Poliominos y componentes legacy en el nuevo título de Knizia.
En este My City tenemos un proyecto sencillo de entrada con un sorprendente margen para sorprendernos con un título de poliominos adictivo y familiar.
Diseñador/a: | Reiner Knizia |
Ilustrador/a: | Michael Menzel |
Editorial: | Devir |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 2-4 |
Duración: | 30 min |
Edad mínima recomendada: | 10+ |
¿DE QUÉ VA?
En My City los jugadores irán desarrollando varias ciudades a lo largo de la historia. El mapa cambia y lo que los condiciona también, haciendo que durante las 24 partidas que nos ofrece su modo campaña en el cual encontraremos pegatinas, reglas y otros elementos, pero sin olvidarnos de un modo que nos permita disfrutar del juego una vez acabada la misma.

¿CÓMO SE JUEGA?
En My City nos encontramos con una campaña dividida en ocho sobres, en cada uno de los cuales tenemos el contenido cambiante pero compartiendo un evento o aspecto concreto, durante tres partidas seguidas. De esta manera, nos llevará veinticuatro partidas descubrir el contenido completo de este juego.
Sin entrar en destripes y opinando en la siguiente sección acerca del contenido explorado de la campaña completa, las reglas de My City son tan sencillas como la mayoría de los juegos del Doctor Knizia.
Para preparar una partida cada jugador deberá coger su tablero personal, que mantendrá durante toda la campaña, teniendo que pegar sobre él algunas pegativas y marcar algunas casillas con bolígrafo. ¡No te preocupes, en su cara trasera conservarás un tablero para jugar de forma alternativa a la campaña!

Una vez tengamos el tablero y las losetas, solo queda abrir el sobre para desvelar ese pedacito de historia que contiene tres partidas, todas ellas con un nexo común. Estos sobres añaden un poco de trasfondo pero no pretenden tener un elevado contenido narrativo y van directos al grano.

El funcionamiento de las partidas, sin añadirle los complementos que los distintos sobres nos irán ofreciendo, es tan sencillo como dinámico, ya que todos los jugadores llevarán a cabo su turno a la vez.
Se revela una carta del mazo de construcción y todos los jugadores colocan el edificio indicado en algún lugar de su territorio siguiendo unas pequeñas reglas de construcción que, de nuevo, se irán alterando durante las partidas de la campaña.

- La primera loseta debe tocar con uno de sus extremos el río que bifurca el mapa, al menos en las primeras partidas. Ninguna pieza puede estar entre los dos lados del río, por lo que debemos construirla íntegramente a una de sus orillas.
- Cualquier nueva loseta debe tocar con uno de sus laterales lo previamente construido.
- Inicialmente no podemos construir sobre el terreno rocoso ni sobre los bosques.
- Las piedras nos restarán puntos, por lo que deberíamos intentar cubrirlas.
- Los árboles aislados nos darán puntos, por lo que deberíamos intentar dejarlos visibles.

Por cada carta revelada los jugadores usarán una de sus losetas, que inicialmente serán idénticas para todos ellos. Todos los jugadores empiezan con el mismo set de piezas, a lo que deberán ser eficientes en su colocación para sacar ventaja a sus rivales.

Si tras revelarse una carta no les interesa colocar la pieza, pueden decidir pasar restándose un punto de victoria. Tras esto seguirán jugando y podrán colocar la pieza revelada en la siguiente carta. Si, por el contrario, creen que ya han llenado suficiente su tablero, pueden abandonar la partida de forma definitiva sin restarse ningún punto adicional.
Al final de la partida los jugadores perderán puntos por cada casilla sin cubrir de tu tablero, premiando a los que mejor hayan sabido rellenar su ciudad, perdiendo un punto adicional por cada piedra sin cubrir. Tras la puntuación final, el propio sobre indicará que beneficios obtiene el ganador y las ayudas que concede a los que no hayan quedado en primera posición. De esta manera, no solo evita la bola de nieve sino que hace que las tornas puedan cambiar a lo largo de la campaña. Además, los jugadores irán marcando sus victorias en la parte superior de su tablero y obteniendo otros componentes que no vamos a revelar.
¿QUÉ ME PARECE?
En My City encontramos un título que, sin ser un imprescindible de Reiner Knizia, vuelve a dar un golpe sobre la mesa, tanto por su funcionamiento tan bien engranado como para recordarnos que con cuatro reglas se pueden hacer juegos, incluso algunos que te van a ofrecer un progreso a lo largo de dos docenas de partidas. ¡Ni tan mal!
Con My City ha habido opiniones polarizadas, y es que por una parte se trata de un proyecto que Kosmos ha elegido, algo que suele ser seña de calidad, pero por otra parte, en apariencia es un juego de loseteo en el que, como desgranaremos a continuación, no parece haber una gran competición entre jugadores por poder avanzar en parte de la partida de una forma totalmente calcada a la de tu rival. Todo esto es cierto y, a la vez, no es toda la verdad acerca de My City, un juego que se reserva varias sorpresas para que las disfrutemos a fuego lento.

Y puede que sea a fuego demasiado lento, ya que 24 partidas no son pocas y Knizia se ha propuesto crear un paseo tranquilo y sin desnivel, apto para toda la familia, con lo que ello conlleva. Este título está muy encarado al público familiar y, aunque los más jugones encontremos en las partidas un reto de creciente dificultad, no pretende darnos grandes complicaciones a nivel de reglas, marcando un tempo algo frenado a la hora de añadir nuevas mecánicas que, a su vez, en ocasiones son pasajeras y desaparecen entre sobre y sobre. Esto hace que no se sienta que el juego crece y acumula excepciones y reglas, sino que va cambiando de ángulo y no apilando elementos, algo que al nicho de jugones le gustaría.

En su lugar, en My City encontramos una primera partida muy descafeinada, que incluso a llegado a hacer descartar el juego a amigos muy cercanos. Todo esto lo destaco porque, por razones que entiendo pero no comparto, ha decidido dejarnos chapotear en el agua antes de darnos una experiencia más plena y que, sin aumentar su dureza, va añadiendo capas de profundidad agradables y sencillas.
No encontraremos un juego narrativo ni especialmente inmersivo, pero se ofrece cierto margen de introducir en cada sobre un descubrimiento temático que pueda enganchar a toda la familia, con reglas que en muchas ocasiones casan bien con lo que la historia nos propone. Tampoco ofrece una forma rara de puntuar al acabar la partida, ni siquiera un complejo sistema de recompensas para los perdedores que evite el efecto bola de nieve. Aquí encontramos un Knizia que tira de recursos clásicos, que funcionan y que suenan bien a los jugadores casuales, haciendo que el resultado sea efectivo.

Y si no es original, ¿en qué destaca My City? Pues personalmente lo he disfrutado con ese punto de nostalgia que, sin sabor a rancio, me ha vuelto a recordar que no hace falta romper moldes si quieres hacer un buen juego, sino saber elegir bien la mezcla y conocer bien, por no decir tremendamente bien, el sector y las grandes masas. Y por razones obvias, el doctor sabe lo que se hace y se ha atrevido con un legacy que no es tan legacy, pero que funcionará en todos los entornos posibles y que se permite algunos recursos poco refinados para mantener la sencillez y poder llegar a todos los hogares con un resultado agradable y, dicho sea de paso, una aventura de 24 partidas, que son más de las que suelo jugar a un título últimamente…
Al acabar My City nos queda un modo permanente, en el reverso de cada tablero. Ese añadido es de agradecer pero, posiblemente, en la mayoría de los casos sea solo una excusa para que un pequeño sector no descarte su compra mucho más que una razón de peso para adquirirlo. En My City encontramos una experiencia de muchas horas a lo largo de sus ocho sobres pero una vez recorrido el camino es más interesante pasar a otro juego, especialmente en casos de ludotecas extensas. Puedo imaginar familias que se atrevan a seguir jugándolo, pero la gran mayoría tengan juegos más satisfactorios a los que jugar.

Referente a la escalabilidad, su escasa interacción lo hace ideal a cualquier número de jugadores. El formato de turno simultáneo hace que el juego fluya sin problema, siempre que los jugadores no se paren a mirar lo que hacen sus rivales. Este defecto no es tal, dado que sencillamente nuestros tableros irán cambiando tras cada partida y la posibilidad de replicar a nuestros contrincantes desaparece muy pronto.

En definitiva, My City es un título más de Knizia que viene a recordarnos que sabe muy bien diseñar juegos y que cuando quiere ofrecer un título familiar, apto para todos los públicos y que se atreva con un modo campaña que enganche, lo hace sin despeinarse ni arrugarse la pajarita. Con este proyecto Knizia no rompe moldes ni parte de una mecánica especialmente elaborada, pero sabe hacer un recorrido de 24 paradas muy interesantes, con crecientes opciones y que sabe modular muy bien la complejidad y la profundidad. Por todo ello es posiblemente la primera recomendación en cuanto a legacy familiar que puede gustar a ambos extremos del espectro jugón y que, por si necesitas una razón más, permite jugarlo tras completar la campaña y masacrarlo con pegatinas.

Pros
- Un sistema de juego clásico pero que sabe añadir variabilidad de una forma excelente.
- Una campaña para toda la familia que, de tres en tres, ofrece grandes sesiones sin grandes reglas.
- Un modo permanente que nos permite jugar tras haber agotado la campaña, para aquellos que buscan más de 24 partidas.
Contras
- Puede que empiece a un ritmo más lento de lo que muchos esperábamos.
Este juego ha sido cedido por Devir Iberia para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!