Menzel se pone a diseñar y dibujar un producto con una interesante a la par que conocida historia bajo unas reglas cooperativas sencillas pero con elementos interesantes que hará disfrutar a todo tipo de público.

En Las Aventuras de Robin Hood encontramos un juego cooperativo con una historia suficientemente interesante y una duración que no asusta.


Diseñador/a:Michael Menzel
Ilustrador/a:Michael Menzel
Editorial:Devir
Idioma:Español
Número de jugadores:2-4
Duración:60 min
Edad mínima recomendada:10+

¿DE QUÉ VA? 

El Sheriff de Notthingam domina con mano dura y Robin, harto de la tiranía, intentará apoyar a los aldeanos, ayudado por los proscritos y por los árboles de Sherwood que permiten que todos ellos mantengan sigilo. Libra tu batalla para poder restaurar la paz, lejos del abuso de poder en este juego cooperativo de ocho capítulos.

Las Aventuras de Robin Hood boardgame juego de mesa

¿CÓMO SE JUEGA?

Las Aventuras de Robin Hood nos propone una historia en la que no solo la narrativa avanza sino también las propias reglas del juego, por lo que solo podemos contaros las reglas más básicas para no caer en los destripes.

Para empezar tan solo debemos leer una hoja de reglas muy visual que describe los componentes y los primeros pasos que, dicho sea de paso, nos lanzan a la primera aventura a modo de tutorial en el que ya utilizaremos el libro de aventuras, elemento central de nuestras partidas.

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Todas nuestras misiones, siendo ocho en total con posibilidad de elegir un camino a seguir para dos de ellas, serán jugadas sobre el mismo tablero que está poblado de troquel reversible, muy parecido a nuestros calendarios de adviento rellenos de chocolate. Dicho tablero representa Nottingham y los bosques más cercanos a la ciudad, Sherwood.

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El elemento narrativo y el hilo conductor de dichas misiones viene plasmado en un libro de notable encuadernación que nos irá describiendo los eventos que ocurren en Nottingham y describiendo los objetivos de los proscritos en cada una de nuestras aventuras.

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El turno habitualmente vendrá determinado por una bolsa de tela opaca. A diferencia de otros juegos, en esta bolsa pronto convivirán cubos, discos y troquel con usos muy distintos, pero que serán mezclados bajo la misma tela e identificados por el tacto.

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El orden de juego dependerá del robo de los discos de dentro de la bolsa. De esa manera, cada jugador, es representado por un disco de su color, mientras que los enemigos tienen discos de color rojo y morado, como veremos más adelante.

Al robar un disco del color de algún jugador, éste podrá llevar a cabo las siguientes acciones:

  • Moverse: el movimiento en Las Aventuras de Robin Hood es lineal y no basado en casillas. El jugador activo debe elegir si moverse rápido, utilizando todas las piezas, o prescindir de la pieza más larga para ir más relajado y poder añadir un cubo blanco a la bolsa. Los cubos tienen especial importancia en el combate, pero tampoco podemos permitirnos el lujo de ir lentos porque el tiempo apremia.
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Ejemplo de un movimiento lento, por lo que el jugador verde introduciría un cubo blanco a la bolsa. Al acabar pisando la loseta con interrogante, podrá actuar con dicho elemento que le llevará a un pasaje del libro.
  • Tras finalizar el movimiento el jugador puede interactuar con elementos del tablero o atacar. Siempre debemos tener a nuestro peón tocando el elemento con el que queramos interactuar. Mientras que en el tablero encontraremos interrogantes que nos llevarán a leer una página concreta del libro, los enemigos tienen un sistema de combate que difiere entre los soldados y los nobles.
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Para combatir debemos robar cubos de la bolsa. Sacaremos uno a uno hasta tres cubos buscando un cubo blanco. Al robar el primer cubo blanco o tras robar tres cubos morados, el combate termina y todos los cubos robados se retiran de la bolsa.

Los combates son importantes puesto que eliminar soldados nos otorga beneficios en forma de más esperanza, que es la unidad de tiempo en Las Aventuras de Robin Hood. Los nobles se eliminan de la misma forma pero sus beneficios son mayores, ya que además de esperanza nos otorgan objetos.

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El juego nos ofrece un sistema de objetos, los cuales encontraremos por el mapa o robando a los nobles. No entramos en detalle de sus usos pues son parte de la aventura.

Como comentábamos más adelante, el tiempo apremia y nos aprieta durante cada ronda. La esperanza de los aldeanos viene representada por los relojes de arena y el marcador de esperanza. Cada vez que robemos un disco rojo se irá consumiendo y el final de la partida se acerará.

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Si nos quedamos sin relojes llegará el final triste…

Y es que los discos de la bolsa no se reponen hasta que se hayan jugado todos, y entre ellos a parte de los de cada jugador encontramos discos para turnos extra para los proscritos, pero también los discos menos deseados:

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Los discos rojos y morados nos perjudicarán durante la partida.

Aunque el disco morado no sale al inicio de la aventura, es un elemento que bien pronto entrará en juego. Mientras que el disco rojo hace agotar el tiempo y que los soldados ataquen a los proscritos que no se hayan escondido en las sombras, el disco o los discos morados hacen que se añadan más cubos morados a la bolsa, dificultando el combate, y desplazarán a Sir Guy de Gisbourne, un caballero que perseguirá al proscrito más cercano.

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Sir Guy de Gisbourne en su veloz corcel.

Como no podía ser de otra manera, cada aventura cuenta con objetivos concretos que determinan el éxito de la misma. De lo contrario, si el tiempo se agota, la partida termina en una derrota. Los jugadores que se enfrenten de nuevo a la misma aventura deberán marcarlo en el tablero puesto que los elementos de búsqueda y los eventos cambiarán en ese segundo intento, algo que evita que juguemos en piloto automático, solo buscando la eficacia de nuestros movimientos.

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¿QUÉ ME PARECE?

Las Aventuras de Robin Hood nos propone un título temático y familiar en el que se mezclan elementos de bag building y desplazamiento lineal que encajan perfectamente en una experiencia narrativa pero no tan larga como para generar dudas de si conseguiremos acabarla.

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Lo que más sorprende de este título es que la suma de varias partes algo interesante lo convierten en un conjunto con detalles novedosos y bien implementados. Un producto que va encarado al público familiar pero, como veremos, no lo pone nada fácil, sabiendo calcular los turnos para que la presión esté vigente sin acomplejar el juego con un formato de turno muy asequible.

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La propuesta temáticamente nos pone en la piel de Robin Hood y los proscritos en su aventura por salvar a Nothingham de la tiranía del Sheriff. Esta conocida historia nos sirve de excusa para crear un mundo interesante a la par que conocido, donde la exploración tiene más peso del esperado. En cuanto a la narrativa, son ocho misiones conectadas entre las que podremos cambiar de número de jugadores sin dificultad, por lo que la sensación de campaña no es tan claustrofóbica. Durante dichas misiones los jugadores tienen una bifurcación, que cambiará el resto de la aventura hasta el final de la misma, dejando cierto incentivo para la rejugabilidad.

Las reglas de Las Aventuras de Robin Hood no pretenden abrumar a nadie, son sencillas y directas, con algunos detalles adicionales que iremos descubriendo a medida que avance la partida. Estas reglas, por otro lado, no son incompatibles con una dificultad bien medida, tirando a alta, por extraño que pueda parecer. Dicha dificultad se modula de forma interesante, no solo aflojando en el segundo intento de cada una de las ocho misiones, sino también ofreciendo un modo “fácil” que ofrece un turno extra por ronda a los jugadores al incluir otro disco gris en la bolsa. De esta forma el autor consigue mantener un título familiar con un reto suficientemente complejo como para que jugones también puedan sentarse sin miedo a tener que medir turno tras turno sus acciones.

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El bag building es uno de los elementos más interesantes del juego. En la bolsa opaca, incluida en la caja como tiene que ser, mezclaremos cubos, discos y algo de troquel para poder aleatorizar varios elementos: el orden de turno, los éxitos en nuestros combates y otros retos y la aparición de los enemigos por el mapa. Esto permite que de forma orgánica y muy sencilla de manejar, tengamos un buen motor de elementos randomizados que ofrecen variedad de situaciones.

Y es que el mapa es otra gran sorpresa. En un espacio aparentemente tan pequeño, pero más lleno de losetas que un calendario de adviento, hay espacio para muchos eventos distintos a lo largo de la aventura. Sin hacer spoilers, son sorprendentes los múltiples usos de las distintas casillas y como en cada aventura el libro nos ofrece un texto diferente, permitiendo que no sea necesario tener un libro desplegable como en Fábulas de Peluche para crear una historia.

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A nivel de producción es agradable ver elementos personalizados, como los meeples de cada personaje, al igual que un libro tan bien acabado en un producto de precio tan contenido como solíamos ver hace una década, y no en la actualidad. Se agradece también que un título dirigido al gran público llegue a nuestro idioma pese al trabajo de traducción de las más de doscientas páginas de manual, en el que hay alguna pequeña errata respecto a los discos grises en la primera aventura.

A nivel de escalabilidad, funciona perfectamente desde su número mínimo, sin necesidad de emular partidas a cuatro jugadores, puesto que con dos aventureros el juego se ajusta especialmente bien sin que los jugadores deban controlar a dos colores a la vez. Por si esto no fuera suficiente, el juego nos facilita cambiar el número de jugadores entre partidas dado que los objetos no se heredan al principio de la siguiente partida. De esta forma los temerosos de no saber si mantendrán un mismo grupo de juego durante las ocho partidas pueden estar tranquilos.

La experiencia de Las Aventuras de Robin Hood a nivel narrativo tampoco se apoya en grandes textos, pero sí en pequeños párrafos bien elegidos, no tan infantiles como cabría parecer y con buen gusto en su forma. Esto permite que sin excederse en longitud, lo que nos transmite es interesante, puesto que los detalles serán relevantes para la partida, la cual siempre tendrá un componente de investigación.

Las Aventuras de Robin Hood boardgame juego de mesa
El juego permite guardar el tablero de manera que sus troqueles insertados no se desplacen.

En definitiva, Las Aventuras de Robin Hood han sido una sorpresa que no es tan familiar como cabría esperar. Siendo accesible para todos los públicos, el juego no se corta en ofrecer dificultad suficiente para que sea un reto, y se pueda relajar si lo deseamos, pero que de forma original nos propone un desafío en el que sacar los escenarios a la primera no es tarea fácil. Una experiencia divertida, con elementos originales y con mucho cuidado en su producción que explica una historia suficientemente larga, pero fácil de terminar.



Pros

  • Una propuesta cooperativa apta para todos los públicos, de reglas sencillas pero dificultad suficiente.
  • Una historia conocida pero interesante, que nos hace viajar por ocho episodios, suficientes para incentivar a los jugadores pero sin miedo al compromiso que generan las campañas.
  • Elementos originales como el desplazamiento y el bag building, y algunos más que descubriremos durante la aventura.
  • Una producción deliciosa por el precio del juego, que además no juega con elementos legacy que eviten su rejugabilidad.

Contras

  • La presentación de mecánicas es un poco lenta para los jugadores más entendidos, tiene un ritmo apto para el público más casual, pero eso no impide que la dificultad sea suficientemente alta.

Este juego ha sido cedido por Devir Iberia para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.