Ya tocaba hablar de otro proyecto abstracto editado por Steffen Spiele. Hoy os hablamos del juego presentado en Essen 2018, llamado Ringo.

Se trata de un diseño de Julien Griffon (9 Rings 4 a Row, juego en el que se inspira Ringo). Es un título exclusivo para dos jugadores, con una duración de alrededor de 15 minutos y una edad mínima de 9 años.


¿DE QUÉ VA?

Sin tema en el que apoyarse, Ringo es un juego que nos recordará al cuatro en raya y que usa un sistema de discos y aros muy similar a YINSH (aquí su reseña) pero que se desprende del tablero como soporte de juego, como pasa en otros juegos de Steffen Spiele como Nonaga (aquí su reseña).


¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?

La pequeña y cuadrada caja contiene:

  • Ocho aros metálicos, cuatro en rojo y cuatro en azul.
  • 20 discos de madera, diez en rojo y otros diez en azul.
  • Un reglamento en varios idiomas.

Este es el escueto contenido que, por mucho que sorprenda, nos ofrecerá horas de diversión. El reglamento incluye varios idiomas, incluyendo el español, que puede ser leído de forma digital en su página web. A destacar los aros metálicos que, aunque vistosos, pueden sufrir de golpes mínimos, algo probable si guardamos los componentes en la misma bolsa. Si no eres muy tiquismiquis con estas cosas, el juego tiene unos componentes más que apropiados para su precio de venta.


¿CÓMO SE JUEGA?

Para empezar una partida en Ringo debemos crear un cuadrado con los ocho aros, intercalando cada uno de los dos colores. El jugador que tenga sus aros en las esquinas será el jugador inicial.

El objetivo es bien sencillo: intentar colocar tus cuatro aros en línea recta o cuatro fichas, ya sea ortogonal o diagonal.

El turno, por su parte, no tiene demasiada más complicación. Los jugadores deben colocar uno de sus diez discos, inicialmente en la reserva, dentro de uno de sus aros. Tras esto, deberán mover el aro en cuestión que podrá colocarse en cualquier lugar adyacente ortogonalmente a alguno de los ocho aros del juego, independientemente del color del mismo.

Tras esto, el jugador azul deberá desplazar el aro que actualmente contiene el disco. Este aro debe quedar adyacente a cualquiera de los discos, ya sean suyos o del rival.

El juego progresará hasta que los diez discos de cada jugador hayan sido introducidos en la zona de juego. Tras esto, los turnos serán exactamente iguales, pero podremos tomar cualquiera de nuestros discos de la zona de juego, siempre que no haga que el tablero se divida en dos zonas inconexas, al más puro estilo Hive.

El primero que consiga colocar en línea sus cuatro aros o cuatro de sus fichas será el vencedor.


¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?

Ringo es un ejemplo de uno de esos juegos que empieza de forma contenida pero que irá creciendo y cambiando de forma durante su desarrollo. En ese sentido, es un juego que se expande más que, por ejemplo, Nonaga (aquí su reseña).


¿QUÉ NOS PARECE?

Ringo es otro abstracto de Steffen Spiele que huele a YINSH (aquí su reseña) pero que transmite algo distinto en cuanto lo jugamos.

Aunque todo juego en caja pequeña de la editorial alemana es bienvenido en la estantería, os aseguramos que al ver Ringo pensamos en YINSH. Pese a la similitud de componentes y de objetivo del juego, el hecho de abandonar el tablero y las diferencias en cuanto a reglas hacen que ambos proyectos se diferencien más que suficiente.

Lo más sorprendente de este Ringo es que, pese a que las reglas no cambien durante la partida, las sensaciones del juego tienen dos partes bien diferenciadas durante el desarrollo. Mientras que los jugadores tengan discos en su reserva, la idea va más enfocada en dejar un tablero apetecible y provechoso para poder, más adelante, colocar nuestros cuatro aros en línea. Aunque durante la primera partida no fuera así, y casi siempre que he enseñado el juego el rival ha intentado hacerse el cuatro en raya en esta primera parte del juego, lo más habitual es que algún jugador cumpla su objetivo más adelante, cuando los discos ya están sobre la mesa. Y es que cuando los discos se agotan y debemos ir moviendo ese escenario que hemos creado a dos manos es cuando la cosa cambia y cada disco puede acercarnos o alejarnos a nuestro objetivo.

Así, tras unas pocas partidas veremos como en la primera mitad de la partida intentaremos colocar alguno de nuestros aros cerca de otro, para tener medio objetivo cumplido, la otra mitad de nuestra misión se basará en como dejemos nuestros discos. Cada disco que movamos en la segunda mitad de la partida abre huecos donde colocar aros o bloquea discos de algún jugador, que no podrán ser retirados sin romper la colmena que forma el conjunto de fichas.

Su duración no es demasiado dilatada, aunque puede que en las primeras partidas el final llegue con cierto retraso, sobre todo si no le hemos visto las entrañas al modo de aproximarnos a la victoria y no dejamos un tablero planificado antes de acabar con nuestros discos. No te preocupes, lo normal es empezar tropezándote, pero eso solo repercutirá en la duración del primer contacto, algo que se soluciona echando alguna partida más y observando como los discos tienen una especial importancia desde el primer turno y que si no los recolocamos de una forma ordenada no podremos llegar a nuestro objetivo.

El no contar con un tablero ofrece libertad y permite comprimir el juego en una caja que ocupa, aproximadamente, una octava parte de la caja de YINSH (aquí su reseña). De esta manera, tenemos una alternativa bolsillera de un juego que, aun siendo pequeño, sí que nos pide una superficie algo extensa, especialmente porque su zona de juego es expandible y cambiante.

En definitiva, Ringo es un cuatro en raya que nos hará pensar en YINSH hasta que le echemos una partida. Las diferencias mecánicas son claras y las sensaciones durante la partida también, haciendo que no se solapen ni pisen en la ludoteca, aunque siendo pícaros podremos jugar a Ringo con los componentes de YINSH. Lo que sorprende es como un juego tan pequeño ofrece partidas tan diferentes y, específicamente, esa sensación de dos fases diferenciadas durante cada partida. Otro buen título de Steffen Spiele que mantiene tanto el ritmo como un nivel que seguro que interesa a cualquier jugón que disfrute de los abstractos y que, probablemente, lo disfrute por su libertad de movimientos.


PUNTOS POSITIVOS

  • Otro abstracto sencillo y directo: con dos reglas claras ya podemos empezar a jugar. En pocas partidas iremos viendo que la planificación tiene una especial importancia en este Ringo, cosa que deberemos tener en cuenta desde el primer turno.
  • Una caja pequeña que ofrece mucha diversión: con solo 28 piezas ya tenemos un juego que cabe en la palma de tu mano y, por lo tanto, en cualquier bolsillo. Pese a esto, encierra un juego con estrategia e interesantes decisiones para disfrutar en quince minutos.

PUNTOS NEGATIVOS

  • Los aros metálicos sufren: la pintura de los mismos, tras varias partidas, puede desconcharse si los almacenamos todos juntos en una bolsa. Un defecto meramente estético.

Este juego ha sido cedido por Steffen Spiele para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.