con sus dos pupilas. En los daruma con una sola pupila indicaremos que están medio completos y otros jugadores podrán obtenerlos con un solo dado de valor uno. Todos los darumas obtenidos quedan boca arriba, visibles para los rivales, que podrán deducir tu objetivo de final de partida.

Una vez por turno también podremos ser «generosos». En cualquier momento podremos regalar un daruma a un rival para recibir uno de los dados colocados en la mano derecha del Tanuki. Eso nos permite lanzar más dados sin perder el turno, pero si no elegimos bien el color regalado, podremos estar otorgando puntos a dicho rival. Aquí entra la deducción de los intereses de los demás jugadores.

Dependiendo de los dados que hayan quedado sin utilizar al final de nuestra ronda, el marcador de ronda avanza de 0 a 2 espacios. Si en la casilla que caemos se muestra algún icono, se activará dicha habilidad. Estas habilidades pueden perjudicar al siguiente jugador bloqueando un dado como si ya estuviera sobre el Tanuki o podremos robar un daruma del mazo de robo. ¡Calcula bien los avances!

Si el marcador de ronda llega de vuelta a la casilla inicial, la partida termina. Los jugadores revelan sus objetivos y determinan su puntuación final. Los dos colores superiores, más los darumas dorados, otorgan dos puntos positivos, mientras que el color inferior nos resta tres. Los cinco colores restantes nos ofrecen un solo punto. El jugador con mayor puntuación será el vencedor.

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¿QUÉ ME PARECE?

Daruma ofrece un juego de dados de forzar la suerte que añade una capa de deducción y faroleo que harán que la interacción gane peso durante los turnos de tus rivales, haciendo que la experiencia no solo sea divertida por el azar de los dados, sino por las sorpresas en la puntuación final.

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Lo que Daruma nos propone es un juego pequeño, muy fácil de llevar a todas partes, y con una producción cuidada. En una redondeada caja de cartón encontramos las cartas circulares y unos dados, lo suficiente para que los jugadores puedan empezar a disfrutar de un push your luck directo pero con una curiosa interacción.

La gestión de forzar la suerte de Daruma es el motor central del juego, con los unos como valores positivos y los cuatros como los negativos. Esto dejaría un juego bastante soso si no se apoyara como lo hace en los objetivos individuales y ocultos de final de partida y las habilidades al completar cada daruma. De esta forma, el juego se basa en un objetivo distinto por jugador, el cual intentaremos deducir para evitar que se lleve los darumas de algunos colores o, lo más interesante, para regalarle aquellos que le restarían puntos. Mientras intentamos equilibrar nuestro interés individual con la desdicha de nuestros rivales, tendremos que exprimir los combos al activar ciertas figuras para así llevarnos la mayor cantidad de puntos.

Con esta mezcla, el juego se presenta tan dinámico como cabría esperar. Decisiones dicotómicas de pasar o seguir, con dos de seis valores interesantes para los jugadores, pero con una cierta flexibilidad mediante habilidades para poder modificarlos. A esto se le añade la interacción de poder «regalar», muy entrecomillado, esos darumas que harán más daño al rival que beneficio a ti mismo, no solo para rescatar algún dado, sino para restar puntos a los demás jugadores.

Estos objetivos individuales hacen que los jugadores puedan farolear para que sus rivales no conozcan a pies puntilla sus intenciones. De esta forma es posible engañar y, con suerte, recibir darumas de su parte que no resten, sino nos sumen puntos.

En conjunto, es agradable ver como de los objetivos se crea una dinámica tan divertida de faroleo y deducción. Algo que tiene mucho peso en la partida pero que es ajeno a las mecánicas de juego que, sencillamente, se basan en apurar bien los turnos y utilizar inteligentemente los unos.

A nivel de producción no tengo nada que reprochar. Una caja personalizada en forma de cartón, con el detalle de incluir pupilas en forma de pegatinas, mostrando así el mimo que la editorial tiene por los pequeños detalles. Dentro tenemos componentes de notable calidad para un juego tremendamente asequible. Pese a su precio, el juego cuida otros elementos como los valores de los dados que destacan los dos valores importantes durante la partida.

En definitiva, Daruma sorprende por ser un push your luck que busca que los jugadores tengan pericia y puedan interactuar con sus rivales. Mientras que los turnos no dejan el dinamismo habitual de los juegos de forzar la suerte con dados, por encima de eso radica el intentar entender las intenciones de los rivales y poder conspirar encima de la mesa, algo que brilla especialmente a varios jugadores. Por lo demás se alaba la producción temática, cuidada pero asequible; en un formato pequeño que lo hace apto para cualquier mochila, con intención de alegrar una sobremesa en pocos minutos.

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Este juego ha sido cedido por Perro Loko para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.