Floriferous [Reseña]

En otra caja pequeña que nos transporta a Herbáceas, en este Floriferous tenemos otro juego de temática floral en el que la sencillez se mezcla con una rica ensalada de puntos.

Floriferous propone un juego muy dinámico, sencillo y rápido en el que cada decisión nos permite tener una nueva carta que puntuar y un orden de turno para el siguiente turno.

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¿DE QUÉ VA? 

En Floriferous pasearemos por nuestro jardín para poder crear la mejor composición. Buscaremos plantas, de especies y colores distintos, pero también insectos, y alguna que otra piedra de bordes redondeados. Todo ello nos hará avanzar siempre adelante, eligiendo el orden para el siguiente turno.

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¿CÓMO SE JUEGA?

Una partida a Floriferous se desarrolla en tres días, o rondas, que se dividen en cinco turnos. Antes de empezar cada uno de los días tendremos que preparar la parrilla de cartas sobre las que iremos avanzando, por cinco columnas de una cantidad de filas que dependerá del número de jugadores.

Los peones de los jugadores empiezan a la izquierda de la parrilla de cartas, avanzaremos hacia la derecha, reformularemos la parrilla, volveremos de derecha a izquierda y volveremos a repetir el proceso, de esta forma recorreremos tres veces un tablero cambiante con muchas cartas por descubrir.

La parrilla de cartas contendrá, sobre todo, cartas de jardín. Estas cartas de jardín nos ofrecerán flores de cualquiera de los cinco tipos posibles que, a su vez, tendrán uno de los cinco posibles colores. Dicha flor, además, puede tener un insecto revoloteando. Como ves, posibilidades hay muchas.

Además de estas cartas de jardín, tendremos cartas de deseo, siempre en la posición más baja de cada columna. Las cartas de deseo, que veremos por completo durante las rondas de juego sin que ninguna se quede en el tintero, nos proponen formas de puntuar. Podremos obtener puntos por plantas de tipos iguales, de tipos distintos, por algún color concreto o por algunos insectos. De nuevo, las posibilidades son múltiples, combinando tipos y colores de todas las formas esperables.

La mecánica del juego es sencilla: aunque al inicio el orden de turno es aleatorio, ofreciendo algunos beneficios a los que empiecen más rezagados, cada acción de los jugadores determinará su orden en el turno siguiente.

En tu turno, que viene determinado de arriba a abajo según la posición actual, deberás elegir una de las cartas de la columna siguiente. Al retirar la carta colocarás tu peón en esa posición, quedando determinado ya tu orden de turno.

Es por eso que las cartas de deseo, una de las principales fuentes de puntos, se encuentran en la posición más baja, ya que nos condenan a ser los últimos en el turno venidero. Es por eso que algunas cartas de la fila superior están boca abajo, porque ser primero debe acarrear el riesgo de no saber qué recibimos, y por eso mismo las piedras se encuentran en posiciones intermedias.

Al final de cada día, cuando todos hayan recibido cinco cartas, deberemos revisar las cartas de recompensa antes de preparar un nuevo día. En cada partida tendremos cartas de recompensa en la parte superior del tablero de juego. Si los jugadores tienen entre las cartas obtenidas los iconos que nos exige cada recompensa, podremos confirmar que cumplimos el objetivo y colocar una de nuestras hojas en el contador de puntos. El valor de las recompensas disminuye cada día que pasa y varios jugadores pueden reclamar la misma recompensa, a no ser que deseemos jugar con la variante competitiva.

Para el siguiente día se conformará, de nuevo, el mismo patrón de cartas que iremos abordando de izquierda a derecha. Entre cada uno de los días el orden de turno se mantiene y el avance cambiará de sentido entre derecha e izquierda.

Los jugadores pueden encontrar dos cartas especiales entre las cartas de jardín: las esculturas y los ramos de flores.

Mientras que las esculturas conforman una mayoría, otorgando más puntos al jugador que más posea al final de la partida, los ramos son cartas que exigen cumplir tres requisitos con tus cartas para ganar hasta 5 puntos. De cada una de estas cartas tenemos solo cinco ejemplares dentro del mazo de sesenta cartas, no esperéis encontrar muchas.

Cuando completemos el último día solo nos queda determinar quién ganará la taza de té. El jugador con más piedras en su posesión obtendrá dicha taza que otorga dos puntos de victoria. Cada dos piedras, independientemente de esto, otorga otro punto adicional a cualquier jugador.

Para contabilizar los puntos al final de la partida deberemos sumar los de recompensa, los de las piedras, más cada una de las cartas de deseo que hayamos obtenido. Cada carta describe la forma de puntuar. El jugador con más puntos será el vencedor.

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¿QUÉ ME PARECE?

Floriferous es un excelente juego de caja pequeña que condensa una interesante decisión en cada uno de los quince turnos de partida. Equilibrar la obtención de nuevas plantas sin descuidar las cartas de deseo que nos generarán puntos, mientras cuidamos que nuestro orden de turno no salga muy perjudicado.

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Lo que Floriferous propone es algo sencillo con unas reglas aptas para todos los públicos que solo nos puede angustiar por su mezcla de puntuaciones. Es un juego directo en su explicación que hace que podamos jugarlo tras una explicación de poco más de un minuto, pero que esconde una toma de decisiones que no le resta interés a ninguno de nuestros turnos, y eso es lo interesante.

Avanzar y avanzar parece algo insulso, pero no lo es cuando cada avance lleva implícito el orden de turno y la recompensa que recibimos. Ver como se plantea el día, viendo a cinco turnos vista lo que nos depara el futuro nos permite acotar cuándo querremos ser los primeros en jugar. Además, sabiendo que todas las cartas de deseo aparecerán en algún momento de la partida nos permite gestionar también el equilibrio entre más flores o más formas de puntuar. Este equilibrio conlleva más control del que puede parecer el simple hecho de avanzar una columna y robar una carta.

Lo más confuso pero a la vez divertido de Floriferous es la cantidad de formas de puntuar. Nos recordará a otros juegos de patrones como Calico (su reseña aquí) o Cascadia (su reseña aquí) en la que jugamos con colores y formas. A estas combinaciones se le puede añadir, o no, un insecto. De esta forma tenemos 25 formas distintas de plantas con dos copias en el mazo, haciendo que la estadística nos deje claro que deberemos improvisar si el azar no está de nuestra parte, siendo tácticos y no taciturnos. Con tanta combinación, las cartas de deseo nos permiten puntuar de todas las maneras posibles, coleccionando flores iguales o distintas, sea por tipo de flor o por color. Esto crea un abanico de posibilidades extenso pero lógico que interiorizaremos tras una partida y hará que sepamos cual es la carta que más eficazmente nos dejará obtener puntos de victoria.

En esto es en lo que Floriferous brilla, ofreciendo un control suficiente en un turno muy básico que no impresiona de ser tan interesante como parece. Todo viene atado a la estructura de las columnas, que nos añaden handicaps si queremos ser los primeros en el siguiente turno pero que nos forzarán a bajar a lo más bajo de la columna si queremos puntuar algo…

Del estilo artístico solo se pueden decir cosas buenas. Nada raro de Pencil First Games que ya nos ha deleitado con plantas en Herbáceas y comida en Delicious con un estilo acuarelado exquisito. A esto se le unen unos pocos pero personalizados elementos de madera, lo justo para verse bien sin subir el precio de venta.

De la escalabilidad, aunque a cuatro veremos el verdadero peso de ser los primeros en elegir, me ha funcionado a todo número de jugadores. Evidentemente a menos participantes la cantidad de filas se ajusta y, por lo tanto, también se siente la presión de ser el primero o no serlo. Debo destacar que el solitario, que nos proporciona un mazo que nos indicará de forma aleatoria qué carta quitar de la siguiente columna, es un buen entretenimiento en el que pelear contra nosotros mismos y la pizca de azar que no difiere mucho con las intenciones de un rival.

En definitiva, Floriferous es una grata sorpresa dentro de los fillers. Un juego con dos reglas que llevan, implícito, tener que equilibrar cartas para puntuar y cartas que otorgan puntos, mientras intentamos mantener una buena posición a la hora de establecer el siguiente orden de turno. Con esta premisa encontramos un título que encajará en todo tipo de jugadores y que se resuelve en poco más de quince minutos, pero que nos deja la sensación de que cada turno es importante. Todo ello bajo unas ilustraciones deliciosas, como todo lo que publica la editorial, que hacen que Floriferous sea un viaje agradable, que redondean el producto en un formato compacto pero cuidado.

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