Escalar la montaña nunca fue tan arriesgado y probabilístico como en Can’t Stop.

Este Can’t Stop sigue siendo un referente de la esencia de forzar la suerte con unas probabilidades transparentes que permiten conocer los riesgos turno tras turno.

Diseñador/a:Sid Sackson
Ilustrador/a:Heiko Günther
Editorial:OPEN’N PLAY
Idioma:Coreano (independiente)
Número de jugadores:2-4
Duración:30 min
Edad mínima recomendada:8+
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¿DE QUÉ VA? 

Escalar un pico nunca fue tan arriesgado ni calculador. Como ya te imaginarás, subir los picos más altos siempre nos llegará más tiempo, pero algunos más bajos pueden esconder grandes dificultades. En Can’t Stop deberemos coronar tres picos antes que el resto para ser los alpinistas más espectaculares del mundo y para ello calcular probabilidades y valorar riesgos es nuestra única opción.

Can't Stop boardgame juego de mesa
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¿CÓMO SE JUEGA?

Nuestro objetivo en Can’t Stop es escalar tres picos antes que el resto de jugadores. Para ello deberemos ir estableciendo campamentos cada vez más arriba, creando combinaciones de dados y arriesgando el turno completo en cada tirada.

El tablero de Can’t Stop ofrece casillas del 2 al 12, todas las combinaciones posibles al sumar dos dados d6. Cada columna es un pequeño pico de la montaña que podemos escalar, cuya altura será proporcional a las posibilidades de que ese número aparezca en la combinación de la suma de dos dados. Es por eso que los extremos, infrecuentes, tienen solo tres alturas, mientras que el 7, número frecuente como sabrá cualquier jugador de Catan, es más largo que un día sin pan.

Can't Stop boardgame juego de mesa
Detalle de las alturas progresivas de los distintos picos.

En un turno el jugador activo lanzará una cantidad indeterminada de veces para crear combinaciones de dados hasta que se plante o haga un lanzamiento fallido y pierda todo el avance del turno. En otras palabras, en Can’t Stop vemos las mecánicas de forzar la suerte en un primer plano y sin demasiadas florituras.

Cada vez que lance dados lanzará los cuatro dados de seis caras y deberá crear combinaciones de dos dados.

Can't Stop boardgame juego de mesa
Cuatro dados de seis caras nos traerán todas las alegrías y tristezas en Can’t Stop.

En su primer turno deberá crear dos combinaciones, que ascenderán del 2 al 12. Una vez decididas qué combinaciones establece, pondrá en ellas dos picos en dichas columnas.

El jugador tiene tres picos que colocará en las tres primeras columnas que aparezcan en sus tiradas. Estos picos irán marcando el progreso que va realizando el jugador, el cual perderá si no se planta a tiempo.

El avance siempre será respecto a sus campamentos, los cuales se colocan al final de nuestro turno, como veremos más adelante. De modo que en un primer turno los picos se colocarán en la casilla más baja de las columnas elegidas, pero luego siempre irán en la casilla inmediatamente superior al campamento previamente establecido en dicha columna.

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El jugador rosa en la columna 5 empezará su ascenso desde su campamento, facilitando las opciones de coronar la cima.

Tras la primera tirada de dados, los jugadores pueden volver a lanzar los cuatro dados si así lo desean. En cada tirada adicional deben hacer al menos una combinación válida, es decir, que coincida con uno de los tres picos. Como en su primer turno solo se usan dos picos, el tercero se colocará en aquella combinación que no coincida con los dos previamente colocados.

Una vez el jugador tenga los tres picos, puede seguir lanzando dados para seguir escalando en dichas columnas, siempre valorando el riesgo y las probabilidades de que, con dos de los dados, puedan obtener un resultado que coincida con alguna de las tres columnas con picos.

Si tras una tirada, el jugador corona una de las columnas, cualquier campamento de otro jugador en esa columna se retira. Esa columna ya no forma parte de la partida, dado que nadie puede escalar ese pico ni ese valor se tiene en cuenta a partir de ahora.

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Los componentes de esta edición son perfectamente apilables, ya que en na misma casilla pueden convivir varios campamentos e incluso el pico de otro jugador que intente rebasarlos y superarlos.

Si, por el contrario, los cuatro dados no consiguen realizar ninguna de las combinaciones válidas, el jugador pierde todo su progreso. Eso quiere decir que todo el avance de los picos se pierde, dejando su campamento en el lugar que estuviera previamente o, si no hay campamento en dicha columna, imposibilitando establecer uno.

Lo más sensato es saber plantarse a tiempo, y de eso va Can’t Stop. Si tras una tirada el jugador decide plantarse podrá colocar un campamento donde ahora hubiera tres picos. Estos campamentos nos permiten, en turnos posteriores, empezar nuestra escalada desde ese nivel, no desde la casilla más baja de dicha columna.

El juego termina inmediatamente cuando un jugador corone su tercer columna, reclamando su título de mejor alpinista del mundo.

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¿QUÉ ME PARECE?

Can’t Stop esconde tras una apariencia de tiradados, la esencia de los juegos de forzar la suerte de una forma pulcra y sin ornamentos, en la que los jugadores solo deben valorar probabilidades y decidir si quieren arriesgarse un poco más.

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Lo primero que llama la atención de un clásico de los ’80 es que siga siendo un referente en una categoría tan divertida como sencilla de aplicar como son los «push-your-luck». Si esto se ha logrado conseguir no es solo porque el diseño sea sólido, sino porque también nos encontramos ante un juego que ofrece «solo» esa mecánica, siendo a día de hoy, todavía, la mejor opción si quieres un juego de valorar riesgos y forzar la suerte sin otros flecos ni añadidos. Es por eso que Sid Sacksons puede estar tranquilo en que Can’t Stop seguirá siendo, sin mucho miedo a equivocarme, el referente que lleva cuarenta años siendo.

No es casualidad entonces que vayan saliendo nuevas ediciones, siendo una apuesta casi segura dado el reconocimiento del título. En la edición que hoy nos ocupa, y que no está editada en nuestro idioma, encontramos un minimalismo tanto en diseño gráfico como en los maravillosos componentes de madera, algo que a mí me parece excelente y sigue la línea pulcra y basada en colores claros que tiene ya OPEN’N PLAY. En nuestro país pronto llegará la edición de Maldito Games, basada en la versión de la editorial Franjos.

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En Can’t Stop hay poco más que decir puesto que mayor virtud es poder ofrecer una mecánica de forma pura y sin accesorios. Los jugadores, desde su primer lanzamiento de dados, solo deben calcular probabilidades. El juego ofrece turnos sencillos basados en elegir si arriesgar o plantarte, sin acciones variadas ni más elección que la determinista de: lanzar y poder perderlo todo o parar y no avanzar tanto como nos gustaría. Esa dicotomía en sí misma es la que nos presenta de una forma agradable y dinámica, haciendo que cada partida sea rápida y sin entreturnos dilatados.

Can’t Stop se disfruta a todo número de jugadores, pero especialmente cuando un tercero empieza a molestar. En partidas a dos jugadores, aunque completamente funcionales, es menos probable que nos molestemos en una misma columna y, de esa manera, se convierte en una carrera en la que cerrar un ascenso de otro jugador es menos frecuente. Y es que en Can’t Stop no solo coronamos cimas, sino que coronar una en la que otro jugar haya invertido varios turnos es un fastidio por partida doble, generando una interacción directa y constante.

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Lo que mejor hace Can’t Stop es mantener tensos a los jugadores en todo momento. Me refiero a que incluso fuera de nuestro turno tendremos interés en ver la suerte que tienen los demás en cada tirada y ver si nos adelantan en esa columna que tenemos casi escalada. Esa sensación de presión la transmite muy bien, y nace de su mecánica principal, que es la de tirar, en esencia, cuatro dados de seis caras.

Tanto con tan poco es lo que hace que Can’t Stop no solo salga de vez en cuando a la mesa año tras año, sino que también sea un título apetecible para los más peques que ya dominen las sumas con fluidez. No solo se trabaja esa impulsividad y se incita a valorar los riesgos turno tras turno, sino que poco a poco se va viendo, de una forma natural y poco opaca, las probabilidades que esconden los dados de seis caras combinados por pares.

Can't Stop boardgame juego de mesa

En definitiva, Can’t Stop llegó hace cuarenta años y sigue siendo una referencia en la categoría de forzar la suerte. Nos propone un sistema sencillo de dados para que los jugadores estén constantemente valorando riesgos y decidiendo si quieren asumirlos. En este sentido, tenemos un juego sencillo y muy transparente, sin más profundidad de la necesaria para mantenernos tensos de principio a fin gracias a turnos dinámicos e interacción constante. A todo ello se une la edición tan cuidada de OPEN’N PLAY que no llegará a nuestro país, pero que en otra versión pronto tendremos en tienda, lo que es una gran noticia.

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Pros

  • Un referente que define de maravilla una categoría como «forzar la suerte».
  • Un clásico que se mantiene fresco tras cuarenta años a la espalda.
  • Ofrece tensión y emoción para todas las edades con muy pocas reglas y unas decisiones dicotómicas pero no sencillas.
  • La edición de OPEN’N PLAY cuida cada detalle y presenta un producto limpio y minimalista.

Contras

  • Una mala tirada puede darte dos combinaciones poco frecuentes, aunque las probabilidades de ello no sean muy altas.

Este juego ha sido cedido por OPEN’N PLAY para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.