La Batalla de Versalles [Reseña]

Salt&Pepper sigue apostando por cajas contenidas, un arte delicioso y temáticas atrevidas.

Un enfrentamiento asimétrico y constantemente tenso basado en un evento histórico muy alejado de la guerra pero no por ello menos interesante y original.

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¿DE QUÉ VA? 

En La Batalla de Versalles cada jugador interpreta un bando que pretende demostrar ser el referente mundial en la moda. Este enfrentamiento histórico sobre la pasarela de los Estados Unidos contra la consolidada Francia estará lleno de hostilidades pero muy distintas a las que solemos ver en otros títulos card-driven.

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¿CÓMO SE JUEGA?

Una partida a La Batalla de Versalles se desarrolla en un máximo de cinco rondas, las cuales pueden verse interrumpidas si alguno de los dos bandos cumple alguna de las condiciones de victoria, las cuales no son idénticas para cada jugador. Para empezar una partida deberemos desplegar las losetas de pasarela en el centro de la mesa, preparar el Palacio de Versalles con sus losetas mezcladas y ocultas, y que cada jugador elija su bando: Francia o Estados Unidos.

Cada una de las cinco rondas sigue una misma estructura, que se representa por el avance de una modelo por la pasarela. Cada una de las losetas representa una fase de la ronda en la que los jugadores robarán cartas y las usarán con distintos fines. Las rondas pueden ser contabilizadas por las cartas de diseñador, ya que hay cinco por bando y se irán descartando al final de cada ronda.

ROBAR CARTAS

La primera acción a llevar a cabo es la de obtener nuevas cartas. En este paso ya encontramos una asimetría entre ambos bandos y para eso debemos conocer cómo funcionan las losetas y qué tipo de cartas tenemos en La Batalla de Versalles.

Cada uno de los jugadores tiene un mazo de cartas únicas y distintas a las de su rival, las cuales se dividen en tres tipos:

Como vemos en el icono superior derecho, las cartas se dividen en vestidos, celebrities y eventos. Cada una de las cartas tiene un funcionamiento y unas ventajas distintas, que explicaremos en la fase de jugar cartas. Aun así, todas ellas en su borde inferior tienen un valor en dinero y una cantidad de cartas, haciendo que cualquiera de ellas pueda ser descartada para la acción de recaudación o para robar cartas adicionales en la mano.

Las losetas por las que se irá desplazando la modelo, indicando la fase de la ronda en la que nos encontramos, puede ser mejorado por cada uno de los bandos para mejorar la acción. De esta forma los jugadores pueden robar más cartas, tener beneficios para acciones concretas u obtener más prestigio.

JUGAR CARTAS

Las fases de jugar cartas ocupan la mayor parte de la ronda. En este caso, el bando francés siempre jugará cinco cartas mientras que el americano solo tres. Mediante mejoras, el jugador americano puede hacerle pagar un sobrecoste al francés, pero nunca jugará más de tres cartas.

Mediante estas cartas, los jugadores obtienen beneficios dependiendo del tipo utilizado:

• VESTIDOS: estas cartas se colocan en la columna en la que se encuentre actualmente la modelo. Hay cinco posibles posiciones para los vestidos, los cuales no solo otorgan puntos sino que contienen patrones de sus estilos, un set collection que tiene dos usos. Por una parte, el jugador americano intentará añadir seis iconos distintos a un mismo vestido para ganar la partida, mientras que ambos jugadores pretenden obtener prestigio con los mismos y cumplir los requisitos del diseñador.

• EVENTOS: estas cartas tienen un texto que explica su utilidad. Una vez utilizada se descarta. Es importante tener en cuenta que el descarte en La Batalla de Versalles es muy importante, ya que en muchas ocasiones jugaremos cartas del mismo, por lo que a veces es interesante tener alguna carta de cada tipo en esta pila para beneficiarse de estas acciones.
• CELEBRITIES: estas cartas se colocan fuera de la pasarela, bajo el palacio de Versalles. Cada jugador empieza por un extremo del tablero pudiendo echar al rival si coloca suficientes celebrities. Estas cartas pueden otorgar puntos de prestigio y conceder una habilidad al ser jugadas. Adicionalmente, en la casilla donde las coloquemos también veremos una habilidad que se activa al colocar la carta.

En el ejemplo superior vemos al Fotógrafo de moda, una celebrity americana. Como es la primera, se coloca en el borde izquierdo del tablero. Dicha casilla permite al jugador robar una carta y el fotógrafo no solo otorga prestigio, como vemos en la estrella, sino que permite al jugador mejorar la loseta de diseñador, como vemos en el icono de las tijeras.

Adicionalmente, cualquiera de los turnos en los que debamos jugar una carta, podemos optar por descartarla para robar tantas cartas como indique el borde inferior o añadirla, boca abajo, a la columna de Recaudación, que explicaremos a continuación.

ACCIÓN DE RECAUDACIÓN

Cuando la modelo llegue a esta casilla los jugadores podrán, si quieren, añadir una nueva carta boca abajo a la columna de Recaudación. A esta carta se le pueden haber unido otras cartas jugadas en turnos previos.

Esta acción se resuelve mostrando las cartas y sumando el valor en dinero de la zona inferior de dichas cartas. Se resuelve por mayorías haciendo que el jugador con más dinero, o el francés en caso de empate, pueda obtener dos losetas de Versalles. El rival si ha aportado al menos la mitad que su contrincante, obtendrá una loseta de Versalles.

Recordemos que estas losetas de Versalles, las cuales se irán revelando por adyacencia cada vez que robemos una de las visibles, no solo proporcionan acciones de uso inmediato, sino también contienen banderas de Francia. El jugador francés puede ganar la partida si consigue 15 de estas banderas.

ACCIÓN DE DISEÑADOR

Los diseñadores no solo sirven para contar la ronda, habiendo cinco por jugador que serán descartados progresivamente al final de cada ronda, sino que están visibles en todo momento, desde el principio de la ronda, para poder conocer sus requisitos.

Cada diseñador nos ofrece acciones extras si cumplimos los patrones que nos requiere. Si los vestidos contienen el tipo de estilo o patrón que requiere el diseñador de esta ronda, el jugador podrá activar la acción descrita. Los iconos requeridos suelen ser parejas y nos permiten acciones que podremos realizar en más de una ocasión si conseguimos varias parejas de iconos.

En este ejemplo, el diseñador nos permitirá mejorar la loseta de prestigio por cada dos símbolos de sobriedad (icono de vestido blanco) y mejorar una acción a nuestra elección de jugar carta por cada dos símbolos de vestido clásico.

ACCIÓN DE PRESTIGIO

Como último paso, nos queda la acción de prestigio. En esta fase tan solo deberemos sumar los iconos de prestigio visibles por toda nuestra zona de juego. La propia acción si está mejorada nos otorga prestigio, pero también lo harán los vestidos, las celebrities o el diseñador de la ronda actual.

La diferencia entre el prestigio de cada bando será sumado en un contador. Dicho contador será el que determine el ganador de la partida si no se desencadena el final de forma precipitada. Si algún jugador excede 15 puntos a su rival, la partida también se verá finalizada.

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¿QUÉ ME PARECE?

Lo que La Batalla de Versalles hace especialmente bien es trasladar a un conflicto muy poco bélico una mecánica de motor de cartas muy propia en esta temática, en cuyo bando suele haber dos naciones enfrentadas, algo que sí veremos en este juego. Este sarcasmo temático, buscado y logrado, no solo funciona sino que adapta algunos otros elementos de juego a la pasarela de una forma brillante.

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Por lo que nos comentaron los diseñadores del juego, la idea detrás de La Batalla de Versalles viene dada por el editor del juego, Gonzalo, con la idea muy clara en intentar que se publicara un título acerca de dicho evento de moda. Así, con esa idea en mente, la dupla de diseñadores se proponen dicho reto de trasladar un evento, que poco conocían antes de ponerse a trabajar en esta genial idea, a unas mecánicas de card-driven. Esta mera anécdota para mí transmite la implicación de los autores y la capacidad de amoldarse no solo a una mecánica que no habían explotado todavía, sino también a indagar en un evento tan peculiar.

En su esencia el juego nos hará sentir cómodos si conocemos los juegos basados en motores de cartas. Encontramos las cartas con varios usos, aunque aquí no tengamos los clásicos puntos de comando, sustituidos aquí por robar alguna carta adicional a la mano o aumentar nuestra recaudación. El resto de cartas, como suele ser habitual en este tipo de juego, las iremos bajando a la mesa sin coste alguno, utilizando un tempo de partida que difiere entre los dos bandos. Y es que La Batalla de Versalles es un juego en el que la asimetría se siente lo suficiente, tanto en los turnos y mazos diferentes entre jugadores, como en objetivos de final de partida y, por ello, formas de abordar los mismos.

Esta asimetría permite que sintamos una buena inmersión temática, representando un bando americano capaz de lucir grandes vestidos con mayor parafernalia, mientras que el bando francés busca también la reparación del palacio y tiene más capacidad de jugar cartas, por su amplia tradición en el mundo de la moda. Además de estas diferencias a la hora de jugar, las propias mecánicas de las mejoras del tablero hacen que las distintas acciones se acerquen al mundo de la moda y las celebridades de una forma agradable y poco forzada.

Toda la dinámica generada durante la partida hace que los jugadores deban mantener los ojos bien abiertos a los distintos focos de la partida. Aunque crear vestidos puede parecer lo más interesante y es el elemento central del juego, las múltiples formas de ganar la partida hacen que los rivales deban mantener cartas que les permitan reaccionar a los avances del contricante. Tener en cuenta las celebrities usadas por el rival, vigilar que el jugador francés no obtenga muchas losetas de Versalles… Y si todo esto se mantiene en equilibrio, algo que pronto conseguiremos si ambos sabemos jugar, la batalla se resolverá con la influencia, un verdadero tira y afloja constante.

Esta la asimetría no abrumará a los jugadores, ni tampoco lo hará sus mazos únicos para cada bando. Con solo 35 cartas por mazo, los jugadores tardarán una o dos partidas en empezar a reconocer y recordar los eventos rivales, su capacidad de contrarrestar nuestras jugadas y otros elementos obvios como el mayor valor de los vestidos americanos. Es una leve curva de aprendizaje que merece la pena por su significativo aporte en cuanto a profundidad, sin ser uno de esos títulos que requiera de muchas partidas para conocerlo bien.

Y es que La Batalla de Versalles es un juego de una duración muy contenida pero bien equilibrada. Las cinco rondas pasarán volando y nos dará la sensación de no poder completar nuestras intenciones o rascar algún punto de prestigio adicional. No se trata de un filler al uso, pero sí de esos juegos que brilla por saber medir cada minuto de su duración para balancear las decisiones de peso sin alargar la experiencia.

Aunque se sienta un juego directo, eso no quita que tenga algunos elementos de variabilidad que pueden ser amoldados a la experiencia de los jugadores. Las losetas de pasarela pueden ser mezcladas, bajo unas sencillas reglas, para cambiar el tempo de jugar cartas por parte del americano o alterar el orden las tres últimas acciones para que la recaudación pueda ser posterior a la fase de diseñador. Esto es un añadido interesante y que sin alterar las reglas sí cambia la forma de estructurar nuestra estrategia.

De la producción cabe destacar el buen gusto para las ilustraciones, cuidadas y con una personalidad propia. Estas ilustraciones no ensucian la funcionalidad de las cartas y una iconografía clara y limpia, que hace que jugar sea cómodo y práctico. Lo menos destacable es el peón de la modelo de la pasarela, siendo una peana de troquel, pero algo asumible por el coste y precio del producto.

En definitiva, La Batalla de Versalles propone un enfrentamiento cuyo evento histórico se siente muy fresco dentro de los juegos card-driven. Un excelente ejemplo de temática diferente, casi irónica, para traer un título exclusivo para dos jugadores, con una asimetría justa para sentirse significativa pero no abrumadora, y una duración contenida que equilibra un mazo de cartas versátil, con opciones de estrategia pero sin exigir muchas partidas para conocerlo en profundidad. Sin duda alguna, el título que más nos ha sorprendido de la editorial y que nos demuestra que sus autores aceptan cualquier reto que se les proponga.

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Este juego ha sido cedido por Salt&Pepper Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.