En Frente a los Ascensores encontramos un sencillo juego de cartas en el que la interacción es un elemento central asociado a acciones de corte de las distintas cartas.
Con una temática original, Saashi nos propone un juego de cartas con mucha interacción que podremos disfrutar con toda la familia.
Diseñador/a: | Saashi |
Ilustrador/a: | Takako Takarai |
Editorial: | Cacahuete Games |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 2-4 |
Duración: | 20-40 min |
Edad mínima recomendada: | 8+ |
¿DE QUÉ VA?
En Frente a los Ascensores deberemos intentar que nuestras familias puedan usar los transitados ascensores. Ya sabes, no podremos exceder la carga en estos ascensores y para poder pasar deberás estar de los primeros en la fila, así que organízate bien si no quieres quedarte plantado.

¿CÓMO SE JUEGA?
Una partida de Frente a los Ascensores se desarrolla en tres rondas distintas, durante las cuales intentaremos hacer que nuestros familiares accedan a los ascensores antes de exceder el aforo de cada elevador.
Cada jugador tendrá una familia que les representa, asociado a un color. Cada familia está compuesta por los mismos miembros: hija, hijo, madre, padre, abuela, abuelo y una niña perdida. Estos siete familiares tienen una habilidad de corte de la que hablaremos más adelante.

Dependiendo del número de jugadores habrá que incluir alguna familia adicional, que no coincidirá con las elegidas por los jugadores, o en partidas a dos jugadores cada participante tendrá dos familias en lugar de una.
Una vez creado el mazo común de cartas deberemos barajarlo antes de empezar a jugar. Las traseras de las cartas coinciden con el color de la familia en su anverso. Cada jugador roba las dos primeras cartas de su familia del mazo de robo, y el resto del mazo quedará dividido en tres, dejando dichos mazos a la izquierda de los tres ascensores.

Dado que el juego dura tres rondas, deberemos buscar los tres ascensores, separados por colores, con sus tres cartas cada uno. De esta manera habrá tres ascensores por ronda a los que podremos acceder, cada cual de ellos con una capacidad distinta y unas bonificaciones diferentes, de las que ya hablaremos.

Cada jugador empieza la ronda con dos cartas del color de su propia familia. En el turno, el jugador debe jugar una de sus cartas y, tras esto, robar de alguna de las tres pilas de robo para rellenar su mano.
Sabiendo que el objetivo es que nuestros familiares entre en el ascensor, pero teniendo en cuenta que los últimos en entrar reciben más puntos que los primeros, deberemos gestionar el orden y las habilidades de cada personaje.

Y es que cada familiar tiene una habilidad de corte que deberemos tener en cuenta a la hora de colocar nuestra carta.
A priori, cualquier persona puede colocarse en cualquier fila de los ascensores. Los nuevos familiares van detrás de los familiares que ya estén esperando frente a dicho ascensor. Por suerte, cuando la fila aumente, podremos beneficiarnos de la jerarquía que el juego propone para adelantar a los demás.
Cada familiar tiene en su zona superior su prioridad. Es decir, nos indica delante de quien se colocará en la fila, si es que en ella hay uno o más de los familiares a los que adelanta. Si hay varios de los mismos, se coloca frente al primero de ellos, desplazando al resto de familiares un espacio para atrás. ¡Se ha colado en toda regla!

A la hora de activar habilidades, solo nos importa el miembro de la familia sin contar el color de dichos integrantes. De esta manera, si usamos a una madre la colocaremos delante de un padre, independientemente sus colores.
Las niñas perdidas se han desvinculado de la familia y no entran en dicha jerarquía, por lo que su habilidad es distinta. Cuando colocamos a una niña perdida, siempre irá al final de la fila. Tras colocarla podemos elegir cualquier integrante de la misma familia, es decir color, de ese mismo ascensor y colocarlo detrás de ella. Viene a hacerle compañía, pero desmonta toda la fila para bien o para mal. Estas niñas en los colores de otras familias pueden darnos un buen respiro.
Finalmente hay una regla del café que es muy importante. La gente se aburre de esperar, eso ya lo sabéis, y en Frente a los Ascensores pasa lo mismo. Si al colocar alguna carta, en la fila elegida hay tres miembros de tres familias distintas pero del mismo integrante, los tres se irán de la fila a tomar un café, haciendo avanzar al resto de familiares hacia la puerta del ascensor. El jugador que colocara el tercer miembro, se queda dichos familiares frente a sí, otorgándole puntos al final de la ronda.
La partida sigue en sentido horario hasta agotar todos los mazos de robo, tras lo que cada jugador tendrá un turno adicional y se quedará con una única carta en su mano. Tras esto solo queda puntuar la ronda y preparar la siguiente.

En cada ronda los jugadores obtienen puntos por los familiares que hayan hecho que vayan a tomar café. Ganan un punto por cada set de familiares, a excepción de los sets de niñas perdidas, que otorgan dos puntos.
Luego solo queda revisar la posición de cada familiar en las tres filas de ascensores. Cada ascensor otorga puntos a los tres o cuatro primeros de dicha fila, marcando el aforo máximo. Siempre los últimos en entrar recibirán más puntos que los primeros. Además de esto, los tres ascensores difieren en la preferencia de miembros de la familia. Siempre habrá un ascensor que prefiera a los niños, otro que prefiera a madres y abuelas y el tercero que prefiera abuelos y padres. Las niñas perdidas nunca reciben puntos por su posición en la fila, aunque el espacio que ocupa se cuenta y puede hacer que otros jugadores reciban más o menos puntos.
Tras la puntuación de la ronda, deberemos barajar todas las cartas de familia de nuevo, incluidas que sobraron en la mano de los jugadores. La siguiente ronda se jugará con los nuevos ascensores de cada pila de ascensor, que indican la ronda actual.

Tras tres rondas idénticas la partida termina con la suma de las puntuaciones de estas tres, sin ninguna floritura adicional.
¿QUÉ ME PARECE?
Frente a los Ascensores es un pequeño juego de cartas que presenta, sin miramientos, una interacción constante y unas rondas que equilibran la mínima estrategia que nos permite una mano de solo dos cartas y las elecciones de las cartas nuevas según el color de sus traseras.
Sin encasillar a los diseñadores por su lugar de nacimiento, hay una cierta tendencia en los diseños nipones a traer elementos sencillos pero originales en sus juegos que, además, muy habitualmente o se basan en componentes tradicionales, especialmente cartas, o se mueven al otro extremo, añadiendo componentes visualmente potentes y menos tradicionales. Saashi suele moverse en este estilo de darle giros interesantes a diseños que, pese a no ser del todo inmersivos, sí que propone temáticas atípicas.

En el caso de Frente a los Ascensores tenemos una excusa muy costumbrista, la de subir en ascensores de escasa capacidad, asociado a unas jerarquías bastante tradicionales respecto a los miembros de la familia y las prioridades que tendrían al entrar en dichos ascensores. Toda esa excusa nos permite construir un juego alrededor en el que el control es mayor del que parece a priori, todo ello por querer mantener los mazos de cada familia muy reducidos en contenido.
Y es que las rondas de Frente a los Ascensores son más largas de lo que nos gustaría, en el buen sentido de la palabra. A sabiendas de que el mazo de robo debe agotarse, será difícil delimitar cuándo es buen momento para bajar a nuestros familiares. Durante una ronda la fila de cada ascensor avanzará, se alargará y posiblemente algunos vayan a tomar café, haciendo que sea poco predecible el devenir. Eso hace que las dinámicas de cada fila dependa de como jueguen los demás, de cuántos familiares del mismo tipo se acumulen y de cuántas cartas queden por jugar. En este sentido, no tendremos una certeza absoluta de nuestra posición hasta el final de cada ronda, porque las niñas perdidas y la regla del café generan cambios muy desestructurantes.

El juego impresiona de poco profundo por esas manos de tan solo dos cartas, pero si le damos una oportunidad iremos apreciando el valor de las cartas que robamos y que, en definitiva, tener dos cartas siempre nos permite dejar una en la recámara para el momento más oportuno. El robo de nuevas cartas viendo el color de su trasera permite que calculemos probabilísticamente qué miembro puede esconder dicha carta. Sabiendo que cada familia tiene solo siete integrantes, a mitad de ronda ya podremos elegir según las probabilidades de que aparezca ese miembro que buscamos, según el color que decidamos robar.

Esta interacción constante hace que la primera partida pueda parecer loca, pero que pronto se ve la importancia de no solo saber jugar cartas, sino saber robarlas. Todo ello bajo la elegancia que destila Saashi y que hará que los más y menos especializados en este hobby vean que un simple conteo de cartas con toda la información vista sobre la mesa sea suficiente para darse cuenta de que no queremos robar cualquier carta.
En definitiva, Frente a los Ascensores es un diseño minimalista pero pulcro y con una interacción que delega en los jugadores gran parte de la experiencia. Deberemos intuir y fijarnos en los reversos de las cartas para buscar, con algo de suerte, los familiares que necesitamos. Sin duda, un juego de caja pequeña que sorprende por ese estilo tan elegante de la mayoría de diseñadores orientales, siendo éste otro gran acierto de Saashi.

Pros
- Un filler de cartas que se apoya en una temática original y bien encajada.
- Una propuesta muy asequible para todos los públicos, pero que ofrece más de lo que aparenta.
- Una interacción constante que hace que todos los jugadores deban estar atento a la partida.
Contras
- Por la interacción que propone, se disfruta más a tres o cuatro jugadores.
- Nos hubiera gustado una caja aún más pequeña para llevarlo a cualquier parte.
Este juego ha sido cedido por Cacahuete Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!