Todavía queda espacio para juegos de flickeo de calidad y Carrooka cumple todo lo que propone.
Una mezcla entre el hindú Carrom y el Snooker inglés que nos permite jugarlo en mesa sobre una base giratoria única.
Diseñador/a: | Jack Furnival |
Idioma: | Inglés |
Número de jugadores: | 2-4 |
Duración: | 20-60 min |
Edad mínima recomendada: | 6+ |
¿DE QUÉ VA?
En Carrooka tenemos una mesa de base giratoria que representa la superficie de juego típica del billar pero con una forma circular en lugar de rectangular. Con esta superficie podremos jugar tanto al clásico snooker como al pool; es decir, billar inglés o americano.
¿CÓMO SE JUEGA?
Todos los que sepáis jugar a Snooker sabréis jugar a Carrooka, pero vamos a contar sus reglas para que entendamos el fundamento. Para empezar la partida deberemos colocar las quince fichas rojas en el centro del tablero y las de otros colores en sus respectivas casillas. Pon el marcador cerca, que ya podemos empezar.
A efectos prácticos, nos encontramos ante una reinterpretación del billar, por lo que el juego cuenta con fichas de madera en diversos colores y un percutor, en baquelita de color blanco y de un mayor volumen, que será la única pieza que los jugadores podrán empujar con su dedo.
El objetivo en Carrooka es ganar a puntos a nuestro rival, para ello deberemos seguir unas reglas para anotar puntos introduciendo fichas de madera en los seis agujeros del borde del tablero, evitando realizar faltas que darán tiros adicionales a nuestro rival.
El jugador inicial se elige al azar, el cual deberá realizar un tiro inicial desde la línea de saque. Desde ese primer lanzamiento, como ocurre en el billar, el percutor se dejará allí donde acabe su movimiento, no siendo recuperado por el rival para lanzarlo desde la línea de saque como ocurriría, por ejemplo, en Carrom.
Al inicio del turno de cada jugador hay unos requisitos de colores a seguir:
- En su primer lanzamiento de cada turno, el jugador deberá tocar y puntuar alguna de las quince fichas rojas. Se consideraría falta no tocar ninguna ficha o tocar una ficha de cualquier otro color antes que tocar una ficha roja con nuestro lanzamiento.
- Si con el primer tiro el jugador logra anotar una ficha roja, la retira de la red de su agujero y la deja fuera de la partida. Las fichas rojas no vuelven a entrar al tablero y determinarán el final de la partida. En Carrooka cada ficha otorga puntos, las fichas rojas anotarán un punto a nuestro marcador.
- Tras introducir una ficha válida el jugador puede lanzar de nuevo desde el punto en el que el percutor haya parado. Tras una ficha roja, el jugador debe intentar puntuar una ficha de cualquier otro color: amarillo, verde, marrón, azul, rosa o negro. Cada color tiene una puntuación asociada, por lo que deberemos elegir bien, verbalizarlo en alto y tocar concretamente esa ficha en primer lugar, o de nuevo estaremos cometiendo una falta.
- Tras puntuar una ficha de un color que no sea rojo, deberemos recolocar la ficha en su casilla inicial, por lo que vuelve constantemente al tablero. El jugador podrá lanzar un nuevo tiro que, tras una ficha de color, deberá volver a tocar e intentar anotar una ficha roja.
El jugador acabará su turno si falla en alguno de sus tiros. Siempre y cuando toquen alguna ficha del color correspondiente en su lanzamiento, no se cometerá una falta. Si alguno de sus tiros ocasiona una falta, el rival tendrá dos tiros consecutivos en lugar de uno. Hay varias situaciones que ocasionarán falta:
- Introducir el percutor en alguno de los agujeros del tablero.
- Tocar en primer lugar una ficha que no sea del color objetivo.
- Introducir en un agujero una ficha que no sea del color objetivo.
- No tocar ninguna ficha en su tiro.
- Hacer saltar cualquiera de las fichas fuera del tablero.
- Tocar accidentalmente con tu mano cualquier ficha del tablero.
Es importante tener en cuenta que el tablero de Carrooka es circular y giratorio. Eso hace que podamos acomodar el tablero a nuestro gusto para lanzar con comodidad, a diferencia del resto de juegos de flickeo.
El juego termina cuando se hayan agotado las fichas rojas que, recordemos, no solo son el primer objetivo de cualquier jugador en su turno, sino también las únicas fichas que no vuelven a la mesa.
Una vez todas las fichas rojas se han agotado, deberemos ir anotando las fichas del resto de color en orden ascendente de puntos. A partir de ese momento las fichas no volverán al tablero, por lo que los jugadores deberán apuntar a las siguientes fichas en orden: amarillo, verde, marrón, azul, rosa o negro.
Cuando el jugador anote la última ficha de colores, la partida habrá terminado. El jugador con más puntos será el vencedor.
Aunque dicho tablero está preparado para Carrooka, con sus casillas para sus seis fichas de colores y un diámetro mayor, en la web del fabricante encontramos la posibilidad de jugar al pool o billar americano. En el tablero que tenemos en casa, aunque sea de mayor diámetro, podremos jugar al pool sin problema, por lo que es más versátil que el tablero pequeño.
Las reglas básicas del pool son las mismas que las de Carrooka, la diferencia es que los jugadores deberán ir a fichas rayadas o lisas, no existiendo un sistema de puntuación, sino que el objetivo es puntuar tus siete fichas y cerrar la partida metiendo la ficha negra, la única que es común para ambos bandos.
¿QUÉ ME PARECE?
Carrooka es el ejemplo de un producto artesanal, cuidado y que aunque se apoye en las reglas de un juego clásico, tiene personalidad propia por su forma circular, base giratoria y gran superficie de juego.
Los juegos de flicking suelen ser una categoría en la que cuesta destacar. Aunque ahora encontramos muchos que utilizan bases de cartón o neopreno, los más clásicos utilizan la madera como superficie y eso suele ir de la mano de producciones caras y juegos que requieren un elevado espacio de almacenaje. Aun así, al ser una categoría tan única dentro de los juegos de mesa, donde la habilidad física sobrepasa la estrategia durante la partida, siempre han sido de nuestro agrado.
Mis referentes en esta categoría son y serán Carrom y Crokinole. Con sus diferencias, ya comentadas en la reseña de Crokinole, ambos tienen cabida por estar claramente diferenciados en cuanto a sensaciones. Por una parte Crokinole es más inmediato, más agradecido pero con margen para el aprendizaje, mientras que Carrom tiene una entrada más exigente, más espacio para la estrategia a algunos turnos vista y utiliza percutor como el juego que hoy nos ocupa.
Y es que Carrooka se acerca, y mucho, al Carrom. No solo se intuye por su nombre, sino por compartir el origen del Carrom original. Mientras que el Carrom nace como la alternativa hindú al billar en época colonial, este Carrooka pretende pasar de bolas a fichas planas las reglas del Snooker.
Con la premisa anterior el juego puede parecer un sucedáneo de otras propuestas, como las versiones de mesa que encontramos del fúbol, del golf o de otros deportes de habilidad. Lejos de eso, Carrooka no solo tiene una calidad superior a estos títulos sino que han sabido diferenciarse con dos elementos básicos pero determinantes: un tablero redondo y una base giratoria.
Por una parte, el tablero sin bordes rectos cambia por completo nuestra forma de crear ángulos y eso ya le da un grado de originalidad. Mientras que en Carrom podíamos sentirnos familiarizados con las carambolas, calculando ángulos como haríamos sobre cualquier mesa de billar, en Carrooka es mucho más complejo por sus bordes circulares. Los rebotes son controlables, pero requieren de paciencia y aprendizaje pero, a cambio, generan una nueva dinámica. El borde circular permite que con el ángulo adecuado, si el percutor está cerca del borde, podamos realizar un “Carroo”, un tiro con el que buscamos que la ficha objetivo, con el toque adecuado, siga el borde de madera y entre con facilidad en algún agujero. ¡Parece una tontería pero es algo que debemos dominar!
La base giratoria es el otro elemento poco común en este tipo de juegos. Para empezar, nos facilita mucho jugar sin desplazarnos de nuestra silla, haciendo que sea cómodo jugarlo en cualquier mesa e incluso a cuatro jugadores. Esta facilidad además tiene relación directa con las reglas y eso hay que remarcarlo. Que gire la base hace que, a diferencia de lo que ocurre con Carrom, el juego pueda acercarse más a su versión original, a los billares en los que se inspira. Mientras que en Carrom el percutor siempre vuelve a una línea de saque, Carrooka mantiene esa mecánica de constante movimiento de la ficha blanca o el llamado percutor, algo idéntico a lo que ocurre en el billar clásico.
A nivel de reglas no deja de ser algo que sencillamente replica las reglas del billar. Esto hace que se pueda sentir familiar pero que gracias a su distinto método de juego mediante el flickeo y la diferencia de tamaño y de forma de su zona de juego, se sienta suficientemente diferente. En este sentido, aunque la mayoría no podamos tener una mesa de billar en casa, Carrooka se siente como un producto con personalidad propia y que pretende que se juegue a menor escala y de una forma más manual, aunque con menos márgen para los efectos que podemos hacer al disparar con una esfera.
A todo esto hay que sumar que Carrooka pueden ser dos juegos en uno. Para ello, merece la pena pagar el sobrecoste en precio y espacio del tablero de 81 cm de diámetro respecto a los 68cm del tablero pequeño. Como hemos comentado más arriba, el tablero reducido está ideado exclusivamente para jugar al pool o billar americano, mientras que el que enseñamos en esta reseña está pensado para jugar a snooker, pero nada nos impide jugar al pool. En cuanto a sensaciones, imagino que un tablero más pequeño pueda dar más juego, y su diámetro estará pensado para una partida más directa, pero el tablero que hoy nos ocupa no es tan grande como para dejar de puntuar con asiduidad incluso en una partida de pool, con seis fichas menos sobre la mesa.
Respecto a la escalabilidad, Carrooka es ideal para dos jugadores, pero las partidas a cuatro son tremendamente funcionales si jugamos al pool. El Snooker tiene una capa adicional de planificación que puede dar menos interés a las partidas a cuatro, pero siempre se podría puntuar por equipos o por separado en sus reglas de snooker sin mayor complicación. En todos los casos, la base giratoria hace de las delicias en las partidas a varios jugadores, disminuyendo la importancia de tener una mesa redonda al poder colocar la mesa en el ángulo más cómodo para cada lanzamiento.
Solo queda hablar de la producción, y es que Carrooka no deja de ser un producto fabricado a pequeña escala y de una forma muy artesanal. Los pedidos suelen demorarse semanas, ya que actualmente fabrican por encima de su capacidad. Debemos decir que el juego presenta unos acabados notables, con opciones en maderas más nobles y mesas de competición que, desgraciadamente, no pueden ser enviadas a nuestro país. Y es que el principal problema de Carrooka es que debe importarse desde el Reino Unido y eso hace que el coste de la importación sea de casi la mitad de su coste de venta. Es un problema que a corto plazo no podremos evitar, ya que no se plantea distribución europea por una buena causa, y es que el juego tiene demanda suficiente en su país de origen. No faltan los accesorios en madera, todos ellos con una calidad exquisita y un coste adecuado para lo que ofrecen. En nuestro caso hemos obtenido el soporte de pie y el accesorio para agilizar la preparación de la partida. Como no puede ser de otra manera, el juego admite todo tipo de productos para mejorar la fricción, aceptando la fécula refinada de los antiguos Carrom como productos sintéticos, de los cuales recibiremos una muestra. Personalmente prefiero el polvo blanco, más fino, que el incluido en Carrooka que se siente como arenilla e impresiona de dañar más el tablero a cambio de un ruido más estridente.
En definitiva, Carrooka es el punto medio entre Carrom y el billar inglés. Lejos de parecer una mera adaptación de tablero, en Carrooka vemos que se aprovecha la oportunidad para introducir cambios estructurales que generan nuevas dinámicas de juego: un borde de juego redondo y una base giratoria. Con todo ello, se siente familiar a los que disfrutamos de Carrom pero con una personalidad propia y un margen para reaprender las carambolas sobre una superficie de juego muy distinta. Todo ello permitiéndonos jugar al billar inglés o americano, haciendo que el espacio y el coste se justifiquen por partida doble.
Pros
- Inspirado en el maravilloso Carrom pero utilizando la puntuación del conocido Snooker.
- Una producción cuidada y artesanal que suma valor al producto.
- La base giratoria es algo diferencial respecto a otros juegos de la misma categoría.
- El mismo tablero, el grande, nos permite jugar a snooker y a pool 8, dándole versatilidad.
Contras
- Sin distribución dentro de la unión europea, preparaos para aduanas.
- Sus reglas, aunque conocidas y sencillas de interpretar, no se pueden obtener en formato digital.
Artículos relacionados
3 Comments
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!
Hola! Cuando llegó el juego a España, te lo retuvieron en aduanas y pagaste el “rescate”, o hiciste el pago al recibirlo en casa? Gracias!
Se paga antes via telemàtica. DHL si no me equivoco 😉
Gracias por la respuesta. He estado hablando con el señor Jack estos dias y estoy dentrísimo😅