Diseñador/a: | Eloi Pujadas |
Ilustrador/a: | Alba Aragón |
Editorial: | GDM Games |
Idioma: | Inglés, Francés, Alemán y Español |
Número de jugadores: | 2 |
Duración: | 30-40 min |
Edad mínima recomendada: | +10 |
¿DE QUÉ VA?
Como viene relatado en la épica Ilíada, fueron muchos los pueblos griegos que sitiaron continuamente la ciudad de Troya para castigar a los captores que tomaron a Helena de Esparta para ser entregada a Paris de Troya. Como no podía ser de otra manera, las ofrendas a los dioses eran algo común, intentando poner de su bando a los caprichosos seres superiores de la mitología helénica.
En otras palabras, tenemos un juego exclusivo para dos jugadores en el que deberemos gestionar nuestra mano para ir avanzando en distintas áreas del tablero. Con una asimetría suficiente pero no desbordante, encontramos un juego que transmite un tira y afloja, donde la interacción es constante.
¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?
La genialmente ilustrada caja de Troia contiene:
- 54 cartas de ofrendas.
- 6 fichas de dioses, a doble cara.
- 6 fichas de héroes.
- 6 peanas para los héroes.
- Una ficha de Héctor/Paris.
- Una ficha de Cornuscopia.
- Un tablero.
Con unos estándares idénticos a Ulanga (aquí su reseña), de la misma editorial, en Troia encontramos una calidad superior en el cartón respecto a las cartas. Encontramos un grueso troquel y un tablero correcto, mientras que las cartas siguen sin contar con un gramaje a destacar ni un acabado linen. Seguimos remarcando la elevada calidad/precio, a sabiendas que su PVP es de 20€, algo difícil de superar en la actualidad.
¿CÓMO SE JUEGA?
Para empezar la partida deberemos colocar todos los héroes en el centro del tablero y elegir seis dioses con los que jugar. Las losetas de dioses cuentan con dos caras, por lo que tenemos varias opciones que ofrecen variabilidad entre partidas, aunque el reglamento tiene una combinación recomendada para tus primeras partidas.
El objetivo en Troia depende del bando en el que nos encontremos. Mientras que los griegos pretenden construir el caballo de Troia, el jugador troiano pretende juntar a Hector y Paris, como héroes defensores de la ciudad sitiada. Cada jugador tiene un mazo de cartas distinto y un modo de puntuar diferente, pero sus turnos tienen la misma estructura.
En cada turno el jugador debe elegir una de las siguientes opciones:
ROBAR 2 CARTAS o OFRENDAR A LOS DIOSES
Los jugadores pueden ofrendar a algunos de los dioses que vemos en el lateral del tablero. Solo seis de los 12 dioses son usados en una partida, para los que contamos con un anexo que nos ayude a entender la iconografía de sus efectos.
Para ofrendar a un dios deberemos pagar tantos recursos como indique su posición en el Olimpo. Al menos uno de los recursos pagados debe coincidir con el especificado por la deidad. Tras esto, acerca la loseta a tu lado del Olimpo, de modo que si queremos reactivar este mismo dios deberemos pagar su coste máximo, de cuatro recursos, y el jugador rival no podrá hacer uso del mismo.
Tras pagar la ofrenda, podremos mover el héroe correspondiente en el campo de batalla. Hay que tener en cuenta que cada recurso tiene un héroe asociado y que, además, cada jugador verá una cara de estos héroes, cuyo recurso nunca coincide con el solicitado en su reverso.
Si hemos pagado la ofrenda exclusivamente con el recurso que especificaba el dios, haremos avanzar dos veces al héroe hacia el lado del rival. Si la ofrenda fue mixta tan solo avanzará una casilla.
Tras el desplazamiento, activaremos la habilidad especial asociada con el Dios elegido. Esta habilidad, única de cada uno de los doce habitantes del Olimpo, solo puede ejecutarse en este momento o su efecto será perdido. Estas habilidades suelen permitir movimientos adicionales para los héroes y obtención de cartas, ya sea de nuestro mazo o de la mano rival. ¡Planifica bien tu jugada!
Si al final de tu turno has logrado que dos héroes se hayan situado en el lado contrario del tablero, podrás avanzar hacia la victoria. Tras colocar a estos héroes de nuevo en el centro del campo de batalla, podrás usar cartas para lo que tu bando necesite:
- El jugador griego puede bajar una carta de su mano para crear el caballo. Para ello debe usar cartas distintas, en el orden que quiera, hasta completar la figura de cuatro cartas.
- El jugador troiano debe pagar en cartas lo que indique la siguiente casilla de su marcador: a Héctor, a Paris, o a los dos.
Si, por el contrario, el jugador no tiene cartas suficientes o quiere tener una mayor mano para turnos venideros, puede robar dos cartas de su mazo.
La partida acaba cuando alguno de los jugadores cumple su objetivo. El jugador griego debe haber completado las cuatro cartas que conforman el caballo de madera mientras que el jugador troiano debe ir avanzando el marcador mediante el descarte de las cartas requeridas.
No es excepcional empatar en este juego. Para romper el empate deberemos mirar la posición de cada uno de los héroes, favoreciendo al jugador que haya conseguido avanzar más a los mismos.
¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?
Troia no tiene un gran despliegue. Cuenta con un tablero de dimensiones justas, incluso algo menores de lo que hubiéramos deseado. Fuera del tablero deberemos tener una zona para cada jugador para jugar las cartas y, en caso del jugador griego, ir construyendo el famoso caballo.
¿QUÉ NOS PARECE?
Troia es una nueva muestra de que Eloi Pujadas sabe hacer juegos familiares muy interesantes que no se apoyan en grandes reglas para traernos una propuesta estratégica y, ante todo, original.
En esta cálida caja de tamaño mediano, el formato favorito de GDM, encontramos uno de los juegos más recomendables exclusivo para dos jugadores de factura nacional. Tras el maravilloso Shikoku (aquí su reseña), que el mismo diseñador publicaba en la editorial de Guerra de Mitos, se vuelve a apoyar a un autor que, ahora sí, podemos decir sin miedo a equivocarnos, que está escalando posiciones y tomando un sólido puesto en esto de diseñar pesos medios.
Recordamos perfectamente cuando tuvimos la suerte de que Pak, en una visita tan fugaz como precipitada a León, nos propuso una noche de protos junto a Pau Carles de DMZ. En esa noche pudimos probar casi la totalidad de los títulos propios de la editorial de Pak Gallego, pero lo que tuvimos claro es que Troia nos parecía la propuesta más atractiva. Tiene todo lo que nos gusta: exclusivo para dos jugadores, temática helénica y un sabor abstracto con cierta asimetría y variabilidad entre partidas.
Ahora que el producto ya ha llegado a las tiendas, a toda esa lista de bondades debemos añadir una que también hay que remarcar, y es el arte de Alba Aragón. Gracias a los colores de la ilustradora, cuyo estilo es versátil y aquí se muestra cómoda emulando el arte de la época en la que se inspira el juego, haciendo que el producto quede redondo. Puede que sea uno de los títulos que más nos guste a nivel artístico de GDM, sabiendo transportarnos a un pasado muy épico sin perder una clara iconografía y diseño utilitario del tablero.
Este título es un gran ejemplo de juego asimétrico que no se atraganta en las primeras partidas. Tanto por su peso como por la forma de diferenciar a los dos bandos, en Troia no necesitamos conocer las reglas del jugador rival para poder de una forma adecuada. En este juego cada bando cuenta con un sistema de cartas distinto pero, de cara al rival, no modificará nuestra actitud, que se basará en saber apretar en el momento adecuado a nuestro rival eligiendo bien a los dioses que vamos a activar.
Aunque mecánicamente no sea algo revolucionario, Eloi ha sabido darle un giro a la gestión de cartas y un particular control de áreas que se siente muy fresco pero que no se aleja tanto de otros juegos, haciendo que también se puedan sentir cómodos y familiarizados con el funcionamiento los menos jugones.
Cada partida que hemos jugado a Troia hemos notado estar ante un tira y afloja a seis bandas. No solo debemos ir moviendo a los héroes por columnas, sino que debemos tener en cuenta que los seis dioses deben moverse de forma armoniosa, engranándose adecuadamente con los poderes de los mismos si queremos llegar al otro lado del tablero.
En ese sentido, la gestión de mano tiene casi todo el protagonismo en este juego. No solo deberemos saber esperar a que los costes de activación sean más bajos para ser eficientes, sino que también deberemos tener en mente las cartas que necesitamos para completar nuestra condición de victoria. ¡Y eso sí que cambia entre jugadores!
De cara a ganar la partida, pese al esperable equilibrio entre los mazos de cartas de cada bando, los griegos y los troyanos tendrán dos formas distintas de avanzar, ofreciendo dos sensaciones distintas. Mientras que los troyanos van a pasarlo mal al final, pues necesitan una carta de Héctor y una de Paris, siendo muy exigente su modo de terminar la partida, el jugador que controle a los griegos deberá ir coordinando su mano pues en lugar de dos, tendrá cuatro tipos de cartas distintas, las cuales deberemos ir reservando estratégicamente en nuestra mano para completar ese caballo en cuatro partes distintas.
La única pega a nivel de producción son las peanas, algo que comparte con Ulanga (aquí su reseña). Parece ser que el plástico que pretende mantener en vertical a los héroes y dioses va tan apretado al cartón que deberemos tener cuidado al colocarlas y, una vez puestas, deberemos elevarlas por encima de su borde inferior si queremos ver los nombres de los míticos héroes. Un problema menor con solución, pero que se presenta como lo único criticable.
Pros
- Un juego familiar profundo.
- Elevada variabilidad entre partidas mediante los dioses.
- Una asimetría fácil de digerir.
- El arte de Alba Aragón redondea el producto
Contras
- Las peanas de los héroes.
Este juego ha sido cedido por GDM Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!