De nuevo Ryan Laukat nos muestra su capacidad para ofrecernos una aventura con entradas de texto suficientemente narrativas y una experiencia sandbox.
En Sleeping Gods encontramos una ambiciosa experiencia que nos permite crear nuestra odisea para sumergirnos en una narrativa interesante, con mucha libertad y un interesante combate.
Diseñador/a: | Ryan Laukat |
Ilustrador/a: | Ryan Laukat |
Editorial: | Maldito Games |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 1-4 |
Duración: | 60-120 min |
Edad mínima recomendada: | 13+ |
¿DE QUÉ VA?
En Sleeping Gods tomaremos las riendas de la tripulación de la Mantícora, un barco a vapor en un extraño mundo que, aunque reconocible, no es el nuestro. Viaja por los mares buscando tesoros y ayuda, o no, a todos los que te encuentres para tener una aventura inmersiva como pocas otras.
¿CÓMO SE JUEGA?
En Sleeping Gods cada partida empieza en una misma situación. La tropa completa de ocho variopintos personajes, capitaneados por Odessa, deberá repartirse entre los distintos jugadores que decidan emprender la travesía.
Por turnos, los jugadores llevarán a cabo las siguientes fases:
ACCIÓN DE BARCO
En el barco los jugadores no solo encuentran un resumen del turno, sino que será la primera parada antes de moverse por el mundo.
El jugador activo deberá moverse de habitación, y por lo tanto no repetir la acción del turno previo, para cambiarse de sala en el Mantícora. Cada habitación otorga algunos puntos de acción para invertir más adelante, con acciones adicionales asociadas que nos permiten descansar a nuestros personajes, curarles, obtener recursos o hacerse con más cartas en la mano.
Debemos tener en cuenta que el barco también puede sufrir daños y las salas podrán quedar inutilizables si no vamos con cuidado… ¡Tenlo en cuenta!
EVENTO
Antes de la fase más importante del turno, deberemos revelar un evento. Una partida se basará en superar tres mazos consecutivos de eventos. Dicho mazo de eventos tiene situaciones de dificultad creciente que deberemos superar.
Pide a otro jugador que te lea la situación que propone y, sin conocer las consecuencias, decide una de las opciones que te ofrezca. ¿Has encontrado otro barco en el mar y quieres ayudarles? ¿Se avecinará una tormenta que dañará nuestro buque?
Los eventos son uno de los tipos de desafíos que vamos a encontrar en Sleeping Gods. Cualquier desafío dentro del juego supone la comparación de estadísticas de algunos de los personajes y añadirle el valor de una carta de Misión. Dichas cartas contienen valores del 1 al 6, con una menor frecuencia de los valores más extremos. De esta forma, en cada decisión que tomemos deberemos elegir quién se enfrenta al reto, pudiendo sumarse varios personajes juntos, los cuales quedarán cansados, pero a lo que se sumará el valor aleatorio de la carta y, tras esto, la posibilidad de añadir habilidades o equipamiento variado.
Los eventos superados nos ofrecen recursos mientras que los fallos pueden ser anodinos o causarnos daño en personajes o en el barco.
DOS ACCIONES MÁS
Los jugadores pueden ahora elegir dos acciones entre las siguientes:
- VIAJAR: durante la partida deberemos mover el barco para poder explorar tierras lejanas. El hecho de navegar también nos permite que personajes con mayor conocimiento puedan avanzar mayores distancias con una acción invertida. Algunas zonas de mar incluyen peligros, como tormentas, que deberemos afrontar como un desafío.
- EXPLORAR: la acción más frecuente. Con ella leeremos la entrada que coincida con alguno de los números en la casilla en la que nuestro barco se encuentre actualmente. Cada número se corresponde con una entrada en el libro de aventuras y puede ofrecernos nuevas misiones o enfrentamientos.
Los combates en Sleeping Gods vienen predefinidos por los eventos, que nos indicarán que criaturas aparecen. Una vez desplegados en mesa, los jugadores atacarán colocando heridas creando patrones que irán cubriendo las casillas de cada enemigo. Los jugadores durante el combate irán dañando al enemigo para poder cubrir estadísticas del enemigo, ya sea la vida para eliminarlo, o reducir el daño que nos haría dicho rival al final del turno.
- MERCADO: los jugadores obtendrán nuevas cartas de equipo que podrán comprar para mejorar sus opciones en futuros desafíos.
- PUERTO: si el barco se sitúa en una casilla con puerto, los jugadores pueden visitar dicho lugar. En los puertos encontraremos nuevas aventuras, pero también un descanso para reponer fuerzas.
- OBTENER PUNTOS DE COMANDO: podemos recibir un punto de comando por cada acción que invirtamos.
A lo largo de la partida el mazo de eventos se irá agotando. Tras acabar el mazo, un evento relevante de la trama surgirá en la partida, con un enfrentamiento creciente que no vamos a revelar. El juego nos guiará en como crear un nuevo mazo de eventos para seguir jugando.
Si elegimos el modo más complicado de juego, tras una derrota perderemos la partida. De lo contrario, los jugadores perderán recursos y serán penalizados, pero podrán seguir disfrutando de su odisea. Cuando el mazo de eventos se agote por tercera vez deberemos leer alguno de los desenlaces del juego. Cada partida finaliza con una puntuación que dependerá de nuestros recursos, pero sobre todo de nuestras reliquias.
¿QUÉ ME PARECE?
Sleeping Gods es, sin miedo a equivocarme, la mejor experiencia de mesa en cuanto a títulos narrativos de mundo abierto. Con varios títulos a la espalda que mezclan gestión e inmersión a partes iguales, en éste encontramos el mejor equilibrio si buscamos una aventura de grandes dimensiones con una gran libertad de movimiento.
Ryan Laukat, autor e ilustrador de Sleeping Gods siempre ha disfrutado de lo narrativo que puede ofrecer un juego de mesa. No en vano, no es el primer acercamiento en el que dicho diseñador pretende mezclar elementos de gestión con un libro repleto de entradas en forma de aventuras. Desde Arriba y Abajo (su reseña aquí), el componente narrativo ha ido ganando terreno hasta acercarse a lo que todos los jugadores de videojuegos conocen como “sandbox”. En el juego que hoy nos ocupa encontramos lo más parecido a la “caja de arena”, definida por ser la opción más libre para los jugadores, menos lineal que exista.
Y es que Sleeping Gods nos introduce en medio, nunca mejor dicho, de un mapa extenso por explorar. Pronto tendremos muchas misiones abiertas, unos rumbos poco claros y varias ramas argumentales por las que movernos. Libertad es lo que mejor define Sleeping Gods y eso es lo que más destaca del juego. De dicha libertad emana precisamente la posibilidad de volver a jugarlo y encaminarnos a otros lugares, dado que es imposible abarcarlo todo en una partida. En este sentido, el añadido de libertad nos ofrece una mayor rejugabilidad con el pequeño sacrificio de una narrativa menos ordenada y coherente.
Si comparamos las historias que nos cuentan juegos como Tainted Grail, en Sleeping Gods los arcos argumentales no son tan extensos ni profundos. Aquí las misiones a veces nos conducen a tramas que se cierran sin pena ni gloria, a cambio de dejarnos navegar a nuestras anchas por un vasto mundo creado con mucho gusto.
Y es que el componente narrativo de Sleeping Gods está en primer plano, de ahí la importancia de saber crear un buen mundo que acompañe a nuestras aventuras. El “lore” de Sleeping Gods nos presenta un mundo distópico cercano pero original, en el que encontramos un mundo con elementos mágicos muy marcados. En el mundo que nos presentan la magia se mezcla con elementos mecánicos que se acercan al steampunk en unos tiempos que pese a los motores de vapor de nuestro barco, nos hacen viajar al pasado de un mundo distinto al nuestro pero con las mismas ciudades que todos conocemos. Este escenario encuentra un equilibrio entre lo conocido y lo estimulante que funciona; y que da lugar a misterios que se revelan sin crear la necesidad de tomarse grandes libertades argumentales como pasa en otros entornos de ciencia ficción.
Pero Sleeping Gods es más que un libro de aventuras. En el juego encontramos una gestión interesante con un importante toque de azar en la toma de decisiones. Los jugadores gestionan los habituales recursos, pero también puntos de acción y mucho equipamiento para darnos una sensación muy satisfactoria de crecimiento. De sus mecánicas cabe destacar, fuera de la gestión que se siente tradicional, un combate que es sencillo pero exigente, con elementos de puzzle que le sientan bien y nos permiten sentir que estamos atacando a nuestros rivales priorizando rebajar su vida o protegernos del contraataque.
Y es que de la gestión podemos pasar a la escalabilidad. En Sleeping Gods siempre tendremos en juego a todos los aventureros, que no son pocos. Los ocho personajes, junto con la capitana, no son pocos para llevar por un solo jugador. Si bien su experiencia en solitario es plena y nos deja margen para tomar decisiones premeditadas e individuales, tantos personajes permiten fácilmente un segundo jugador. A dos tomaremos decisiones sin demasiadas dificultades mientras no se nos escapa la gestión de todos nuestros personajes que, a media aventura, contarán con habilidades y estadísticas modificadas que requieren de cierta atención. A partir del segundo jugador posiblemente solo entorpezca el desarrollo de la partida, perdiendo tiempo en decisiones compartidas para una narrativa que, casi siempre, tiene puntos impredecibles.
Su mayor punto débil a nivel narrativo es, precisamente, que algunas misiones son impredecibles en su devenir. Muchos pensaréis que es lo propio y lo natural, pero los que juguéis a videojuegos sabréis que muchas veces ya sabemos la dificultad, la extensión y las consecuencias que acarrean algunas misiones secundarias del RPG de turno. En Sleeping Gods no siempre es así y eso puede dejarte frío. Es una experiencia puntual, no sostenida en la partida, pero que hemos notado en algunas misiones que “parecían fáciles” y acaban siendo un enfrentamiento con monstruos difíciles de derrotar.
A nivel de producción encontramos una caja gruesa pero llena de contenido. Hablamos de un juego bien surtido en su caja básica, pero que ya cuenta con las expansiones que todos esperamos. Se trata de expansiones que añaden más contenido sin alterar las mecánicas, ya sea para ampliar el mapa o para incluir nuevas cuevas que explorar. Todo ello puede dar la falsa sensación de que el juego viene recortado, pero no es así en cuanto a opciones. El libro de aventuras es grueso y cuenta con centenares de entradas que leer, siendo el mapa lo que más puede notarse escueto, especialmente por contar con las conexiones a regiones que no se encuentran en la caja básica y pudiendo frustrar al principio.
En definitiva, Sleeping Gods pretende ser el juego narrativo que más libertad otorga a los jugadores y, probablemente, lo consiga. Nos embarcamos en una aventura que deja que los jugadores avancen en el orden y sentido que deseen, buscando tesoros por un mundo extenso y bien diseñado. Sin mecánicas especialmente rompedoras, pero con un combate interesante y fresco, Sleeping Gods nos ofrece horas de aventuras en las que prima la libertad por encima de una historia completa con arcos argumentales elaborados. Sleeping Gods será tu mejor opción si prefieres una buena ración de historietas, no una gran historia, en un mundo interesante en el que lo que más nos empuja es la curiosidad.
Pros
- Sin miedo a equivocarme, la mejor experiencia de mundo abierto sobre la mesa.
- Un mundo interesante sin abrumar con su profundidad, manteniendo un equilibrio entre inmersión y fluidez.
- Un formato que permite rejugarlo para poder visitar nuevos lugares, inabarcables en una sola partida.
- Un juego base completo pero con expansiones para los más exigentes que, sin nuevas mecánicas, amplían la experiencia.
- Dentro de mecánicas sencillas, tiene un combate interesante y destacable por encima del resto de propuestas del juego.
Contras
- La narrativa tan libre puede dar situaciones algo atípicas a diferencia de otros juegos más lineales.
- No recomendaría jugar a más de dos jugadores por entorpecer la toma de decisiones.
Este juego ha sido cedido por Jugamos Una para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!