Hoy toca hablar de otro título de Uwe presentado el pasado Essen y que no se basa en ninguno de sus títulos anteriores.
En Robin von Locksley encontramos una divertida carrera en la que el movimiento del caballo de ajedrez tiene el protagonismo.
Diseñador/a: | Uwe Rosenberg |
Ilustrador/a: | Maren Gutt |
Editorial: | Wyrmgold GmbH |
Idioma: | Inglés |
Número de jugadores: | 2 |
Duración: | 30-45 min |
Edad mínima recomendada: | 10+ |
¿DE QUÉ VA?
En Robin von Locksley tomamos el rol de no uno, sino dos ladronzuelos que pretenden quitarle a los ricos los bienes más valiosos para entregárselo a los más necesitados. ¡Tienes competencia, así que deberás que viajar al galope sobre tu caballo!
¿CÓMO SE JUEGA?
En Robin von Locksley intentaremos dar dos vueltas al tablero de tareas antes que nuestro rival, para lo que deberemos ir recogiendo los mejores recursos moviendo a nuestro caballo.
En cada turno los jugadores llevan a cabo estos dos sencillos pasos:
MOVER EL CABALLO
En el centro de la mesa tendremos una parrilla de 5 x 5 con losetas de recursos. Estas 25 losetas pueden contener joyas de seis colores distintos, y son los recursos que venderemos para obtener monedas.
El jugador activo debe mover su caballo como si del ajedrez se tratara. Se llevará la loseta del lugar en el que acabe y repondrá el hueco que dejó atrás. ¡Ya hemos robado algo!
CUMPLIR REQUISITOS
Ahora ya dejamos de lado el caballo y miramos a nuestr@ Robin. ¿Podremos cumplir las tareas?
Nuestro objetivo es tener lo que cada tarea nos vaya pidiendo. De esta manera, en un mismo turno podemos avanzar varias casillas si cumplimos los requisitos. No es extraño quedarse varios turnos en el mismo lugar y, más adelante, avanzar muchas tareas de golpe. ¡Cuidado con eso!
Las tareas suelen pedirnos tener recursos de algún color, tener una posición concreta de nuestro caballo respecto al rival o tener más o menos joyas que nuestro rival. ¡Y a veces nos piden tener monedas! En cualquiera de los casos, solo necesitamos poseer el requisito, no gastarlo.
Las monedas no solo nos sirven para cumplir algunos requisitos, sino que también podemos usarlas para saltarnos una tarea que no podamos cumplir. ¿Y de donde salen las monedas?
Para obtener monedas deberemos vender joyas. Cualquier jugador puede vender en su turno de una forma bien sencilla: tomas todas las joyas de un mismo color, descartas dos de ellas y el resto las volteas para que muestren su cara con una moneda. ¡Fácil!
El primero que logre cerrar la partida, completando la última tarea, que siempre se basa en recaudar 4 monedas, será el vencedor. ¡Viva Robin von Locksley!
¿QUÉ ME PARECE?
Robin von Locksley no inventa la rueda pero mezcla dos mecánicas interesantes y ofrece una variabilidad entre partidas que obliga a los jugadores a trazar cierta estrategia a largo plazo.
Fue una sorpresa saber que una editorial novel, como era Wyrmgold GmbH firmaba un diseño de Uwe y, tras esto, me agradó mucho más saber que el diseño no era otro polyomino más ni otro refrito. En Robin von Locksley, que pude jugar con el editor, encontré un juego familiar pero ingenioso que no solo me gustó sino que deseaba volver a jugarlo pronto.
Uno de los detalles más importantes del juego es su estructura de carrera. Los jugadores saben su objetivo final, el de dar la vuelta a los objetivos, pero el ritmo, como en cualquier carrera, lo marcan los propios jugadores. De esta manera, uno de los elementos que más disfruto en este título es el poder ver como, tras un par de turnos sin movernos de sitio, podemos avanzar no una sino varias losetas de requisitos y sacar una buena ventaja a nuestro rival. Eso, además de que me encaje bien en el tema del juego, permite que podamos planificar a un mayor plazo del que cabría esperar.
El otro elemento que me gustaría destacar es el de la variabilidad entre partidas. En este juego encontramos varias losetas que no se usan en la partida, y que se colocan aleatoriamente, por lo que tenemos preparaciones bien distintas que, dentro del concepto de carrera, pueden simular ascensos y descensos por su dificultad en ser superadas. Eso hace que haya partidas con cambios significativos entre ellas y que los jugadores puedan ver cuándo es más importante guardar algunas monedas de oro para superar esos requisitos más complicados de cumplir. No solo es la variedad de losetas, sino que en las reglas no se olvidan de ofrecer una variante más sencilla para los peques que quieran aprender a controlar el salto del caballo, o poder ajustar la duración de la partida dependiendo de la cantidad de losetas de requisitos usadas. ¡Bien por estos detalles!
Más allá de esto, el juego es conservador en su originalidad, básicamente usando un movimiento típico de ajedrez y un sistema de venta que potencia al jugador que más paciencia tenga. El resto es un set collection que, dentro de lo clásico de la categoría, se apoya en el conocimiento de los siguientes requisitos para que los jugadores puedan anticiparse y trazar sus movimientos a varios turnos vista. Por todo ello es una gran noticia que Delirium Games se atreva a editar el juego en español.
En definitiva, Robin von Locksley no es un juego sobrecomplicado y se queda en algo más que un familiar, pero un familiar con virtudes a destacar. No solo aúna dos mecánicas conocidas pero armónicamente implementadas, sino que en su mezcla permite que los jugadores tracen estrategias a medio plazo, dándole mucha coherencia a la temática de carrera. Un juego elegante y sencillo que, además de bonito, no se olvida de ofrecer variantes para todos los gustos, ya sea por duración o por dureza.
Pros
- Una mezcla original de mecánicas.
- Personalizable en duración y dureza.
- Suficiente variabilidad entre partidas.
Contras
- Exclusivo para dos jugadores.
Este juego ha sido cedido por Wyrmgold GmbH para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!