Con unas ilustraciones tan únicas como todo lo que Alfredo Cáceres dibuja, Rebel Princess ofrece unas bazas renovadas.
En Rebel Princess intentaremos esquivar las bazas de los príncipes para evitar una proposición de matrimonio, dándole un aire distinto a un sistema de juego ya conocido.
Diseñador/a: | Daniel Byrne, José Gerardo Guerrero, Kevin Peláez, Tirso Virgós |
Ilustrador/a: | Alfredo Cáceres |
Editorial: | Zombi Paella |
Idioma: | Multilenguaje, incluyendo catalán y español. |
Número de jugadores: | 3-6 |
Duración: | 30-40 min |
Edad mínima recomendada: | 8+ |
¿DE QUÉ VA?
En Rebel Princess encontramos un juego de bazas que se apoya en una temática original, en la que las princesas prefieren evitar el matrimonio. Con rondas de efectos variables y los poderes únicos de cada mítica princesa, Rebel Princess pretende dar variedad a un juego de bazas clásico en el que buscamos evitar los puntos.
¿CÓMO SE JUEGA?
En Rebel Princess se jugarán cinco rondas en las cuales los jugadores deben esquivar las propuestas matrimoniales para no sumar puntos, algo que es negativo en este juego. Para empezar deberemos utilizar tantas cartas como indique según el número de jugadores y repartirlas entre los participantes. Adicionalmente cada jugador tendrá una princesa con un poder único y cada ronda unas reglas especiales determinadas por las cartas reveladas al inicio de la misma.
En cada ronda los jugadores deberán agotar sus cartas, por lo que se juega toda la mano. Por ello, antes de empezar la ronda, no solo se revela el efecto de la misma, sino que los jugadores deberán pasar, a modo de draft, una cantidad de cartas en un sentido concreto.
Siguiendo el ejemplo superior, los jugadores darán dos cartas al rival de su izquierda. Además, durante esta ronda, según podemos leer en el manual, cada carta contiene un efecto que afectará a todos los jugadores durante dicha ronda.
Adicionalmente, cada jugador tendrá una princesa, cuyo efecto puede utilizarse una vez por ronda. Dichos efectos son únicos y otorgan beneficios asimétricos y diferenciales. Podremos obligar a empezar baza a otro jugador o incluso intercambiar alguna carta con un rival, entre muchas otras sorpresas.
El funcionamiento de las bazas es sencillo, pero tiene un giro interesante. El ganador de la baza anterior empieza la baza con una de sus cartas. El juego cuenta con cuatro palos, pero los príncipes no han sido invitados a la fiesta, por lo que nadie puede empezar la baza con un príncipe hasta que alguien lo haya jugado al no poder seguir el palo de la jugada actual.
Dado que el objetivo en Rebel Princess no es ganar bazas, ni perderlas, sino intentar no ganar bazas que contengan príncipes, nuestro objetivo será intentar esquivar llevarte bazas.
Cuando un jugador empieza una baza, en sentido horario todos deberán seguir la baza si fuera posible. Es decir, podremos elegir el valor de la carta jugada pero, si tenemos cartas del mismo palo, deberemos jugar una de ellas. Si no tenemos cartas de dicho palo podremos usar cualquiera de los palos restantes, incluido los príncipes, haciendo que éstos se desbloqueen para abrir bazas en cualquier jugada futura.
Cuando todos hayan jugado una carta se determina el ganador, que será el que haya utilizado la carta más alta del palo que inició la baza. Este jugador se llevará todas las cartas y pasará a ser el inicial de la siguiente jugada.
El jugador empezó la baza con un dos de princesas, el siguiente jugador no tenía cartas de princesa, por lo que usa un príncipe, que otorgará puntos negativos a quien gane dicha baza, que seguro que no será él. El tercer jugador solo tiene un ocho de princesas que tiene que, obligatoriamente, que usarla. Por desgracia, dicho jugador ganará las tres cartas, con un punto negativo a su espalda, y siendo el que empiece la siguiente baza.
Llevarse cartas no es problema, porque solo los príncipes tienen coronas en su borde inferior, siendo el valor negativo que nos llevaremos si ganamos dichas cartas durante la ronda. Como curiosidad, la rana, el valor ocho del palo verde, no funciona como un príncipe pero otorga cinco propuestas matrimoniales, por lo que esa baza tiene mucho peligro.
Cuando se hayan agotado todas las cartas se puntuará la ronda, empezando la siguiente con el jugador que ganara la última baza de la ronda anterior y con una nueva carta de ronda con su propio efecto.
Tras cinco rondas los jugadores calculan puntos, el jugador con menos puntos será el vencedor.
¿QUÉ ME PARECE?
Rebel Princess se basa en un sistema de bazas tradicional con varios elementos adicionales, como son los poderes variables de cada ronda o los personajes, con el añadido de una puntuación diferente a la habitual que hace que toda su temática cobre sentido.
Un juego de bazas suele tener una fácil puerta de entrada en el ámbito familiar, siendo una mecánica no solo muy vigente, sino que lleva años instaurada en las cartas naipes clásicas. Con todo ello, cualquier añadido a un sistema ya consagrado es un título que nos llama especialmente la atención por poder ser jugado con los más añejos de la familia sin tener que explicar de cero la conocida forma de ganar rondas.
Lo que Rebel Princess propone es añadir detalles a un sistema de bazas sencillo y sin complicaciones. Todos los detalles están bien compartimentados y no crean que la dinámica cambie, por lo que se siente un juego que se asemeja a otros que seguro que hemos jugado con nuestros abuelos, pero con sus elementos únicos. Los grandes cambios que genera son tres: una forma de puntuar suficientemente original y temática, habilidades únicas para cada jugador y rondas con poderes variables.
Lo primero que hay que destacar, y siendo el elemento más interesante bajo mi punto de vista, es el funcionamiento de la baza de los príncipes. No solo es una baza a evitar, haciendo que nos genere puntos negativos, sino que para que pueda abrir bazas debe haber aparecido en la partida, exponiendo así que algún jugador ha agotado otro de sus cuatro palos. Eso no solo hace que cambie la forma de jugar las cartas, sino especialmente el interés en quedarnos según qué cartas en nuestra mano al inicio de cada ronda.
Y es que las cinco rondas de la partida se empiezan con la revelación de una norma para dicha ronda y una serie de cartas que pasaremos a nuestros rivales a modo de draft. Esta parte es, posiblemente, tan importante como la fase de bazas, puesto que se trata de un juego donde seguir la baza es obligatorio. Se agradecen estos efectos de ronda que le dan variabilidad, pero que también nos permiten cambiar cartas para amortiguar el efecto del azar en las cartas recibidas inicialmente. A esto vale la pena añadir que algunos efectos de ronda están especialmente indicados para las últimas rondas, puesto que sus beneficios pueden hacer remontar a algunos jugadores. Esa división ofrece personalización a cada partida, incluso permitiendo que en algunas rondas no haya efectos activos, todo al gusto de los participantes.
El otro elemento son los poderes únicos de cada princesa, algo que nos representará durante toda la partida y le da un toque de asimetría. El juego cuenta con una buena variedad de princesas y, con ello, una cantidad de efectos únicos interesantes. Este elemento es, con diferencia, el que menos me ha gustado por los poderes tan dispares que otorgan a los jugadores y que, en mi opinión, no están tan equilibrados como me gustaría.
Aun así, los poderes son interesantes puesto que se trata de un sistema de bazas bastante encarrilado. Debemos seguir la baza por obligación e inicialmente los príncipes no pueden ser usados, por lo que las decisiones de cada baza son bastante sencillas. No es que juguemos en automático, pero habrá rondas en las que tardemos más en elegir qué cartas pasamos a nuestros rivales antes de empezar, que durante la ronda qué cartas utilizar.
En cuanto a la escalabilidad, no contamos con un modo para dos jugadores que tampoco echamos en falta por su naturaleza mecánica. A cualquier otro número de participantes el juego funciona adecuadamente, quizás siendo más descontrolado en su número más alto, diluyendo la capacidad de poder asumir las cartas que tengan nuestros rivales.
Respecto a la producción, hay poco que reprochar. Cartas con suficiente gramaje y un bloc de puntuación que se agradece. En este caso se han decantado por incluir cartas de personaje en varios idiomas para no sobrecargar de texto las cartas, a costa de tener componentes duplicados. Las ilustraciones me parecen una verdadera maravilla, con una representación simpática de dichas princesas, siendo estas cartas las que se llevan el protagonismo.
En definitiva, Rebel Princess parte de una base bien conocida de la mecánica de bazas y le añade elementos sencillos pero que le diferencian de los títulos más clásicos. Destacando una forma de puntuar bien implementada dentro de su temática, en la que tendremos que esquivar los matrimonios, el juego se apoya en habilidades únicas y de ronda para darle vida a un juego sencillo y fácil de entender. Todo ello con unas ilustraciones deliciosas y una gran variedad de princesas, algo que ofrece variedad pero a costa de un equilibrio más dudoso entre sus poderes. Un buen juego de cartas que es difícil que no te entre por los ojos o que no puedas jugarlo con tu abuela.
Pros
- Un juego que se construye sobre la base sólida de las bazas más clásicas y conocidas.
- Unas rondas variables que, junto con su original modo de puntuar, dan peso al draft de cartas y a remontar en rondas finales.
- Un estilo artístico exquisito que hace que cada carta sea una pequeña obra de arte.
Contras
- Las habilidades de las princesas, aún siendo protagonistas del juego, no se sienten tan equilibradas como me gustaría.
- Al máximo número de jugadores la partida se siente con escaso control, tanto por la obligación de seguir la baza como por la dificultad para intuir las manos rivales.
Este juego ha sido cedido por Zombi Paella para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!