Tranjis edita un juego con años a la espalda en el que encontramos otro juego de cartas de Knizia de los que sorprende por su sencillez y dinamismo. Un juego rápido de bazas con un giro de mayorías.
Martes 13 es el nuevo nombre para Poison, un juego que tiene ya casi dos décadas a su espalda, un filler rápido en el que los jugadores pretenden deshacerse de sus cartas sin llevarse muchos puntos negativos
Diseñador/a: | Reiner Knizia |
Ilustrador/a: | Jessica Lindsay |
Editorial: | Tranjis Games |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 3-6 |
Duración: | 30 min |
Edad mínima recomendada: | 8+ |
¿DE QUÉ VA?
¡El mundo está lleno de mal fario! Entre los gatos negros, las escaleras por las que pasar por debajo y esos espejos que se rompen sin querer… ¡Pero lo peor son los martes que caen en día 13! Todo esto es lo que deberemos evitar en este simpático filler de bazas del doctor Knizia.
¿CÓMO SE JUEGA?
Una partida a Martes 13 se desarrolla en cuatro rondas jugadas de la misma forma. Tras las cuatro rondas el jugador con más puntos será el perdedor.
Para empezar cada ronda deberemos repartir todas las cartas entre los jugadores, en las partidas a tres jugadores repartiremos cartas como si jugáramos cuatro, descartando la pila del último jugador sin mirar dichas cartas.
En Martes 13 intentaremos no llevarnos muchas cartas, ya que todas ellas representan mala suerte. En el juego encontramos tres palos distintos: los gatos de fondo verde, las escaleras de fondo azul y los espejos de fondo amarillo. Los valores de dichas cartas son 1, 2, 4, 5 y 7, con varias copias de cada valor.
Adicionalmente encontramos cartas de Martes 13, con valor 4 que funcionan como comodín, por lo que combinan con cualquiera de los palos anteriores.
En tu turno deberás jugar una carta, y la partida progresa en sentido horario hasta que todos los jugadores agoten sus cartas, pasando luego a la fase de puntuación.
Al jugar la carta deberemos usar una carta de nuestra mano y colocarla en el centro de la mesa, donde como máximo deberá haber tres pilas en las que colocar cartas, una por cada palo de cartas.
- Si no hay ninguna carta de dicho palo, se coloca en una nueva pila. Recuerda que solo puede haber tres pilas de cartas en el centro de la mesa.
- Si ya hay cartas de dicho palo, apila la nueva carta parcialmente para que puedas ver los valores anteriores y suma en alto el valor de todas las cartas.
Si el valor de todas las cartas es igual o menor de trece, no pasa nada. La suerte te sonríe. Por el contrario, si suma más de trece, deja tu carta en la pila, pero recoge todas las cartas anteriores y déjalas en un montón boca abajo, cerca de tu zona de juego, serán tus cartas de mala suerte. ¡Recuerda que tener cartas no es bueno, pero podremos librarnos de algunas de ellas más adelante!
Las cartas de Martes 13 funcionan como un comodín por lo que podremos iniciar una pila con ellas o, si queremos, añadirlas a cualquier pila existente. Todas ellas suman 4 puntos y, a diferencia de las demás, como veremos más adelante, nunca las podremos descartar al final de la ronda, por lo que robarlas es algo a evitar.
Por todo lo anterior, en el ejemplo de arriba aunque en la pila central solo haya calendarios, sabemos que solo podemos colocar gatos, puesto que ya hay bazas de espejos y escaleras. El jugador usa un cinco, sumando trece puntos justos, por lo que no se llevará los dos calendarios y, además, hace que dicha pila quede con el valor máximo, asegurando que el siguiente jugador que coloque una carta en dicha baza se tenga que llevar las tres anteriores. ¡Nada mal!
Cuando los jugadores se queden sin cartas deberemos puntuar los montones que hayamos ido adquiriendo durante la ronda. Las cartas que queden en el centro de la mesa no se tendrán en cuenta.
Cada jugador dirá en alto la cantidad de cartas de cada uno de los tres palos, sin contar los Martes 13. El jugador con la mayoría de cartas en cada palo se descarta de las cartas de dicho palo, algo muy positivo. El resto de jugadores obtiene un punto por carta. Todos los jugadores reciben dos puntos por cada Martes 13 que posean. Recordemos que los puntos son negativos.
¡Ya puedes barajar todas las cartas y preparar una nueva ronda!
¿QUÉ ME PARECE?
Lo que encontramos en Martes 13 es un juego rápido que se basa en las bazas para ofrecernos una propuesta muy dinámica en la que deberemos quedarnos sin cartas, pero con el interesante giro de las mayorías que lo hacen diferente al resto.
Aunque ya tenga unos años a la espalda, este título de Knizia es otro gran ejemplo de los diseños que mejor se le dan al autor alemán. Nos encontramos ante un título sencillo, muy matemático, con pocos componentes y unas reglas sencillas que permiten que sea accesible a todos los públicos. A esto se le suma una dosis suficiente de azar, propia de los juegos de cartas tradicionales, que no molesta en absoluto ante el corte filler del juego que hará que los jugadores toleren una mala mano y quieran una revancha para compensar esa “mala suerte” tan temática en Martes 13.
Mecánicamente el funcionamiento se asimila a un juego de bazas, por lo que será sencillo encajar en cualquier grupo, incluso en aquellos que solo han tocado barajas de naipes. Las tres pilas del centro, aunque inicialmente puedan empezar siendo calendarios, pronto tendrán un palo al que solo podremos seguir y los valores irán aumentando hasta que algún jugador, con cara de disgusto, deba robar las cartas de dicha pila. Incluso la mecánica de las mayorías, sencilla pero inicialmente contradictoria para los menos acostumbrados a los juegos, puede explicarse al final de la primera ronda para pasar más rápido a la acción y disfrutar anticipadamente de la experiencia. Con todo ello tenemos claro que Martes 13 puede seducir a niños y a abuelos a partes iguales.
Knizia no pretende hacernos explotar la cabeza sino que se trata de uno de sus muchos diseños básicos con un giro bien añadido. En este caso las mayorías y los comodines son los dos elementos que, aunque parezcan añadidos, son lo que dan valor al conjunto. En ninguno de los casos se altera el turno, que sigue una dinámica de tener que jugar una carta, pero hará que los jugadores vayan apreciando todas las consecuencias del uso de comodines y de la adquisición de ciertas bazas con la mecánica de descartar mayorías.
En este sentido, aunque Martes 13 es fácil de digerir, tiene sus márgenes de estrategia y sus formas de jugar. Dependerá de cada jugador y de su actitud intentar ir a una mayoría si cree que eso le dará una ventaja, aunque puede verse superado por algún rival, o incluso evitar llevarse ni una sola carta durante la ronda. De la misma forma, el uso de calendarios, que son caramelos envenenados, puede frenar a ciertos jugadores a colocar cartas en un cierto palo, pero si se usan de forma precipitada o prematura, simplemente harán que se guarden dichas cartas para cuando la pila sea robada por otro rival. Todo ello, evidentemente, tiene mucho que ver con las intuiciones, las cartas recibidas y el azar, algo que se presupone en un juego de cartas como este.
El formato a cuatro rondas es algo que parece bastante arbitrario. Tres parecen suficientes para el tipo de juego, aunque si jugamos a cuatro se agradece que cada jugador comience una ronda por eso de igualar la cantidad de cartas recibidas y las oportunidades de abrir la ronda. En cualquiera de los casos, es uno de esos juegos que no se suelen reducir a una única partida, por lo que podemos ser elásticos en las rondas si los jugadores lo desean.
Del punto anterior se puede también destacar que el juego se disfruta a cualquier número de jugadores. A tres me gusta que se retiren cartas ocultas, haciendo que el conteo de las mismas sea imposible y la duda flote entre los jugadores, aunque cuatro sea un número ideal. Aun así, se agradece la posibilidad de un quinto jugador que, equilibrios aparte, sientan bien en un título que pretende divertir por encima de controlar al milímetro cada situación.
El diseño de Martes 13 está bien encajado. Cada baza se ambienta en una temática que culturalmente asociamos a la mala suerte, y eso incluye gatitos; así que todo bien. La única pega es el formato de los números que solo encontraremos en el borde de uno de los laterales de las cartas, en lugar de los valores cruzados que solemos encontrar en las cartas clásicas, haciendo que debamos orientar las cartas adecuadamente, girando algunas de ellas, para ver sus números.
En definitiva, Martes 13 llevaba tiempo disponible en países vecinos y por fin llega a nuestras tiendas. Un juego de Knizia que demuestra que con pocas reglas se le puede dar una vuelta de tuerca a un sistema sencillo de bazas que juega con la eliminación de cartas y con las mayorías de una forma casi temática, dentro de las limitaciones de un juego basado exclusivamente en cartas. Un título en caja pequeña que por su sencillez y familiaridad con otros juegos tradicionales funciona con muchos grupos de edad, interactivo para que nadie se aburra durante la partida y que nos permite introducir hasta un quinto jugador, algo que se agradece.
Pros
- Un juego de bazas muy sencillo que trata de no llevarse cartas, pero que tiene el giro de poder utilizar las mayorías en tu beneficio.
- Unas mecánicas no solo fáciles sino clásicas de juegos de naipes clásicas, haciéndolo fácil de atraer a jugadores añejos o familiares acostumbrados a las bazas.
- Un rango de jugadores que se extiende más allá de los cuatro jugadores, agradecido en este tipo de juegos.
- Uno de esos juegos con ciertos años a la espalda y de un gran autor, que se echaba de menos por no contar con edición española.
Contras
- Es un juego que por su dinámica funciona mejor a cuatro o cinco jugadores, donde la diversión está asegurada y, el control de la reacción en el siguiente turno, también.
- El formato de las cartas no tiene valores en las esquinas contralaterales, obligándote a orientar las cartas para verlas cómodamente.
Este juego ha sido cedido por Tranjis para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!