Nile Deluxor [Reseña]

Cultivar alrededor del Nilo no es tarea fácil, eso te lo vamos adelantando.

En Nile DeLuxor encontramos un título de gestión de mano con especial interacción y azar, que hará que nuestra agricultura sea, sobre todo, volátil.

¿DE QUÉ VA? 

En Nile DeLuxor nos ponemos en la piel de agricultores del Antiguo Egipto con intención de aprovechar el agua del río Nilo para cosechar de forma eficiente. ¡Pero el Nilo es caprichoso! Los campos solo producirán bajo exquisitas condiciones y los cultivos serán exclusivos para un único agricultor. Por si todo esto fuera poco, las plagas de langostas están a la orden del día…

¿CÓMO SE JUEGA?

Una partida a Nile DeLuxor durará tantas rondas como jugadores participen en la partida, siendo cada ronda una vuelta al mazo de cartas. El objetivo del juego es cosechar una gran variedad de cultivos, con intención de tener más cultivos y más diferentes que los rivales.

Al principio de cada turno se deberá revelar una carta sobre la carta de Inundación. Esto determinará que cultivos se cosechan esta ronda y, de la misma manera, que campos no pueden cultivarse.

Tras revelar la carta, si algún jugador tiene el cultivo que coincida con el revelado, guardará una de las cartas plantadas a una pila, boca abajo, llamada pila de almacenaje. Estas cartas boca abajo serán las únicas que se tendrán en cuenta al final de la partida.

El sistema de plantaciones en Nile Deluxor es tan original como temático, pasando a exponerse en detalle en los pasos siguientes.

Tras esto, los jugadores pueden, de forma opcional, comerciar. Esto les permite alterar el azar de dos formas distintas:

MERCADO: el jugador activo puede descartar dos cartas cualesquiera, ya sean de su mano o de sus cartas almacenadas, para robar una nueva carta del mazo de robo a su mano. No es eficaz pero puede ofrecernos más versatilidad en turnos siguientes.

OFRENDA A HAPI: mediante esta ofrenda podremos inundar de nuevo. De esta forma, pagando dos cartas cualesquiera de la mano o el almacenaje, podremos voltear la carta superior del mazo para volver a inundar y cosechar, como hemos explicado recientemente. Esto genera un segundo turno, prácticamente, pero no nos libra del azar de la siguiente carta del mazo. Para amortiguarlo, hay una variante que recomiendo encarecidamente y que nos permite, en lugar de levantar una carta del mazo tras la ofrenda a Hapi, bajar una tercera carta para elegir nosotros la siguiente inundación.

Tras el opcional comercio, los jugadores deben elegir si quieren plantar o especular. Solo una de las dos opciones es posible. Si quieren plantar, lo cual se traduce en aumentar el número de cartas en sus campos de cultivo, deberán tener en mente las siguientes reglas:

• Deberán plantar al menos dos cartas del mismo tipo para crear un campo.
• Plantar exactamente dos cartas de cultivo diferentes, pudiendo una de ellas formar parte de un campo ya existente.
• Plantar cualquier cantidad de cartas sobre los campos ya existentes, aumentando así el tamaño.

Pese a las reglas anteriores, hay una normal superior, y es que solo puede haber un campo de cada tipo de plantación en la mesa. De esta manera, nunca dos jugadores podrán tener el mismo cultivo en sus campos. Para poder crear un campo de algún tipo ya existente en la mesa, el jugador activo debe bajar una cantidad de cartas superior a las que tenga el jugador que actualmente posea el campo del cultivo en cuestión. El jugador que hasta el momento tenía los campos pierde todas las cartas de ese tipo de cultivo, descartándolas en su totalidad. Así pues, engrosar tus campos permite que los rivales lo tengan más difícil si quieres superarte, pero tampoco nos interesa cosechar demasiado de un tipo de cultivo, como veremos en la puntuación final.

Por el contrario, los jugadores pueden elegir especular. Si deciden esta alternativa, en lugar de plantar, pueden elegir una o dos cartas de especulación y dejarlas sobre la mesa, boca arriba. Esta opción es tan azarosa como el resto, siendo, como su nombre indica, una aproximación a lo que se espera que pase… Si hay suerte, el jugador activo robará cartas del mazo dependiendo del tipo de cultivo que aparezca en la siguiente carta de inundación.

El turno acaba con el robo de una nueva carta para mantener el número de cartas en la mano.

Existe una carta especial que nos dará dolores de cabeza. Y es que en Egipto las plagas estaban a la orden del día. Si en cualquier momento aparece la carta de Plaga, la partida debe parar y resolverse los efectos del demoledor evento. El jugador o jugadores que tengan el campo más grande, es decir, compuesto por más cartas de un mismo tipo de cultivo, descartarán la totalidad del campo. En otras palabras, aunque antes decíamos que tener un campo extenso te protegía de tus rivales te convierte, a su vez, en el objetivo de la carta de plaga… ¡Tenlo en cuenta!

La partida termina tras haber agotado el mazo de robo tantas veces como jugadores haya en la partida. Tras agotar cada mazo deberemos modificar la carta de estación para que indique cuantas rondas quedan y volver a barajar dentro del mazo de robo la temida Plaga de Langostas.

Al final de la partida los jugadores ordenan sus cultivos por columnas, de mayor a menor. Los jugadores compiten por la variedad de cultivos, por lo que el jugador con más tipos de cultivos es el ganador y, en caso de empate, el que más cosechado tenga del tipo de cultivo menos frecuente en su poder. ¡Enrevesado pero bien pensado!

¿QUÉ ME PARECE?

Nile DeLuxor es un juego con un elevado componente de azar que, precisamente se convierte en un elemento central del juego y que debemos asumir en cada toma de decisiones; no solo porque la temática implica incertidumbre, sino porque afectará a todos los jugadores por igual.

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Ya hace una década que salió Nile DeLuxor, un juego querido, incluso por los jugones nacionales, pero que siempre estaba en el aire de su edición en castellano. Por suerte para nosotros, y espero que para la propia editorial, estamos ante otro título original y bien recibido del catálogo de Melmac Games.

Nile DeLuxor es un juego de cartas rápido y familiar que, pese al azar, nos obliga a valorar cada decisión que tomemos. Precisamente su aspecto amigable y su escasa duración pueden dar la sensación de que es un juego incluso más ligero de lo que realmente es. No es que sea un juego difícil de jugar, pero su sencillez esconde valoraciones de riesgo constantes que hacen que el juego cobre cierto peso. Adicionalmente, la inclusión de las cartas de Monumentos en forma de miniexpansión prometen alargar la durabilidad del juego manteniéndolo fresco, con una finísima capa adicional de profundidad gracias a la posibilidad de edificar cartas especiales con un nuevo recurso: la piedra.

En este título la interacción es voraz. No solo el final de la partida se basa en comparar las cosechas con nuestros rivales, sino que la exclusividad de cada cultivo hace que los codazos estén a la orden del día en Nile DeLuxor. Y es que incluso quitar un campo de cultivo a un rival puede no ser siempre la mejor opción, por lo que sobre unas pocas reglas realmente hay un sistema ingenioso que requiere, especialmente, un buen timing.

El azar en el juego nos viene por todas las direcciones: desde las cartas de inundación hasta la plaga de langostas. Todo eso hace que los jugadores deban convivir con la incertidumbre y saber que posiblemente las cosas no vayan como esperan. Manejar eso, tener herramientas en tu mano para compensar el turno siguiente y no frustrarse, son parte central del juego.

Es cierto que en algunos casos, mediante las ofrendas a Hapi podremos modular el azar, especialmente si incluimos la sencilla pero agradecida variante avanzada, pero remar contra la fortuna es algo costoso y que nos dejará temblando la mano, con pocas cartas para el turno siguiente. Aun así, en algunos momentos se agradece tener estas opciones en tu turno que, aun siendo costosas, nos aseguran poder cosechar lo que necesitamos.

La escalabilidad del juego no es mala, pero se agradece al menos un tercer jugador para empezar a ver las asperezas de la exclusividad de los cultivos. Hemos jugado, y disfrutado mucho, a dos jugadores, pero me ha llenado más con algún participante adicional en la mesa. En parte porque la plaga de langostas puede ser muy determinante a dos jugadores, algo que a veces queda potencialmente difuminado si sumamos más jugadores.

De la producción no hay pegas. Son solo cartas y una caja, pero buenas cartas y un grosor en el cartón por encima de la media. Todo ello a precio contenido y, aunque sin lugar a lucirse con componentes atípicos, muy bien resuelto.

En definitiva, Nile DeLuxor ya tardaba en llegar a nuestro país, habiéndose ganado el cariño de muchos jugadores por razones variadas. Por un lado, encontramos un juego original y temático en muy poquito espacio y duración, y por otro lado encontramos una propuesta con elevada interacción y azar constante. Aunque el azar pueda echaros para atrás, tenéis que saber que es parte del juego, que encaja en lo que nos quiere proponer, y que es divertido de jugar por encima de controlable.

Este juego ha sido cedido por Melmac Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.