Este juego coge las bases del maravilloso High Society del gran Reiner Knizia y le ofrece un enfoque más desenfrenado que lo convierte en un producto más party sin perder el enfoque.
En Q.E. tenemos todo lo que esperamos de un juego de subastas pero con el añadido de la información oculta y el aparente caos que puede generar no tener un límite de presupuesto, pero que cobra sentido puesto que el que más gaste perderá la partida.
Diseñador/a: | Gavin Birnbaum |
Ilustrador/a: | Anca Gavril |
Editorial: | SD Games |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 3-5 |
Duración: | 30 min |
Edad mínima recomendada: | 10+ |
¿DE QUÉ VA?
En Q.E., iniciales de quantitative easing, los jugadores toman el rol de Bancos Centrales para ponerse manos a la obra en el proceso de adquisición de deuda pública en forma de empresas de distintos tipos y nacionalidades. El dinero no es un problema, pues somos la banca, pero no querrás ser el más gastón del mundo o quedarás en evidencia…

En otras palabras, Q.E. es un juego de subastas sin dinero físico. En lugar de esto, los jugadores pueden escribir en las pizarras las cantidades que deseen, pero deberán evitar ser el jugador con más gastos al final de la partida o estarán fuera del juego. El juego usa subastas con valores ocultos que genera cierto descontrol y que los jugadores deban calcular los gastos rivales mediante aproximaciones, cosa que hace que el faroleo esté garantizado. Es
¿CÓMO SE JUEGA?
En Q.E. cada jugador representará un Banco Central. Para ello, toma tu tablero y una pizarra con la moneda que te represente, ya sean euros, libras, yenes…

Además, se repartirá al azar y de forma oculta una loseta de industria, mostrando uno de los cinco tipos que encontraremos en el juego. A modo de objetivo oculto, nos interesará obtener losetas de ese tipo ya que puntuaremos una adicional, siendo una gran cantidad de puntos a tener en cuenta.

Dependiendo del número de jugadores, la partida durará tres o cuatro rondas, en la que cada jugador, en sentido horario, será el que se encargará de levantar una loseta de empresa, que revelará en el centro de la mesa y pasará a subastarse. Cada loseta de empresa tiene una nacionalidad, un valor de puntos directos y un tipo de industria, como vemos en su zona inferior, de alguno de los cinco tipos posibles.

El jugador activo revela la loseta y debe anotar en su pizarra el valor que él ofrece. ¡El valor que le dé la gana! La principal característica en Q.E. es que no tenemos una cantidad limitada de dinero, así que podemos jugar con cifras de 2 o de 3 ceros, dependiendo éstas del grupo de juego en el que nos encontremos.

Tras enseñar el valor del jugador activo, el resto de jugadores anota en su pizarra lo que ellos ofrecen. A diferencia del que levantó la loseta, los otros jugadores pasan sus pizarras, boca abajo, al jugador inicial. Éste dirá en alto quién es el ganador, pero no el valor que ha pagado por la industria. De esta manera solo el jugador activo y el ganador de la loseta saben qué precio ha sido pagado. El precio pagado por la loseta se escribe en el reverso de la misma, que se mantiene oculto hasta el final de la partida.

Si la loseta no nos interesa, podemos hacer una subasta por valor 0, la cual el jugador activo revelará para que todos lo vean. La primera vez por ronda que lo hagamos, lo marcaremos en nuestro tablero para anotarnos dos puntos de victoria. ¡Elige qué momento es más ventajoso!

La siguiente loseta será vendida en sentido horario hasta que todas ellas hayan sido subastadas y podamos determinar el ganador.
El juego cuenta con un tablero por jugador que nos permite anotar todo lo que necesitamos de cara a la puntuación final. Es importante saber que aquel que haya gastado más que el resto será eliminado, así que de nada importa ganarlo todo si eres el más derrochador…

El resto de jugadores suman puntos por el valor de sus losetas, que luego se puede potenciar por obtener colecciones de sets o losetas del mismo tipo de industria. También podemos apostar por la nacionalización, comprando losetas de nuestra propia nación. ¡Hay varias maneras de potenciar nuestros puntos!

¿QUÉ ME PARECE?
En esta edición de Q.E. encontramos un juego de subastas menos controlable que la mayoría, pero que obliga a los jugadores a intuir las intenciones de los demás, haciendo que se convierta en una gran alternativa en sobremesas distendidas.
Este juego, originalmente editado en madera, ahora se produce en este formato más asequible y autoborrable de la mano de BoardGameTables, una tienda de mesas para juegos que se está animando con la edición de juegos, como el reciente On Tour.

Si has leído como se juega, os recordará a la idea principal de otros juegos de subastas como High Society, en los que el que más pague estará fuera de la partida, poniendo a prueba nuestro lóbulo frontal. En Q.E. tendremos que saber comprar las empresas a un precio adecuado para no salirnos de la partida pero, a diferencia del juego de Reiner Knizia, aquí no tendremos la información de las cifras que van gastando nuestros rivales.
En este título podemos sentirnos algo incómodos al no tener dinero y, en cierto modo, no tener límites a la hora de pujar. En cuanto pasen un par de rondas veremos que las pujas se adecuan entre los jugadores, siendo los valores de las mismas muy dependientes del grupo. Ha habido partidas en las que se apostaban cientos de miles, y en otras en las que hablábamos de pocos cientos. Eso da igual, porque somos bancos centrales, y tenemos pasta suficiente, siempre que el resto de bancos de referencia también la gasten.

La información oculta hace que este juego se diferencie bastante del High Society del que hablábamos. Por una parte, nos olvidamos del memorizar los billetes gastados por nuestros rivales y empezamos a tener que intuir e interpretar. No es que nadie sepa nada, sino que solo el jugador activo sabrá el precio que paga el ganador de la subasta, haciendo que todos tengamos algunos valores a la vista, pero no la información por completo. Así, en Q.E. trabajaremos con aproximaciones, con referencias de nuestra propia puja. De esta manera, si alguien la gana, sabes que apostó más que tú, pero no cuánto más… Eso, en nuestra opinión, convierte en este juego en algo menos controlable pero a la vez más social e interactivo.
La otra diferencia con High Society es sus bonificaciones a final de partida. Por una parte, una de ellas nace de la loseta de industria oculta que nos reparten al inicio de la misma, de nuevo haciendo que en este juego esté más sujeto a las interpretaciones de lo que nuestros rivales tengan. Por otra parte, encontramos bonificaciones por coleccionar sets o industrias de nuestra nación. Eso hace que los precios de partida de cada turno dependan de lo que el jugador activo considere que ésta vale. Debemos intentar imaginar si el jugador de la nación correspondiente ha gastado más o menos que el resto para poner un precio de salida más o menos elevado. ¡Y recuerda que si te excedes en el precio de la loseta te la acabarás quedando!

Con estas dos diferencias vemos que Q.E. es un juego con algo más de estrategia, especialmente a la hora de saber qué losetas te interesan por tu nación y tu carta de industria oculta, pero que no te permite el control estricto de los gastos de tus rivales, haciendo que pueda gustar a los que no disfruten del juego de Knizia o dejando de hacerlo a los que disfrutan con las subastas en la alta sociedad.
El tema implementado transmite bien la expansión cuantitativa, dado que somos bancos centrales adquiriendo deuda pública. Sin necesidad de añadir elementos que se sientan antitemáticos, todo el juego, incluidas sus bonificaciones de final de partida, tienen una coherencia. Es agradable encontrar conceptos que, al menos nosotros, desconocíamos y que, sin entrar en detalles, parecen sentarle bien a un juego de subastas.
El número de jugadores dentro de su rango es poco importante. Puede que a tres la cosa no brille en su totalidad, pero cuatro o cinco son buenos números. Cabe destacar que hay pequeños cambios si jugamos a cinco, haciendo que el propio juego regule las partidas a distintos números de jugadores.

En resumen, Q.E. es un interesante juego de subastas en el que no hay límite de dinero. Aun así, el más derrochador perderá la partida, como en el clásico juego de Knizia. Es un juego más dependiente del grupo que otros títulos de subastas más sólidos y transparentes como Modern Art (aquí su reseña), donde todo tiene un valor que podemos aproximar. En este juego, la intuición y el faroleo tienen un peso significativo, haciendo que lo disfruten más aquellos que no desean controlar todas las variables. Sin lugar a dudas es un singular ejemplo en la categoría de subastas que aúna un estilo desenfadado, una mecánica única sin techo de presupuesto y una presentación original con pizarras autoborrables que lo hace plenamente recomendable.

Pros
- Subastas con un giro, haciendo que se diferencie de clásicos consolidados como High Society, con el que hacemos una comparación.
- Una edición para todos los bolsillos, ofreciendo un producto sobrio y bien resuelto, un precio muy competitivo.
- Escala adecuadamente: de tres a cinco, todos sus números funcionan más que correctamente, con cambios en la preparación para que pueda encajar la proporción de losetas.
Contras
- Un control incompleto, haciendo que para los más obsesivos pueda ser algo frustrante. Esta es su principal diferencia con otros juegos del estilo.
Este juego ha sido cedido por SD Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!