Volvemos a la carga con una novedad de GDM Games.

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En esta ocasión, hablaremos sobre Sugi, un juego de 2 a 5 jugadores, ideado por Víctor Samitier e ilustrado con los coloridos dibujos de Alba Aragón. El juego está recomendado de 8 años en adelante, y tiene una duración aproximada de media hora, siendo en mi experiencia más larga si jugamos en pareja.


¿DE QUÉ VA?

En Sugi, los jugadores representan espíritus ancestrales que deberán hacer avanzar a través del bosque de la Isla Yakushima, en Japón, a sus descendientes samurais. El bosque está encantado, por lo que los caminos nunca serán lo que parece y no será fácil llegar al templo. Por si esto fuera poco, cuenta la leyenda que un fantasma se pasea entre esos árboles, ¡cuidado por donde hacéis avanzar a vuestros descendientes!

Sugi es un juego de cartas con un componente de personajes ocultos en el que hay una dosis importante de azar y de faroleo. Un juego de duración corta-media con una complejidad baja, fácil de enseñar y de disfrutar.


¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?

Nos encontramos con una caja de medida estándar en GDM (al igual que Myths at War o Noches de Sangre). En ella encontramos los siguientes componentes:

  • 5 peones de samurai en cinco colores distintos.
  • 1 peón en blanco que representa al fantasma de Sugi.
  • 2 losetas triples que indican el inicio y el fin del bosque.
  • 12 losetas cuadradas de bosque.
  • 10 cartas de árbol genealógico que indican a quién nos interesa llevar al templo.
  • 50 cartas cuadradas de movimiento, con una acción representada en la esquina.
  • Los manuales en cuatro idiomas distintos, como viene siendo habitual en GDM.
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Cuatro idiomas y juego independiente de él. Listo para ser exportado.

Cabe destacar que en la caja sobra aire por doquier, pero que se agradece la iniciativa de hacer juegos independientes del idioma con manuales multi-lenguaje. Por otro lado, la calidad de las cartas es muy aceptable, así como el grosor de las losetas que conformarán el bosque. Por último, se agradecería un modelo distinto de peón para el fantasma, que solo se diferencia de los samurais por el color.


¿CÓMO SE JUEGA?

El juego es muy sencillo y podremos preparar la partida en escasos minutos.

Empezaremos ofreciendo, de forma oculta, un árbol genealógico para cada jugador. En él, aparecerán los colores de los samurais que deberán hacer llegar al templo, al otro lado del bosque encantado.

Para montar el bosque, debemos colocar las dos losetas triples, de inicio y final, dejando entre ellas un espacio para formar una cuadrícula de 3×4 losetas. Las losetas que conformarán el bosque se colocan boca abajo, y se irán revelando a medida que los jugadores entren en ellas.

Los 5 peones de samurais se colocan en la casilla de inicio, mientras que el Fantasma empezará en el templo, que es la casilla final.

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Los cinco samurais y el fantasma, en blanco, al fondo. Echamos en falta más diferencias físicas entre ambos peones.

Cada jugador empezará con 4 cartas en su mano y se determina el jugador inicial al azar.

La secuencia de juego es la siguiente:

  • Fase de planificación: los jugadores, en orden de turno, van jugando cartas ya sea como acción o línea de tiempo.
    • ACCIÓN: descartamos la carta para realizar la acción que nos indique en la esquina.

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      Los cuatro ejemplos de cartas de acción, como podemos ver representado en cada esquina. Los logotipos representan claramente su acción asociada.
    • LÍNEA DE TIEMPO: podemos colocar la carta, boca abajo, en una línea de cartas que se revelarán al final de la ronda.
  • Fase de resolución: cuando todos los jugadores se hayan quedado sin cartas en su mano o se haya alargado la línea de tiempo hasta contener 5 o 6 cartas (dependiendo del número de jugadores), pasaremos a revelar esas cartas. En esta fase, se revelarán de izquierda a derecha, y de forma horizontal, las cartas de la línea de tiempo, llevando a cabo los movimientos descritos en ellas.
    Recordemos que las losetas de bosque se van revelando a medida que algún samurai las pisa. También debemos tener en cuenta que habrá movimientos que no puedan llevarse a cabo, por falta de un camino a seguir u otros obstáculos como el fantasma. El fantasma, que se mueve a través de acciones, empujará a los samurais que encuentre en su camino y, además, será un obstáculo que deberemos flanquear.
  • Fase de mantenimiento: tras lo descrito en la fase de resolución, los jugadores podrán descartar las cartas que deseen, si aún tienen alguna, para acabar de reponer su mano hasta sumar, nuevamente, 4 cartas. Empezará una nueva ronda con el jugador de la izquierda como inicial.

Las cartas de acción nos permiten: voltear losetas colocadas en la línea de tiempo, colocar una carta en cualquier lugar de la línea de tiempo o incluso eliminar una carta. Como podéis imaginar, cualquiera de estas acciones puede desmoronar los planes del dueño de esas cartas, haciendo que su peón se mueva de manera aberrante por el serpenteante bosque encantado.

El Fantasma, por su parte, será movido con una ACCIÓN que así lo detalla. Este ente paranormal tiene ciertas normas de movimiento que difieren de los mundanos samurais. Por su parte, el fantasma puede moverse cualquier cantidad de losetas, aunque siempre en línea recta. Si el fantasma acaba en una casilla con samurais, éstos deben ser movidos por el jugador que haya movido al espíritu a cualquier casilla excepto por la que ha venido el fantasma. Tras expulsar a los samurais, que huyen del fantasma asustados, el peón también se comportará como un obstáculo que los jugadores no podrán atravesar, por lo que deben rodearlo o moverlo ellos mismos en un turno posterior.

El juego terminará cuando tres samuráis lleguen a la casilla del templo, al otro lado del bosque encantado. Cuando esto pase, debemos mostrar sobre la mesa nuestros arboles genealógicos, hasta ahora ocultos, para poder calcular los puntos que nos ofrecen los tres aventureros que han cruzado el bosque. El jugador con más puntos ganará la partida.


¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?

En Sugi el tamaño del tablero de juego no es excesivo, y podremos prever el espacio necesario en cuando preparemos la partida.

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Partida a dos jugadores recién empezada.

Más allá de lo que ocupen las losetas, solamente necesitamos espacio para las cartas de acción, así como para la fila de cartas de movimientos que vayamos usando en la línea de tiempo.


¿QUÉ ME PARECE?

Sugi es un juego divertido y ameno que peca de ser un poco caótico.

El juego, pese a ser más estratégico a dos jugadores, siempre tiene un componente de descontrol importante, puesto que todo lo que podamos jugar puede ser en vano dependiendo de lo que hagan el resto de participantes.

La duración, por otra parte, lo convierte en un buen filler que nos hará desconectar entre dos partidas de juegos para culos duros. Si aceptamos esa premisa y nos alejamos de buscar ese control total en nuestras jugadas, podemos pasar unas interesantes veladas con este colorido y desenfrenado juego.

Jugándolo en pareja nos pareció que el azar de las cartas en tu mano podía verse muy compensado con las jugadas que llevemos a cabo, puesto que solamente tendremos a un rival frente a nosotros, que difícilmente podrá contrarrestar todos los avances que realicemos con nuestras cartas. Por otra parte, si añadimos jugadores, añadimos más caos y momentos inesperados, donde otros harán que nuestros descendientes retrocedan o incluso avancen más de lo esperado… ¡Todo puede pasar!

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Las losetas triples, en este caso la inicial, cuentan con un dorso en blanco y negro.

Cabe destacar que el juego tiene, para mí, dos fases bien diferenciadas durante la partida. Mientras que al principio no podemos ni imaginarnos los descendientes que aparecen en los árboles de nuestros rivales, con el paso de los turnos iremos imaginándonos por donde van los tiros. En el momento en que empecemos a intuir los descendientes de cada jugador, el juego irá cambiando un poco de intensidad. Intentaremos retrasar a aquel samurai que esté más avanzado en el bosque, sobre todo si creemos saber que es descendiente directo de otro participante. Obviamente, y como podéis imaginar, el juego da un margen muy interesante para el faroleo, permitiéndonos avanzar a un samurai que no nos interese, aunque correremos el riesgo de estar ayudando a otro jugador de la mesa. ¿Difícil decisión verdad?

No podemos olvidarnos de que estas cartas cuadradas de movimiento también pueden ser usadas como la acción que indica en su esquina… ¡Y eso puede tener consecuencias inesperadas! Cada vez que quitemos, cambiemos o giremos una carta en la línea de tiempo modificaremos por completo la secuencia que está a punto de ser revelada. Siempre haremos cambios de cartas ocultas, por lo que habrá de todo menos la deseada seguridad que todos querríamos tener. Puede que estemos eliminando una carta que no mueve ningún samurai de los que al dueño le interesen, ¿quién lo sabe? Tal vez, al fin y al cabo, acabemos de picar en su cebo.

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En definitiva, nos encontramos con un juego ameno, muy apto para un amplio abanico de jugadores, que puede sacarse a mesa sin ninguna dificultad. Al no ser un juego frío y calculador, abre sus puertas al público menos exigente, aunque si le ponemos empeño podremos tener mayor probabilidad de hacer llegar a nuestro descendiente en primer lugar.


PUNTOS POSITIVOS

  • Sencillo y para todos los públicos: se convierte en un juego ligero que, gracias a su toque de descontrol, hará que se diviertan todos los participantes.
  • Duración contenida: aunque tendremos juegos más cortos en nuestra ludoteca, Sugi tiene una duración ajustada, genial para descansar tras un juego más sesudo.
  • Diferentes sensaciones dependiendo del número de jugadores: evadiendo parte del caos si jugamos en pareja y perdiendo ese control si jugamos al máximo de jugadores.

PUNTOS NEGATIVOS

  • Caja demasiado grande: comparte caja con otros juegos de la misma editorial, pero no consigue llenarla con sus componentes.
  • Los peones: nos encantaría tener peones más personalizados, al menos para diferenciar al fantasma del samurai por algo más que el color.

Este juego ha sido cedido por GDM Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.