Con un desarrollo muy similar al My City original, Knizia hace un refrito que no sorprende pero sí nos deja un gran sabor de boca por ofrecer buenas sensaciones con muy pocos componentes.
My City vuelve en forma de roll & write, prescindiendo de losetas y conformándose con una caja diminuta que se apoya en solo tres dados para seguir ofreciendo una interesante campaña de doce partidas.
Diseñador/a: | Reiner Knizia |
Ilustrador/a: | Michael Menzel |
Editorial: | Devir |
Idioma: | Español / Portugués |
Número de jugadores: | 1-6 |
Duración: | 20 min |
Edad mínima recomendada: | 10+ |
¿DE QUÉ VA?
En My City Roll & Write deberemos desarrollar nuestro poblado a lo largo de distintos escenarios que crecerán a lo largo de la historia. Con una de las doce propuestas de partida, y con tres dados que nos dirán la forma y el tipo de edificio, deberemos expandirnos ordenadamente para que nuestra ciudad crezca de la mejor forma posible.
¿CÓMO SE JUEGA?
La propuesta de My City Roll & Write es una campaña dividida en cuatro capítulos de tres partes cada uno. Este total de doce escenarios pueden ser jugados con distintos grupos de juego, incluso rejugados si lo preferimos en algún momento, pero su formato ideal es que, al menos, las tres partidas que cierran un capítulo sean disfrutadas con un mismo grupo y en una sesión de juego, para que las puntuaciones puedan ser ponderadas.
Cada una de las partidas seguirá la misma estructura de juego, en la que cada jugador recibe una hoja de jugador personal. Las reglas que introduce cada capítulo se quedan en el reglamento y no os destriparemos las sorpresas, aunque algunos cambios son muy parecidos a los que vimos en el juego de losetas homónimo.
Conociendo las reglas de cada capítulo, el funcionamiento básico se basa en lanzar los tres dados que todos los jugadores utilizarán de forma simultánea para dibujar edificios en sus hojas personales.
Los tres dados determinarán lo que los jugadores deberán construir. Dos de los dados determinan la forma, mientras que el tercero determina el tipo de edificio, que inicialmente nos indicará el patrón que deberemos pintar en el interior.
Los dos dados azules deben conectarse por el punto gris, dando lugar a una figura geométrica que determina una forma que todos deberemos dibujar. Dicha forma puede girarse o dibujarse en espejo, mientras que en su interior deberemos utilizar el patrón del dado blanco. El patrón en concreto representará un tipo de edificio dependiendo de la partida que estemos jugando y, por norma general, deberemos intentar agrupar los edificios del mismo tipo en zonas adyacentes.
Tras cada tirada de dado los jugadores deben decidir si construir o pasar. Cada jugador decide de forma individual. Si pasan, perderán algún punto, indicado en su hoja de jugador, pero podrán volver a dibujar en la ronda siguiente. Por el contrario, si lo desean, pueden parar de jugar definitivamente en la ronda que ellos deseen.
Las normas de construcción coinciden y os recordarán a las del My City original. El primer edificio debe colocarse ortogonalmente adyacente al río, a uno de los dos lados del mismo. Tras esto, cada nuevo edificio tiene que colocarse adyacente a lo previamente construido hasta el momento.
En nuestra hoja, además del río, encontraremos árboles y piedras. Como ya pasaba en el título anterior, intentaremos cubrir las piedras y no cubrir los árboles, puesto que al final de la partida, las piedras sin cubrir nos restan puntos, al igual que lo harán los árboles cubiertos.
Cuando todos los jugadores hayan decidido pasar por haber agotado el espacio en sus tableros, solo quedará puntuar según las normas de la hoja personal, la cual también irá cambiando en cada escenario. Los jugadores anotan sus puntos que, habitualmente, se sumarán para tener una puntuación final de capítulo que agrupa los puntos de las tres partidas que componen un capítulo completo, por lo que se recomienda encarecidamente que las sesiones se compongan de tres partidas, algo agradecido y que nos llevará menos de una hora.
Esencialmente esto es el funcionamiento básico del inicio de la campaña a la que se irán sumando reglas. Sobra decir que los patrones de los edificios, como hemos dicho más arriba, pronto tendrán significado, así como algunas caras de los dados que por el momento no hemos hecho referencia. Durante doce partidas las reglas irán cambiando hasta concluir una campaña que, al ser completada, nos permite rejugar aquellos episodios que más hayamos disfrutado, puesto que tenemos copias de sobra para repetir.
¿QUÉ ME PARECE?
En My City Roll & Write encontramos la misma fórmula que en My City en un formato más llevadero y portable que mantiene suficientemente bien las sensaciones del hermano mayor. Uno de esos títulos que nos recuerda que Knizia sabe reinterpretar sus juegos, pareciéndose mucho a su proyecto homónimo pero ofreciendo un producto nuevo que simplifica y aligera la experiencia sin despeinarse.
Aunque Knizia sea el autor de cientos de juegos, su capacidad para sofreír y reinventar es por todos conocido. Esto puede llevar a sospechar a algunos de sus nuevos proyectos, que en ocasiones esconden reimplementaciones de sus grandes títulos, pero con éste juego no es el caso. Con un nombre así, nos deja claro que solo encontramos una edición roll & write de su hermano mayor de su mismo nombre, algo que no da lugar a confusión y que, sorprendentemente, cumple con lo que promete de una forma muy superior a las últimas versiones de papel y lápiz de juegos de tablero de caja grande.
El juego de losetas con campaña que ofrecía My City (su reseña aquí) contenía nada más y nada menos que 24 escenarios distintos que no os quisimos destripar en nuestras impresiones del juego. El juego se apoyaba en una progresión lenta para los más jugones pero que se aseguraba que los menos jugones o los más peques de la casa pudieran ir adaptándose a los cambios, pequeños pero constantes, de cada una de las partidas. En esta nueva entrega nos conformaremos con una docena de escenarios, que personalmente veo más adecuados para que el ritmo sea más progresivo pero suficientemente variado, y poder asegurarnos de completar la aventura con un mismo grupo sin un gran sacrificio de compromiso. El otro gran cambio es que todo contenido más allá del tablero, que aquí se pasa del cartón al papel, es lo que podamos dibujar con un lápiz y representar en uno de los dados personalizados de plástico, por lo que nos olvidamos de las cartas y las losetas y lo simplificamos con el uso de los dados. Estos dados, de una calidad justa pero suficiente, tienen caras cuyo uso irá cambiando durante los escenarios y harán que el azar simule el del mazo de cartas. Eliminando las losetas nos ahorramos mucho espacio en mesa, haciendo que el juego sea mucho más fácil no solo de desplegar sino de transportar y, evidentemente, de producir, por lo que el precio de venta es muy bajo y esto lo hace aún más atractivo.
Lo que más define a ambos títulos es que son agradables y directos. Son tan asequibles que podrían parecer planos, pero en la constante variedad recae su mayor virtud. Las escasas normas que cambian en cada escenario hacen que todos puedan disfrutar del juego pero que cada nuevo escenario nos proponga un reto diferente, que nos impida acomodarnos por completo. Los cambios, introducidos de una forma constante pero no salvaje, es muy agradecida para que ni los más experimentados ni los jugadores casuales se vean aburridos o abrumados. En este sentido My City tiene un buen equilibrio.
En la edición que hoy nos ocupa encontramos la virtud de ser llevadero como pocos juegos. De los roll & write hereda una preparación inmediata, ya que no tenemos nada más que tres dados y una hoja de jugador. No estamos ante el típico juego que use componentes adicionales, por lo que la propia caja del juego nos puede servir de bandeja de dados y el título puede ser tremendamente piscinero por su portabilidad y por permitir jugar a un amplio número de jugadores, dejando que el grupo de juego varíe entre partidas sin mayor inconveniente siempre que empecemos un nuevo capítulo, que se compone de tres partidas, algo más corto que su título anterior.
Siguiendo con lo que hemos dicho en el párrafo anterior, la escalabilidad del juego es más que buena. Por las copias que el grueso bloc incluye, podremos jugar a seis jugadores sin mayor problema, gracias a unos turnos plenamente simultáneos. El juego solo nos recomienda que las tres partidas que componen un capítulo sean jugadas por el mismo grupo para sacar una puntuación más justa, aunque en el propio manual se nos permite, también, crear nuestros propios escenarios con tres partidas elegidas por los jugadores. Del modo solitario solo comentar que se trata de una competición con una puntuación preestablecida, algo que para muchos no es un modo elaborado, pero que por la naturaleza del juego es algo suficiente que, además, se suma al propio reto de superar nuestra puntuación previa, condicionada por los resultados de los dados.
De la producción habrá quien diga que los dados son horriblemente ligeros por el material utilizado. Son de plástico y el giro de los mismos se siente liviano en relación a su tamaño. Por su parte, son grandes y vienen bien para cuando queremos jugar con un grupo de varios jugadores y que todos vean los resultados sin problemas. Fuera de la decisión del material, no hay quejas de la producción, puesto que contamos con el bloc de hojas de jugador que entra de lleno en los más gruesos que hemos tenido en la ludoteca, compitiendo con el del Susurro de las Hojas (su reseña aquí), con el que comparte muchos más detalles.
En definitiva, My City Roll & Write es una nueva forma de disfrutar de la campaña que Knizia ideó con su título homónimo de losetas con formato campaña. Quizás su mayor y única pega es que su contenido y sorpresas en su desarrollo sean muy paralelas a lo que nos ofrecía su hermano mayor, pero por todo lo demás el refrito nos sorprende por saber condensar en una diminuta caja y escasos componentes una experiencia deliciosa y lista para jugar, literalmente, en cualquier lugar. Una campaña más corta, más directa y apta para todos los públicos que con solo un bloc de hojas nos pone ante doce escenarios disfrutables que esconden reglas cambiantes bajo solo tres dados. Sorprendente lo que Knizia sigue ofreciéndonos con cada una de sus novedades.
Pros
- Una campaña apta para todo tipo de jugadores, que empieza de forma sencilla pero que constantemente introduce cambios agradables.
- Doce escenarios que otorgan un buen equilibrio entre variedad y exceso, permitiendo que los cambios lleguen antes que en su título anterior.
- Un juego que se adapta a lo que propone un roll & write por ser excelente en cuanto a despliegue y poder jugar de forma inmediata con hasta seis jugadores.
- Transmite de forma ideal lo que ya conocemos de My City en un formato más compacto y más asequible en cuanto a precio de venta.
Contras
- Su parecido con My City puede ser su mayor punto débil, haciendo que para los que hayamos disfrutado del anterior perdamos el efecto sorpresa de algunos edificios y reglas que se comparten.
Este juego ha sido cedido por Devir para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
Artículos relacionados
Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!