En Iberian Gauge encontramos un cube rails sencillo que con el lavado de cara típico de Capstone Games hace que el juego de Winsome luzca actual y atractivo, dispuesto a engatusar a cualquiera que busque interacción.

La tercera entrega de Iron Rails nos transporta a nuestro país con un título tan interactivo como los anteriores pero con el ligero giro alrededor de lo económico que se espera de la saga.


Diseñador/a:Amabel Holland
Ilustrador/a:Ian O’Toole
Editorial:Capstone Games
Idioma:Inglés
Número de jugadores:3-5
Duración:60-90 min
Edad mínima recomendada:12+

¿DE QUÉ VA? 

En Iberian Gauge nos meteremos en la piel de los mecenas de distintas empresas ferroviarias para poder tomar decisiones en cuanto a su expansión. Los jugadores comprarán participaciones que les permitirán decidir cómo y cuándo se expandirán dichas empresas por todo el terreno español, incluso alquilando vías de otras empresas.

Iberian Gauge boardgame juego de mesa

¿CÓMO SE JUEGA?

En Iberian Gauge los jugadores llevarán a cabo una serie de rondas de compra de participaciones y otras de construcción de vías de ferrocarril, con lo que intentarán formar parte de las mejores empresas de trenes en proceso de expansión por la Península Ibérica.

Como viene siendo habitual, los jugadores empiezan con cierto dinero líquido en su posesión y no representarán a ninguna de las cinco empresas ferroviarias, lo que harán es comprar participaciones para, con ello, poder elegir el desarrollo de su expansión y, como no podía ser de otra manera, cobrar unos suculentos dividendos que amorticen, con creces, dicha inversión.

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Durante la partida iremos intercalando varias rondas de compra de participaciones, cuatro en total, con seis rondas de desarrollo de vías ferroviarias.

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Formato de las distintas rondas.

A continuación os contamos el funcionamiento de cada una de dichas rondas:

COMPRA DE PARTICIPACIONES

En estas rondas los jugadores, en sentido horario y empezando por el jugador que posea la ficha de jugador inicial, podrán adquirir una participación de alguna de las cinco empresas ferroviarias.

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Los jugadores empiezan con 40 pesetas, algo que deberá servir de motor para participar en empresas cuyos dividendos sean rentables.

En cada partida las empresas irán ordenadas de forma aleatoria, de arriba a abajo, en el borde izquierdo del tablero. Como veremos más adelante, dicho orden tendrá importancia a la hora de construir vías. Como podemos ver también, cada color va asociado a una de dichas empresas, con asimetría en la cantidad de participaciones que los jugadores podrán comprar, pero con el mismo número de locomotoras disponibles para expandir las conexiones.

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Cada jugador tendrá un color que les represente, que no se corresponde con ninguna empresa de ferrocarriles, sino que se compone de cubos para indicar qué participaciones ha adquirido.

Cuando un jugador compra la primera participación de una empresa que aún no contenga participaciones de otros jugadores deberá llevar a cabo los siguientes pasos:

  • El jugador que adquiere la participación establece un precio inicial para las participaciones de dicha empresa. El valor inicial se establece en la horquilla entre las 12 pesetas y las 36 pesetas. El precio determinado deberá ser pagado por el jugador activo. Ese dinero no se deposita en la reserva general sino que pasa a formar parte del capital de dicha empresa ferroviaria, por lo que iremos acumulándolo al lado izquierdo del panel de participaciones.
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Los precios iniciales se establecen en el rango verde, pero por sucesos durante la partida pueden fluctuar, tanto a la baja hasta las míseras 4 pesetas o al alza. Este valor será el que se nos otorgue al final de la partida por cada participación adquirida.
  • El jugador debe colocar un cubo de su color en el panel de participaciones, en la casilla más alta disponible. De esa manera, el orden de compra quedará reflejado y tendrá especial importancia a la hora de construir vías. Las participaciones son limitadas y asimétricas, por lo que hay empresas con contados huecos y otras con mucha capacidad para inversores.
  • El otro disco de la empresa deberá colocarse en la casilla más baja del marcador de dividendos. Este track vertical irá aumentando como veremos más adelante, incrementando el dinero que los jugadores obtendrán al final de cada ronda, así como el capital que tendrá disponible la propia compañía.
  • Por último, elegirá una ciudad grande vacía, como Madrid, marcada en color rojo, para que sea el inicio de ruta de dicha compañía. A partir de ahí todos los tramos construidos deberán ser adyacentes entre ellos.
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La ciudad inicial de la empresa azul es Vigo, desde la cual se podrá expandir por Galicia y norte de Portugal con facilidad.

Los jugadores en su turno solo pueden comprar una acción, siguiendo en sentido horario y con posibilidad de comprar participaciones adicionales, siempre que no sean de la misma empresa. Los jugadores pueden pasar en su turno, siendo el primer jugador en pasar el que obtenga la ficha de jugador inicial que le permite ser el primero en adquirir participaciones en la siguiente ronda. Por suerte, en Iberian Gauge tras pasar un turno podrán volver a participar en la compra de acciones en turnos futuros. Esta ronda finaliza cuando todos los jugadores pasan de forma consecutiva.

DESARROLLO DE VÍAS FERROVIARIAS

Estas rondas son las más activas en el juego y representan la expansión de las empresas por el terreno de la península ibérica. En algunos momentos de la partida habrá hasta dos rondas de desarrollo consecutivas antes de que los jugadores vuelvan a comprar participaciones.

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En la empresa morada, la primera en construir, el jugador verde podrá construir una vida y el jugador blanco hasta dos. Después repartirán dividendos, siendo el jugador blanco el que se llevará el doble de dinero y recordando que una participación hará que el capital de la empresa aumente, puesto que hay una participación sin ser comprada.

Estas rondas se desarrollan de arriba a abajo, siguiendo el orden de las distintas compañías a la izquierda del tablero. Por cada compañía se llevará a cabo la construcción de tramos y, posteriormente, el reparto de dividendos.

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Como vemos en la tabla, en los terrenos verdes, fáciles o difíciles no podremos compartir vías con otras empresas, por lo que nos obligarán a alquilar sus casillas. El coste de alquilar es la mitad, pero dicho dinero irá a los fondos de la empresa arrendadora.
  • Construcción de tramos: los accionistas de la empresa ferroviaria en cuestión empezarán, de arriba a abajo, a elegir si quieren construir un tramo de vía. Los jugadores pueden extender la línea de la compañía de forma adyacente, avanzando por los distintos hexágonos que conforman el tablero. Cada accionista puede decidir pasar o construir un único tramo de vía. Para ello colocará una locomotora del color de la compañía y pagara el coste de dicha construcción. El dinero utilizado no viene de la mano del jugador, sino de la propia compañía y dependerá de la dificultad del terreno a construir. El coste varía entre 4 y 8 pesetas. Las compañías pretenden conectar ciudades para así aumentar el valor de los dividendos, pero deben tener en cuenta que no podrán compartir hexágono de fondo verde con otras compañías. Esto ocasiona que haya accesos más restringidos en los que no podremos colocar trenes pero, alternativamente, podremos alquilarle tramos a las compañías que sí ocupen dichas casillas. El coste de alquilar un tramo y poder pasar a través de él sin colocar locomotora es de la mitad del coste habitual. Dicho pago no va a la reserva, sino que es entregado al capital de la empresa a la que alquilamos el acceso.
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Ejemplo donde la empresa amarilla ha compartido varios tramos con otras compañías, eso le ha ahorrado turnos de construcción pero ha hecho que su capital vaya directamente a los fondos de las empresas rivales.
  • Reparto de dividendos: después de que todos los jugadores con acciones hayan decidido construir o pasar deberemos repartir dividendos. Lo primero es saber que si en esta ronda no hemos conectado una nueva casilla urbana (ciudad pequeñoa) o ciudad grande tendremos una penalización. Dicha penalización hace bajar el precio actual de las acciones de la empresa un paso por cada jugador que posea acciones de la misma. Eso dañará a los accionistas pero hará que aumente la suculencia de participar en dicha ferroviaria para el resto de jugadores que, a su vez, tendrán más oportunidades de construir. Tras valorar si hay penalización deberemos mirar el valor de los dividendos de la empresa en cuestión en el track vertical. Todas las empresas empiezan en el escalón más bajo pero irán subiendo a medida que conecten ciudades. Los dividendos también varían en función de la cantidad de participaciones que tenga la empresa: a menor cantidad de participaciones, mayor valor. Cada jugador recibe entonces, a su mano, el precio marcado multiplicado por las acciones que disponga. Si hay acciones sin vender de dicha empresa, el dividendo correspondiente se acumula en el capital disponible por la empresa que, recordemos, es de donde sale todo el dinero para construir más conexiones.
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Si la empresa morada conecta con, al menos, una zona urbana, hará aumentar el track de dividendos, subiendo un piso. Además de que cada participación pasará a recibir 10 pesetas en lugar de nueve, la casilla sombreada nos recuerda que el valor de las acciones de dicha empresa también aumentan.

Al final de la partida los jugadores pretenden tener la mayor cantidad de dinero en sus manos. Al dinero que posean deberán añadir el valor de cada participación al precio actual, el cual podremos ver en el marcador superior del tablero. Como os imagináis, el capital restante de cada empresa ferroviaria no se contabiliza para ningún jugador.


¿QUÉ ME PARECE?

Iberian Gauge da otra vuelta a los cube rails y nos ofrece otro juego de trenes bien vistoso gracias a los pinceles de Ian O’Toole. Esta tercera entrega, especial por su mapeado, se apoya en el alquiler de vías y en un componente económico de capital cerrado de cada empresa, haciendo que los jugadores deban tener muy claro qué dinero es suyo y cuál está disponible para hacer crecer cada una de las vías ferroviarias en las que participan.

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Iberian Gauge boardgame juego de mesa

Si preferimos compararlo con Irish Gauge, la primera entrega de Iron Rails, podemos encontrar varios elementos comparables y suficientes distintos como para pararnos a hablar de ello. Por una parte, ambos juegos se basan en la adquisición de participaciones de empresas ferroviarias, las cuales irán generando dividendos a lo largo de la partida. La expansión de las conexiones de las líneas irá a cargo de los accionistas, pero de forma distinta. Por una parte, Irish Gauge nos ofrece adquisición de participaciones en forma de subastas, haciéndolo más interactivo pero, a su vez, más grupo dependiente. Para jugadores poco experimentados es más complejo saber donde parar en una puja que adquirir las acciones a precio cerrado que nos propone Iberian Gauge. Por otra parte, los dividendos que iremos repartiendo en Irish Gauge provienen de una bolsa opaca, generando un elemento de azar parcialmente controlable al poder conocer los cubos restantes. De esta forma, los beneficios que nos darán dichas empresas no serán tan recurrentes como nos gustarían. Por último, la gestión de capital hermético de Iberian Gauge y la mecánica de alquilar vías son dos elementos diferenciadores. Por todo ello, ambos conviven armónicamente en la estantería, ofreciendo más puñaladas y sorpresas en Irish Gauge, pero prefiriendo Iberian Gauge como primera partida en esta categoría y, sobre todo, si prefieres un control más estricto.

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Con dicha comparativa ya mostramos las bondades de Iberian Gauge que, bajo una duración tan contenida como el resto de entregas de la saga, lo que pretende es que en una hora tengamos un juego que se basa, casi por completo, en las decisiones que tomen los jugadores. Como buen económico aquí todo depende de los movimientos de nuestros rivales, de las intenciones y de como se desarrolle la partida. Este tipo de juego, por ello, depende mucho del grupo y de la experiencia del mismo, que debe comprender las escasas pero contundentes reglas de juego. En este sentido, Iberian Gauge puede ser un juego transparente a la hora de la explicación, pudiéndose comprender con facilidad lo que entraña cada movimiento o los beneficios que podemos obtener más adelante.

Por si no conocéis los juegos originales de Winsome, sorprenden todos ellos por concentrar las reglas en una hoja a doble cara. Sorprendentemente, eso no solo explica las reglas sino que resume su esencia: dar una mecánica sencilla en la que los jugadores harán que la partida cobre forma, ya sea por sus decisiones a la hora de establecer valores, o por las conexiones que se vayan creando. Eso nos permite poner un marco teórico claro y sencillo sobre el que la experiencia simula fluctuaciones reales en los mercados, algo que satisface a todo tipo de jugadores.

Iberian Gauge boardgame juego de mesa

Como no podía ser de otra manera, un juego de este corte sin un mínimo de tres jugadores tiene poco sentido. A decir verdad, un cuarto es casi indispensable para poder ver todas las vías desarrollándose como se espera, ya que el número de jugadores incrementa la venta de participaciones y, con ello, las opciones de que los trenes lleguen más lejos. Así pues, es uno de esos juegos que a cuatro y cinco jugadores me funcionan estupendamente, incluso con poco jugones.

En cuanto a la producción, nada que criticar. Buen grafismo en la misma linea que los juegos anteriores gracias a la mano de O’Toole, con unas locomotoras vistosas pero unos billetes que, en contraste con lo demás, son algo modestos. Pese a su acabado linen es fácil que se comben y resbalen por su acabado, prefiriendo usar chips de otros juegos como Brass o haber contado con monedas de troquel. La caja sigue ese formato alto, pero estrecho, agradable para las Kallax y aprovechando la profundidad de la caja para que podamos seguir comprando la prometedora saga de Iron Rails.

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En resumidas cuentas, Iberian Gauge es la tercera entrega de Iron Rails, estos juegos de Winsome con un lavado de cara que nos proporcionan distintos acercamientos a los juegos de trenes, sencillos e interactivos. En este caso vemos un cube rails de participaciones, con empresas de capital hermético y la interacción que todos esperamos, por lo que mejor ser más de tres en la mesa. Pronto lo tendremos en nuestro idioma y me parece una excelente manera de conocer una colección que, por el momento, seguiré probando.



Pros

  • Una tercera entrega que mantiene la esencia de un cube rails sencillo, directo y basado en la interacción.
  • Dos páginas de reglas dejan claro que la variedad entre las partidas la generarán los jugadores y sus decisiones, siendo un título grupo dependiente.
  • Una producción cuidada, con los colores claros y estilosos de Ian O’Toole.
  • Como cualquier buena colección, Iron Rails no se pisa en sus títulos y otorga juegos de trenes con las suficientes diferencias para que sean compatibles.

Contras

  • Mejor más de tres jugadores para disfrutar todo lo posible.
  • Los billetes son algo resbaladizos.