Un juego con varios siglos de antiguedad vuelve a dar un golpe en la mesa para demostrar que no envejece nada, pero que nada, mal.
Perudo es un juego de faroleo y probabilidades condensado en un turno sencillo, dinámico, y muy entretenido. Volvemos a tenerlo disponible con una edición colorida, para que todos los públicos disfruten de dicha genialidad.
Diseñador/a: | Richard Borg |
Ilustrador/a: | Rita Åse Bildgården AB Design Edge H.P. Hoff Martin Lodewijk Thierry Masson Heinz Grafische Werke Ron Zalme |
Editorial: | Asmodee |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 2-6 |
Duración: | 30 min |
Edad mínima recomendada: | 8+ |
¿DE QUÉ VA?
En Perudo encontramos un juego de probabilidades, faroleos y apuestas en los que deberemos convivir con la incertidumbre y con las mentiras. ¡Sube la apuesta o duda de la anterior para poder ser el ganador en un juego de información oculta y no quedarte sin dados!
¿CÓMO SE JUEGA?
En Perudo los jugadores reciben un cubilete de su color y cinco dados que coincidan con el mismo. No necesitamos nada más para empezar a jugar.
El objetivo del juego es sencillo: mantenernos los últimos en pie, apostando o desconfiando de las apuestas de los rivales, que irán perdiendo dados cada vez que tomen una decisión equivocada y el faroleo no haya surgido efecto.
Antes de cada ronda los jugadores lanzan todos los dados, que inicialmente son cinco, con su cubilete; de modo que los rivales no vean los resultados. De esa forma cada jugador sabe qué tiene en su poder, pero deberá jugar intuyendo o calculando probabilidades de todos los dados sobre la mesa, es decir, todos aquellos que tienen sus rivales pero que ellos no ven.
Empezando por el jugador inicial, que en rondas futuras será aquel que haya perdido un dado en la ronda anterior, los jugadores deben subir la apuesta o dudar de lo propuesto por el jugador anterior.
APOSTAR
Los jugadores pretenden decir una cantidad de dados de un determinado valor, contando no solo con sus dados sino con los de los rivales, los cuales no van a poder ver durante la ronda hasta que destape y desencadene la resolución. Los dados de seis caras tienen valores del 2 al 6 puesto que el lado de valor uno es sustituido por el tucán Paco, que cuenta como comodón. A efectos prácticos, tenemos un tercio de cada valor, dado que dos caras, contando con los comodines, deberían mostrar nuestro valor deseado.
Así pues, viendo nuestros dados podemos ir sobre seguro o, lo más interesante, sobrepujar por encima de lo que tenemos, contando con algún valor más del dado que queramos, presionando así a los rivales.
Si, por ejemplo, decimos que hay “tres dados de valor 5” es porque consideramos que entre los dados de todos los jugadores, al menos, habrá tres caras que muestren el cinco, teniendo en cuenta los resultados naturales y las caras de Pacos, que son comodines.
El siguiente jugador nunca puede pasar, por lo que solo puede aumentar la subasta o, en caso de dudar del valor dicho por el rival, decir “DUDO” o “lo dudo” (que mola bastante menos).
Para sobrepujar tenemos tres opciones:
- Decir más cantidad de dados manteniendo el valor de los mismos. Siguiendo con el ejemplo de arriba podríamos decir cuatro o cinco dados de valor 5.
- Decir la misma cantidad de dados, o más, pero con un valor superior. En el caso del ejemplo, solo podríamos “tres dados de valor 6” o, si queremos, una cantidad mayor de dados.
- Convertir la puja a Pacos, es decir, comodines. Si la cifra o la cantidad de dados te genera vértigo pero no te atreves a dudar, puedes rebajar la subasta pasando a una cantidad de Pacos de al menos la mitad de la cantidad previamente pujada. Siguiendo con el ejemplo inicial, como se dijo “tres dados de 5”, si queremos pasar la puja a comodines deberemos decir, al menos “dos Pacos”. Esto reduce la cantidad y permite que bajen las apuestas, pero no puede ser nuestra apuesta inicial.
- Tras pasar la apuesta a Pacos, podemos volver a decir cualquier otro valor que no sea comodines, pero deberemos multiplicar por dos la cantidad de dados más uno. Siguiendo el ejemplo de “dos Pacos”, el siguiente jugador puede decir cinco dados, o más, del valor que prefiera.
Alternativamente podemos dudar de lo que ha dicho el siguiente jugador. Si es así se lleva a cabo el DUDO.
DUDO
Cuando sea tu turno, si condieras que no hay tantos dados del valor que ha dicho tu rival, puedes dudar de su apuesta. Esto termina inmediatamente la ronda y hará que alguien pierda dados.
En dicho momento se revelan todos los cubiletes para comprobar la apuesta. Si hay al menos tantos dados como dijo el jugador retado, el jugador que dudó deberá perder un dado de los cinco iniciales, por lo que tus dados son las vidas que te quedan. Por el contrario, si la duda era cierta, el jugador de la última apuesta perderá uno de sus dados.
El jugador que perdió el dado se convierte en el próximo jugador inicial. Si alguien se queda sin dado queda eliminado de la partida.
La partida termina cuando un único jugador mantiene dados, habiendo eliminado a todos sus rivales.
VARIANTES
En las reglas originales de dicha edicion hay dos momentos especiales.
Por una parte tenemos un turno palífico. Si un jugador pierde su cuarto dado y, por lo tanto, solo le queda un dado, su próximo turno será palífico, algo que deberá anunciar. En dicho turno los comodines no cuentan como comodines, sino como dados de valor uno. El jugador palífico puede empezar con cualquier valor su apuesta inicial, incluido el uno. El resto de jugadores debe seguir el valor, solo pudiendo aumentar la cantidad de dados. Cuando vuelva a tocarle el turno, en la misma ronda, al jugador palífico, él sí podrá modificar el valor o pasar la apuesta a Pacos según las normas habituales. De este peculiar turno encontramos alternativas más sencillas en variantes de la BGG.
Por otra parte, cualquier jugador en cualquier momento puede gritar “CALZA”. Si eso ocurre se interrumpe la ronda actual y se revelan dados. Si la apuesta es, exactamente la cantidad que se muestra sobre la mesa, el jugador que calzó recuperará un dado de los que haya perdido durante la partida. Encontramos también variantes en las que solo se puede calzar en nuestro turno, y no en el del resto de jugadores, u otras que no solo dan un dado al arriesgado calzador, sino que el resto de jugadores pierde un dado por dicho acierto.
Sin lugar a duda, las reglas básicas tienen margen para pequeñas modificaciones que encajen en nuestro estilo de juego. En el foro adecuado de la BoardGameGeek encontramos variantes con cambio del sentido de juego, con pérdidas de dados calculadas por la diferencia entre la realidad y la apuesta verbalizada, etc… Es una maravilla ver el cariño y las modificaciones, en muchos casos, dependiente de los países donde se juega.
¿QUÉ ME PARECE?
Perudo es una muestra de que menos es más, con un juego que se apoya en la estadística y el faroleo para ofrecer apuestas sencillas y frenéticas. Un título que solo precisa de cuatro dados por jugador para darnos una diversión difícil de transmitir con tan poco juego.
Aunque para jugar a Perudo no necesitas Perudo, es de agradecer que la versión sea tan simpática, contenida y asequible, como la que acaba de llegar a tiendas. Es una razón de peso para, si vamos a jugar a menudo, algo que será muy probable, nos decidamos por aportar nuestro granito de arena a un diseño atemporal y difícil de rechazar.
Las reglas de Perudo son más complicadas de explicar que de ver. El sobrepujar puede ser un concepto abstracto para los menos jugones, que pueden perder el ritmo cuando las apuestas bajan a Pacos; pero todo eso se resuelve al ver una ronda o dos de su funcionamiento. Y es que Perudo tiene más margen de maniobra de lo que cabría esperar gracias a la mecánica de aumentar apuesta, con dos formas distintas, o bien la de partir a la mitad la cantidad de dados para apostar por los comodines o Pacos. Esto crea una dinámica de subida que puede ser frenada al pasar a Paco, algo que hará que los jugadores tengan un callejón cuando parezca que se quedan sin salida, aunque sea para farolear.
Y es que el farol es nuestra forma de vida en Perudo. Por suerte, no se trata de mentir con lo que tenemos, sino de tener que intuir lo que hay sobre la mesa, debajo de los cubiletes de los rivales. Es por eso que como la información básica ya cuenta con que nos apoyemos en la estadística, los menos acostumbrados a mentir no se sentirán tan fuera de lugar como otros juegos más directos como Coup (su reseña aquí) o el clásico Love Letter.
En esencia Perudo es un juego en el que las probabilidades son nuestro mayor apoyo, lo demás es actitud. Nunca tendremos seguridades, pero sí sabremos que una tercera parte de los dados deberían mostrar nuestro valor elegido, sumado a los comodines. Esta premisa deberemos grabarla a fuego, amoldarla y rectificarla con nuestros resultados, y a partir de ahí poner nuestra mejor cara de convicción o nuestra cara de inseguridad si queremos crear una duda en nuestra ventaja.
Precisamente que se apoye en las probabilidades hace que funcione a todo número de jugadores. Las partidas a dos pueden ser más calculadoras pero muy entretenidas por su velocidad de resolución, a las cuales añadiría una variante de “calza” en la que si aciertas la apuesta no solo ganas un dado, sino que el rival pierde uno de los suyos. En partidas a su número máximo deberemos esperar una dispersión del control o un entreturno que hará que la apuesta suba excesivamente en la siguiente vuelta; pero que cuyas risas y experiencias compensan el tiempo de juego. En este sentido, la velocidad de juego hace que la eliminación de jugadores no se lleve mal, con posibilidades extraoficiales de aplicar algunos ajustes de regla para que el ritmo no decaiga ni el aburrimiento se adueñe de los jugadores fuera de la partida. Es de agradecer que incluya un sexto jugador, haciendo que se trate de un número que se deja fuera en muchos otros juegos, incluído fillers.
Y es que hablar de Perudo es hablar de variantes. La popularidad del juego hace que haya muchas modificaciones de reglas leves, muchas de ellas culturales, que nos permiten coger un poco de aquí y de allá para amoldarlo a nuestro gusto. De ello destacar otras formas de turnos palíficos, esa ronda particular que pretende ayudar al jugador que está a punto de quedarse sin dados, u otras formas de calzar, ese tipo de reto que busca acertar la cantidad exacta de dados. Con pequeños ajustes podremos darle un punto más de control o de caos, simplificar unas reglas ya de por sí sencillas, o hacer que la partida se desarrolle más rápido con penalizaciones mayores al ser pillado o dudar de una apuesta acertada.
De la producción reivindicar que aunque sea un juego que todos podemos apañar, la editorial ha sabido que cuenta con ese handicap, por lo que aboga por una edición sencilla pero colorida, que le da personalidad y que, cuyo precio, hace que pueda ser interesante para cualquiera, incluso los que tenemos centenares de dados en casa. Se agradece la bolsa de tela, al más puro estilo Jungle Speed, para poder prescindir de la caja de cartón y tener Perudo a mano para cualquier ocasión.
De la escalabilidad, tener en cuenta que el juego nos permite llegar a los seis jugadores por la cantidad de componentes. En sí mismo, nada limita jugarlo a otro número si tuviéramos más dados de colores. En cualquier caso, funciona en todo su rango dando una dinámica mucho más distendida si apuramos a los seis jugadores, con un entreturno más largo pero una sensaciones similares. Es un título que por diversión es fácil que vea mesa a muchos participantes, pero que funciona excelentemente bien a pocos participantes, aunque no lo parezca.
En definitiva, Perudo vuelve a las tiendas y es la excusa perfecta para reivindicar la maravillosa idea que nos propone. Un juego sencillo, pero que nos quiere decir mucho con muy poco, con un ingenioso sistema de subasta en el que las probabilidades son nuestro aliado. Perudo funciona con todo tipo de jugadores, que podrán arriesgarse o reírse de su impulsividad, pero que nos otorga grandes momentos en familia, con pocos componentes y con la posibilidad de ser seis alrededor de la mesa. ¡Indispensable!
Pros
- Un juego histórico que vuelve a las tiendas para recordarnos que sigue siendo tan divertido como siempre.
- Con unas reglas aptas para todos, lo que propone es un tira y afloja entre aumentar la puja o dudar, teniendo que asumir riesgos constantemente.
- Una producción simpática y asequible, que hace que valga la pena pagar su contenido precio a cambio de componentes que todos tenemos en casa.
- Un increíble ejemplo de sencillez que no deja indiferente a los que sepan valorar las probabilidades y la gestión de riesgos.
Contras
- A muchos jugadores puede ser un buen título pero realmente solo alarga el entreturno a cambio de dar una dinámica más distendida.
Este juego ha sido cedido por Asmodee para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!