Ya tocaba escribir de uno de los tres juegos que Jordan Draper presentaba en Essen. Se trata de TOKYO JUTAKU, uno de sus dos juegos de destreza del año.

El juego, como todos los de Jordan Draper Games, ha sido diseñado por Jordan Draper tanto en mecánicas como a nivel gráfico. Este título puede jugarse de hasta con 8 jugadores, una duración que suele rondar la media hora y con una edad mínima recomendada de 14 años, cosa que nos parece exagerado.


¿DE QUÉ VA?

En TOKYO JUTAKU tomamos el rol de arquitectos famosos o emergentes en Japón que intentan construir todo tipo de edificios. ¿Serás el primero en edificar esa casa en el pequeño y tortuoso terreno? ¿Finalizarás ese rascacielos antes que tus rivales? Fíjate bien en la zona de la propiedad que puedas edificar y coloca del mejor modo posible las distintas piezas de construcción.

Bajo un tema arquitectónico modernista, TOKYO JUTAKU nos propone un juego de velocidad y destreza, en el que los jugadores compiten de forma simultánea para ser los primeros en completar los proyectos de construcción y ganar así más yenes que el resto. El juego también incluye unas normas para disfrutar de un modo a contrarreloj que ofrece mayor variedad a un juego mecánicamente sencillo.


¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?

La compacta caja gris contiene:

  • 32 cartas de lugar a doble cara.
  • 69 fichas de madera con formas únicas.
  • 8 piezas de arquitecto, una para cada posible jugador.

Pese a que parezca poco, solo falta abrir la caja para comprobar que el espacio ha sido tan bien aprovechado como en Import/Export (aquí su reseña), encontrando una caja repleta de componentes que, dicho sea de paso, contiene unas fichas que han sido fabricadas en madera y muestran un corte limpio y preciso.


¿CÓMO SE JUEGA?

Para empezar una partida deberemos colocar las 32 cartas en una parrilla de 6×6 dejando libres las cuatro casillas centrales, en las que colocaremos las 69 piezas de madera cortadas a láser.

Nuestro objetivo será construir los mejores proyectos antes de que la partida llegue a su fin. Para empezar, cada jugador se colocará sobre una de las cartas del borde externo de la parrilla recién formada. La carta sobre la que coloquemos al arquitecto que nos representa deberá robarse y dejar allí la ficha de jugador para recordar su posición.

Cada jugador es representado por una ficha circular que contiene un arquitecto japonés que iremos moviendo por la parrilla de cartas del centro de la mesa. Empezar por Akihabara no es mal plan, un el barrio electrónico siempre es bueno para edificar.

Cuando todos los jugadores tengan una carta de proyecto delante de ellos, estaremos listos para llevar a cabo una ronda de juego. En cada una de las rondas, los jugadores intentarán ser los más veloces en construir su carta de lugar.

Para entender la ronda deberemos conocer la anatomía de cada carta de lugar:

Cada carta de lugar, además de un nombre, contiene los datos relevantes para su construcción en la esquina superior izquierda. En este caso vemos que nos pide un edificio de 3 plantas (el número árabe) con una cantidad de, exactamente, seis fichas de madera (el número romano). La mayor parte de la carta estará ocupada por una forma geométrica que delimita los límites que el jugador puede usar para construir su edificio. ¡La carta está acabada!

De forma simultánea, todos los jugadores intentarán cumplir los requisitos de su carta. Para ello, podrán ir cogiendo fichas de madera del centro de la mesa, de una en una. No hay turnos, ni dos piezas iguales, así que más te vale ser rápido. Si quieres, también puedes ir devolviendo las piezas, una a una, para rehacer tu truncado plan de edificación.

A la hora de construir, como vemos en el detalle superior, se deben seguir unas pocas normas. Para empezar, cada pieza nueva debe tocar con uno de los costados con lo previamente construido. Además, todo el conjunto de fichas debe ser contenido dentro de los límites dibujados en la carta. En el momento en que queramos seguir edificando en un piso superior, ninguna de las piezas puede exceder los límites de su piso inferior. Todas estas normas han sido respetadas en la foto de arriba, en la que vemos una carta de la que se han cumplido todos los requisitos.

También encontramos cartas con dos zonas limitadas en ella. En este caso, debemos elegir una de las dos áreas sobre la que deberemos construir todo nuestro edificio. ¡No puedes ir colocando fichas en ambas superficies, elige la que más te convenga!

El primer jugador en completar su proyecto deberá gritar «¡ALTO!». Todos los jugadores deberán parar su construcción para que el supuesto ganador demuestre que ha finalizado su carta cumpliendo los requisitos de la misma. Si no fuera así, se retoma la ronda y todos podrán seguir edificando. Si, por el contrario, el jugador ha construido adecuadamente su carta, la ronda llegará a su fin.

El arquitecto más veloz recibirá la carta, vaciando la madera en la reserva central y conservando la carta para recordar los puntos obtenidos. El valor de la carta está representado en su esquina superior derecha. En el caso del ejemplo superior, obtendríamos 6000¥.

El resto de jugadores, los arquitectos más lentos del barrio, tienen dos opciones:

  • Si lo desean, pueden conservar la carta actual, vaciando todas las piezas de madera que contengan, para intentar volver a edificarlo en la nueva ronda.
  • Si, por el contrario, prefieren cambiar de objetivo, podrán moverse como lo hará el ganador de la ronda actual.

Tanto el ganador como los perdedores que lo deseen, se moverán con su ficha de arquitecto por la parrilla central de cartas de lugar. Cada jugador puede desplazarse hasta dos veces de forma ortogonal hasta llegar a otra carta de lugar que, como al inicio de la partida, será robada para ponerla frente a ellos y que se convierta en su nuevo proyecto. Es importante ver cuánto dinero llevan acumulados nuestros rivales para elegir un nuevo objetivo. Los lugares tienen distinta dificultad y, por supuesto, distinto valor. De este modo, si vas ganando en yenes acumulados, no te vengas arriba e intenta completar proyectos sencillos para poder finalizar pronto la partida.

El final de la partida se desencadena cuando algún jugador termine su cuarto proyecto construido. En ese momento, independientemente de quien haya detonado el final, el jugador con más yenes entre sus edificios construidos será el ganador.

¡CUENTA ATRÁS!

En el propio manual encontramos un nuevo modo de juego completamente distinto. En CUENTA ATRÁS nuestro objetivo es ser el jugador que logre construir el edificio más alto. En este modo de juego no deberemos fijarnos en los límites de construcción de las cartas, sino que toda la carta es edificable. El juego se desarrolla en rondas con una cuenta regresiva cada vez más corta de tiempo. En cada ronda los jugadores deberán edificar un piso de su edificio, subiendo de piso en cada ronda posterior hasta que, finalmente, y siguiendo las reglas de construcción descritas más arriba, no haya piezas que puedan ser contenidas en los límites de la última planta edificada y seamos eliminados. Cuando todos los jugadores hayan sido eliminados por no poder construir nada más, deberemos pasar a contar puntos. En CUENTA ATRÁS cada pieza colocada en nuestro proyecto nos proporciona un punto de victoria. El jugador con más puntos será el ganador.

En CUENTA ATRÁS cada ronda será más corta que la anterior. Mientras que la primera dura 60 segundos, permitiéndonos hacer un primer piso con tiempo suficiente, a partir del cuarto piso solo tendremos 15 segundos para hacer lo que buenamente puedas. De esta manera, no solo será una partida rápida sino que cualquier jugador eliminado tendrá poco margen para aburrirse.

¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?

El despliegue inicial en JUTAKU es bastante florido, dada la parrilla de 6×6 que deberemos colocar en la mesa. Tras esto, solo necesitamos un espacio para que cada jugador coja su proyecto y, si lo consigue, lo pueda conservar a la vista de todos.


¿QUÉ NOS PARECE?

TOKYO JUTAKU contiene un puñado de madera y unas cartas, lo justo y necesario para retarnos a construir de forma rápida y ordenada.

De los tres juegos que Jordan Draper lanzó en Kickstarter, JUTAKU es el más ligero de los tres. Mientras que su TOKYO METRO, del que hablaremos en cuanto le demos la caña que se merece, era el plato principal, tanto  JUTAKU como JIDOHANBAIKI son propuestas más ligeras y que se alejan del juego europeo, centrándose en la destreza y el flicking respectivamente.

Como viene siendo habitual en los títulos de Draper, la caja de JUTAKU viene completamente llena. En este caso no encontramos una gran variedad de componentes, sino que hay un buen puñado de cartas, con una excelente calidad en su producción e impresión, contando con detalles satinados, y madera, mucha madera tallada con láser. ¡Eso es todo! Manteniendo la originalidad que suele caracterizar a Jordan, encontramos que cada una de las piezas de madera tiene una forma exclusiva, por lo que jamás encontraras dos piezas idénticas, ¡no hace falta que la busques!

En cuanto a mecánicas, JUTAKU nos propone un juego de velocidad y destreza, en el que construir y tener una buena habilidad visuoespacial para completar el reto antes que tus rivales. El hecho de poder desplazarte por la parrilla de proyectos te permite cierto margen de maniobra para elegir cartas de mayor o menor dificultad. Esta dificultad está directamente relacionada con el beneficio que nos otorgará el completarla. De esta manera, durante la partida podremos acceder a cartas más sencillas si vamos en cabeza o desplazarnos a otras más complejas si queremos sacarle unos yenes al resto y aspirar al primer puesto. Pese a esto, lo más importante es, sin lugar a duda, ser diestro y veloz apilando la madera.

Dentro de lo sencillo, encontramos que este juego es tan atractivo como funcional, permitiendo que hasta ocho personas puedan reunirse y jugar a ser un arquitecto. A medida que aumente el número de jugadores aumentará la dificultad de construir nuestro proyecto, dada la mayor competencia por encontrar piezas adecuadas. De esta manera, las partidas suelen dilatarse más, cosa que debemos tener en cuenta dado que, aunque sea divertido y distendido, puede ser excesivo en duración si jugamos al máximo número de jugadores.

Si su modo de juego estándar no te convence, debes saber que aquí tenemos otra manera de jugar más directa y que puede funcionar especialmente bien a números elevados de jugadores. En el propio reglamento encontramos un modo a contrarreloj que, en lugar de dividirse en rondas, nos propone un reto de dificultad creciente, dado que deberemos ir construyendo, en unos pocos segundos, un piso lo más completo posible. En cuentas regresivas cada vez más escuetas, los jugadores intentarán ir realizando pisos que, dadas las reglas de construcción básicas, que se mantienen para esta variante, serán cada vez más pequeños y menos posibles de edificar. Aunque se incluya como variante, es otro modo casi igual de disfrutable que su modo básico que nos pondrá en una mayor tensión si cabe y nos desterrará de la toma de decisiones acerca de nuestro siguiente proyecto: ¡aquí solo hay que construir lo más rápido que puedas un piso cuadrado!

Un juego de Jordan Draper no es suyo si no se suma a este sistema de reglas combinadas con otros juegos del mismo autor. Como podemos ver en su web, el TOKYO JUTAKU puede combinarse con cualquiera de sus otros dos juegos de la serie TOKYO para crear nuevas experiencias y cambiar, incluso, su mecánica principal. Aunque por el momento tengamos tres juegos adicionales, siempre que tengamos JIDOHANBAIKI y METRO en nuestra ludoteca, puede que el número aumente. Por ejemplo, hace poco Jordan Draper lanzó un juego ligero de pujas para ser jugado exclusivamente con las monedas que acabó regalando a todos los mecenas de su primer Kickstarter. ¡Eso no pasa todos los días!

En resumen, TOKYO JUTAKU es un sencillo juego de destreza que incluye dos modos de juego bien diferenciados que pondrán a prueba nuestra capacidad visuoespacial a la hora de construir con esas piezas de madera de corte fino y de formas variopintas. Se trata de una propuesta que no sorprenderá en sus reglas, pero que nos propone una caja pequeña repleta de madera y un juego que, en una media hora, puede divertir a hasta ocho personas, un número bastante difícil de ver en el dorso de las cajas de juegos de mesa.  Un título más a la lista de juegos diseñado por Draper, un autor que está demostrando polivalencia y, especialmente, saber sacar campañas de mecenazgo con éxito, cultivando un buen puñado de fieles seguidores por su mezcla de originalidad en diseño y su pulcritud en su producción.


PUNTOS POSITIVOS

  • Una producción excelente: llenando una caja pequeña con madera bien cortada y unas cartas con detalles satinados y un acabado linen. ¡Así da gusto jugar!
  • Dos modos de juego dentro de la caja: con uno de ellos a contrarreloj, una manera de jugar que puede evitar que se alarguen las partidas a muchos jugadores.
  • Posibilidad de combinarlo con otros juegos: uno de los proyectos que Jordan pretende ofrecer para todos sus juegos.

PUNTOS NEGATIVOS

  • Juego sencillo hasta decir basta: con unas sencillas reglas de construcción que se mantienen en ambos juegos incluidos en el reglamento. La variedad la ofrecen sus 32 cartas de lugar y, sobre todo, sus piezas únicas que nos traerán más de un dolor de cabeza. No esperes una profundidad como la que encontramos en otros de sus proyectos.

Este juego ha sido cedido por Jordan Draper para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.