Dentro de la colección de cajas pequeñas para dos jugadores, Aqualin sorprende por su sencillez y satisfacción bajo dos reglas básicas y muchas maneras de abordar la partida.
Aqualin nos presenta un colorido juego de creación de patrones con un alma abstracta pero con cierto azar y una puntuación final que gustará a todo eurogamer que se preste.
Diseñador/a: | Marcello Bertocchi |
Ilustrador/a: | Sophie Rekasowski |
Editorial: | Devir |
Idioma: | Español/Portugués |
Número de jugadores: | 2 |
Duración: | 20 min |
Edad mínima recomendada: | 10+ |
¿DE QUÉ VA?
En Aqualin intentaremos formar cardúmenes de distintos animales marinos para formar los conjuntos más grandes del tablero. Pero cuidado, puesto que nuestro rival irá moviendo a los escapadizos animales y no será tarea fácil juntarlos, ya sea por especie o por color.
¿CÓMO SE JUEGA?
Aqualin es un título exclusivo para dos jugadores en el que ambos participantes pretenden obtener más puntos que el rival creando sus mejores cardúmenes debajo del mar.
Para iniciar la partida solo debemos colocar el arrecife, o tablero, en el centro de la mesa y mover las 36 fichas de animales marinos, boca abajo, cerca de dicho tablero. Durante la partida la reserva de fichas se mantendrá boca abajo, de la cual inicialmente sacaremos seis piezas que pasarán a estar disponibles para el siguiente jugador.
Antes de empezar la partida un jugador deberá elegir si quiere jugar por figuras o por colores. Esta decisión, arbitraria y sin asimetrías durante la partida, hace que un jugador desee conectar fichas del mismo color, independientemente de las figuras representadas, mientras que otro jugador deberá conectar animales iguales, independientemente del color.
Una vez tengamos clara nuestra misión ya podemos empezar la partida, durante la cual se colocarán las treinta y seis fichas que componen el juego, rellenando por completo la parrilla de 6*6 del tablero.
En nuestro turno podemos hacer lo siguiente:
MOVER (opcional)
Excepto en el primer turno, que no habrá fichas en el tablero, los jugadores empiezan su turno decidiendo si quieren desplazar alguna ficha del tablero.
Si deciden hacerlo pueden mover cualquier ficha del tablero tantas casillas como desee en su propia fila o columna, solo bloqueado o interrumpido por otras fichas ya colocadas, que no puede empujar. Mediante esta mecánica podremos desmontar patrones del rival o recolocar lo que nuestro contrincante haya movido previamente.
COLOCAR FICHA (obligatorio)
El paso principal de nuestro turno es colocar una nueva ficha en cualquier lugar del tablero vacío. Aquí no importan adyacencias y nos permite total libertad, a sabiendas que luego podremos mover cualquiera de las fichas.
Los jugadores tienen siempre seis fichas sobre la mesa, boca arriba, de entre las que elegir. Como ya hemos comentado, unos buscan juntar varias fichas de un mismo color, y otros juntar varios animales iguales.
REPONER FICHA (obligatorio)
Tras jugar nuestra ficha reponemos las piezas disponibles para que vuelva a haber seis posibilidades al alcance del rival. Eso se lleva a cabo al final de cada turno hasta que se agote la reserva, momento en el que aún deberemos ir utilizando las losetas boca arriba hasta agotarlas todas, completando los 36 espacios que contiene el tablero.
Al acabar de completar el tablero solo debemos puntuar. Dado que puede ser un poco confuso, se recomienda seguir el orden de colores y de figuras representado en la primera página del manual para ser más metódicos. Los cardúmenes empiezan a puntuarse solo cuando son dos o más fichas ortogonalmente adyacentes y los puntos obtenidos aumentan con la cantidad de fichas conectadas. De esta manera recibiremos 1/3/6/10/15 por tener 2/3/4/5/6 fichas, ya sean del mismo color para un jugador, o del mismo animal para el otro.
El jugador con más puntos será el vencedor de la partia, que nos invita a jugar la revancha cambiando las formas de puntuar entre jugadores.
¿QUÉ ME PARECE?
Aqualin sorprende por una propuesta con elementos abstractos pero con cierto azar y una puntuación final que gustará a los eurogamers, basada en puntos de victoria. Estos elementos lo alejan un poco de los abstractos de definición más clásica y que, si sumamos su producción, sea un título muy agradable visualmente, además de por sus sencillas mecánicas.
En Aqualin encontramos una creación de patrones interesante y directa que utiliza dos atributos distintos para cada jugador: uno va a colores y otro va a animales. De esta forma, independientemente del atributo cada jugador tendrá la misma cantidad de losetas de baquelita, que son comunes, y de ellos dependerá además de crear buenos patrones propios, reducir los patrones rivales.
Las reglas de juego dejan poco lugar a la duda, son sencillas y claras y parece que no esconda ninguna profundidad en su desarrollo, pero hay que destacar algunos elementos. Por una parte, pese al azar, el expositor de seis losetas y conocer la cantidad total de fichas de un mismo color o un mismo animal es conocida a priori. De esa forma ya sabemos cuántas losetas tenemos que gestionar de cada tipo, sobre todo porque todas ellas serán utilizadas antes de acabar la partida.
Otro elemento interesante es el movimiento previo a la colocación de nuestra nueva ficha. Aunque inicialmente parece un movimiento poco premeditado, da lugar a ciertos bloqueos que permitirán, a medida que avance la partida, afincar y mantener inamovibles algunas fichas que nos interesen por su patrón.
La tensión en Aqualin es creciente y agradable. Sabiendo que todo el tablero se va a llenar veremos como los movimientos amplios del inicio desaparecen y acabamos con un puzzle más encorsetado en el que hay muy poco margen de manioba y entraremos a tener mucho más presente las fichas que quedan por salir, no solo porque sea más sencillo el cálculo sino también porque podremos preveer en qué posiciones pueden acabar dichas fichas.
A nivel de producción es agradable el tacto de la baquelita y tenemos un tablero justo en tamaño, que aboga por mantener un formato de caja muy funcional y que se mantiene idéntico a los títulos previos de KOSMOS. Los animales no presentan problemas al identificarlo, quizás a excepción del caballito de mar y el pez, pero los colores serán un dolor de cabeza para algunos daltónicos.
En resumen, Aqualín se aleja de otros juegos gracias a la inclusión de elementos de azar y una manera de puntuar que convive en cada loseta, aunque los atributos que interesen a cada jugador sean distintos. Ese doble juego y esa capacidad masiva de movimiento al principio lo hace dinámico y con margen para dar sorpresas durante la última mitad de la partida. Esa facilidad por enganchar a jugadores de todas las edades y la puntuación numérica lo acerca al público que, incluso alejado de los abstractos canónicos, puedan disfrutar con este ligero divertimento.
Pros
- Una grata sorpresa que brilla por su sencillez y buen funcionamiento, dejando un buen regusto tras cada partida.
- Pocas reglas entraman buenas decisiones gracias a los movimientos y la tensión creciente que se genera.
- Una producción cuidada en cuanto a materiales para mantener el precio asequible, como de costumbre en esta colección.
Contras
- Quizás el jugador que juega por colores tenga un beneficio a nivel visual, por lo que se recomienda intercalar roles en dos partidas consecutivas.
- Se echa de menos un tablero con inserto plástico para que no se muevan las fichas con tanta facilidad.
Este juego ha sido cedido por Devir Iberia para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!