High Society [Reseña]

Otro juego de pujas del gran doctor Knizia en caja pequeña.

En High Society encontramos unas pujas divertidas y originales en un contenido formato y un arte hipnotizante.

¿DE QUÉ VA? 

En High Society tomamos el rol de personajes de la más alta sociedad parisina. Nuestro objetivo no puede ser otro que vivir con todo tipo de lujos, con vacaciones ostentosas, obras de arte y perfumes. ¡Pero cuidado! Al final de la partida no puedes ser el más pobre de la mesa, o dejarás de pertenecer a la alta burguesía.

¿CÓMO SE JUEGA?

En High Society una partida está compuesta por una cantidad variable de rondas, en cada una de las cuales se llevará a cabo una subasta. La partida terminará de forma inesperada, por lo que deberemos estar siempre atentos.

Cada jugador empezará con la misma cantidad de dinero, que mantendrá oculto en forma de billetes de valores variados.

Para iniciar la ronda solamente habrá que revelar una carta y empezar la subasta por el jugador que haya ganado la subasta anterior. La mayoría de cartas son experiencias u objetos de lujo, que ofrecen al ganador los puntos indicados en la propia carta.

El funcionamiento de la ronda es sencillo, los jugadores pueden sobrepujar o pasar. Para pujar debes aportar uno o varios de tus billetes disponibles, pero debes saber que siempre debes bajar nuevos billetes, sin poder recoger los previos. Si por el contrario, decides pasar, no podrás pujar en turnos futuros.

Cuando todos los jugadores menos uno hayan pasado, el mayor pujador deberá pagar todos los billetes que haya aportado y obtener la carta del centro de la mesa, que dejará visible para el resto de jugadores. Los perdedores recogen su dinero, que volverán a tener disponible.

Además de las buenas experiencias, en High Society hay otras cartas especiales que también se obtienen en formato pujas:

Por una parte, tenemos cartas que multiplicarán nuestros puntos. Esta multiplicación se llevará a cabo al final de la partida, por lo que la diferencia de puntos puede ser muy significativa.

Por otra parte hay cartas negativas, de deshonra. No todo está bien visto entre la gente de la clase más alta. Estas pujas, evidentemente, funcionan distinto ya que el objetivo será no llevarnos esa carta.

En estas subastas los jugadores irán subiendo de valor o pasando, como de costumbre. La diferencia aquí es que el primer jugador en pasar se llevará la carta y recuperará su dinero, mientras que el resto de jugadores perderán todo lo pujado. De esta manera, incluso cuando no te importe especialmente llevarte la carta podemos esperar un par de vueltas para que nuestros rivales pierdan más dinero.

¿Veis que hay cartas de fondo oscuro? Estas cuatro cartas, que estarán barajadas con el resto desde el principio, marcarán el final de la partida. Al estar barajadas, nunca sabremos en qué momento saldrá la cuarta carta, la cual determina el final inmediato de la partida, sin llevar a cabo la subasta actual.

Ahora solo deberemos determinar el ganador. Para ello, cada jugador dice el dinero restante en su mano, el más pobre de la mesa estará fuera de la partida. El resto de jugadores deberá contar sus puntos, sumando y multiplicando según indiquen las cartas obtenidas. El jugador con más puntos será el vencedor. ¡Oh là là!

¿QUÉ ME PARECE?

Este High Society es una de las mejores propuestas de subastas en caja pequeña. Otro gran título de Knizia que vuelve, tras muchos años, con una edición deliciosa ilustrada con mucho mimo por la artista nacional Medusa Dollmaker.

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Que Knizia tiene en su cabeza las mejores ideas en cuanto a juegos de subastas no es nada nuevo. Desde su elegante y variado Modern Art (su reseña aquí) o su Ra, con su versión de cartas Razzia! (su reseña aquí) es, sin duda alguna, un referente en esta divertida y grupodependiente mecánica. Con este High Society tenemos el tercero en discordia, que pretende simplificar las reglas sin olvidarse de algunos elementos muy especiales que destacaremos a continuación.

Lo interesante de High Society es que en una caja pequeña y con una duración de media hora, nos ofrece algo más que un simple juego de subastas consecutivas. Sin estos adornos, que no dificultan sus primeras partidas pero hacen que los nuevos jugadores entiendan los engranajes durante la misma, este juego no sería el referente que es.

Los tres elementos más interesantes de High Society son: el dinero en forma de billetes únicos que no permiten obtener cambio y que, a pequeña escala, requieren cierta planificación como pasa en Ra; las pujas invertidas que ofrecen las cartas de deshonra y el final de partida variable.

Por una parte, saber gestionar los billetes hace que los jugadores deban seleccionar de entrada un buen valor inicial, ya que los billetes pequeños pronto estarán fuera de nuestras manos. Eso requiere planificación y, por otro lado, añade dinamismo, ya que no podremos ir subiendo de 1000 en 1000 francos.

En segundo lugar, las pujas negativas no solo ofrecen frescura sino que también sirven de vía de escape para aquellos que, por ir más atrás en cuanto a puntos, pueden apretar con estas subastas para hacer perder mucho dinero a los rivales a cambio de obtener algo que pueda perjudicarles en menor medida.

Por ir acabando, ese final inesperado hace que cada partida tenga una tensión añadida, haciendo que pese a que podamos llevar una cuenta aproximada de los billetes que le quedan a los adversarios, al no controlar cuando termina la partida, este control tan estricto no será infalible para controlar la situación.

Todo esto ofrece un juego tenso de principio a fin y con una dosis de descontrol que le sienta estupendamente a un juego de duración tan contenida. A diferencia de un Razzia! o un Modern Art, este High Society está encarado a jugar un par de partidas y que las subastas sean, aunque controlables, menos concienzudas que en otros juegos de larga duración.

Respecto a la producción, adoro el trabajo de Medusa Dollmaker y me encantaría que trabajara en más proyectos de juegos de mesa. Esta artistaza española ha logrado un estilo Art Nouveau impecable que le pega estupendamente a la temática del juego. Sin duda, es un juego para enmarcar.

A nivel de escalabilidad es un juego que se disfruta a cualquier número, aunque a tres las partidas puedan decaer un poco por el excesivo control de intereses que podamos ejercer sobre el resto de jugadores. Aun así, no tiene mayores pegas en ninguno de sus números permitidos.

En definitiva, High Society es una alternativa a los juegos de subasta contenida tanto en duración como en su caja. Dentro de esta pequeña caja tenemos unas maravillosas ilustraciones de Art Noveau impecables que, además, nos sirven para disfrutar de un juego de subastas notable. En menos de media hora pocos títulos de subasta ofrecen estas sensaciones, por lo que este proyecto de Knizia es más que recomendable.

Este juego ha sido cedido por SD Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.