Ya tocaba hablar de otro juego traído por GDM. En esta ocasión hablamos de Doggy Bag, un juego familiar muy perruno.
Se trata de un proyecto diseñado por Antonin Boccara (Panic Island!, Abra Kazam!) e ilustrado por Aline Kirrmann. Puede ser disfrutado de 2 a 6 jugadores, con una edad mínima de tan solo 8 años y una duración aproximada de media hora.
¿DE QUÉ VA?
En Londres, durante los inicios del siglo XIX, una banda de perros recorría la ciudad en busca de huesos. Estos amigos de lo ajeno, estaban controlados por el temible Fargin, que les obligaba a robar esos elementos ricos en calcio. ¿Podrán los perros recuperar parte de ese suculento botín sin que Fargin se despierte?
En Doggy Bag encontramos una mecánica central de forzar nuestra suerte bajo un atractivo tema inspirado en el relato de Oliver Twist. Con pocas decisiones, pero relevantes, este proyecto nos propone una fórmula sencilla y directa.
¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?
El contenido de la cuadrada caja es el siguiente:
- 1 bolsa de Fargin de tela blanca.
- 8 marcadores de rol en grueso cartón.
- 1 loseta de cofre de Fargin.
- 101 huesos de madera en cinco colores: gris, blanco, rojo, negro y amarillo.
- 6 pantallas para los seis posibles jugadores.
- 1 marcador de jugador inicial.
- 2 monedas de Fargin de cartón.
Sin duda, tanto la bolsa como los huesos en madera son componentes de lo más atractivos. En un juego de corte familiar como el que nos ocupa, unos elementos así de llamativos son, como el barco volador de Celestia (su reseña aquí), un buen gancho que parece imantar a los más pequeños de la casa.
¿CÓMO SE JUEGA?
Antes de comenzar la partida, debemos colocar las ocho losetas de roles en el centro de la mesa, así como el cofre de Fargin.
La bolsa de tela de Fargin comenzará con un hueso de cada color en su interior.
Cada jugador obtiene una pantalla de jugador, detrás de la que deberá guardar los huesos iniciales tal como indica la propia pantalla:
El objetivo del juego es obtener huesos desde la bolsa de Fargin sin ser visto. ¡Los huesos de detrás de nuestra pantalla no son de nuestra propiedad!
Tras elegir el jugador inicial, el juego se desarrolla del modo siguiente:
EL BOTÍN
El jugador inicial, rol que no se irá rotando entre jugadores como en otros juegos, deberá lanzar las dos monedas para establecer cuántos huesos meterá cada jugador en la bolsa de Fargin.
Entre 2 y 4 huesos serán introducidos en la bolsa de tela. Cada jugador debe elegir los huesos y, sin mostrarlos al resto, introducirlos dentro de la bolsa. Ten en cuenta que hay huesos de mayor y menor valor, por lo que deberías elegir unos u otros huesos en relación al rol que quieras tomar en la fase siguiente.
LA DISTRIBUCIÓN DE ROLES
Empezando por el jugador inicial, cada participante elige una de las losetas de roles del centro de la mesa.
El jugador activo obtiene la loseta y lleva a cabo la acción descrita inmediatamente. El número de la loseta indica la cantidad de huesos que deberemos sacar de la bolsa, intentando, como ya veremos, evitar los huesos negros.
Si no hay ninguna loseta atractiva o quieres obtener más huesos, puedes usar El Exaltado. Para ello, voltea una de las losetas de la mesa, mostrando su perro más rebelde, y nombra una cantidad superior a siete. Por desgracia, eso hará que no puedas llevar a cabo una acción…
Cuando todos hayan tomado una loseta y llevado a cabo su acción, procederemos a la siguiente fase.
EL ROBO
En esta fase, los jugadores probarán suerte en coger tantos huesos como indique su loseta robada en la fase anterior. Si lo consiguen, obtendrán huesos, pero si sacan un hueso negro, serán castigados por Fargin. ¡Cuidado!
A medida que avance la partida, y dependiendo de cuántos huesos saquemos por ronda, la bolsa irá cambiando de colores y cantidad de huesos.
Ahora el jugador inicial nos dará igual. En esta fase se jugará en orden decreciente respecto al valor de la loseta robada en la fase anterior. ¿Por qué sino íbamos a arriesgarnos con el valor más alto?
Como podéis imaginar, en Doggy Bag se juega con el riesgo de coger un número alto que, potencialmente, puede llevarnos a robar un hueso negro.
En el orden establecido, cada jugador intentará sacar tantos huesos como diga su loseta. Pueden pasar dos cosas:
- Si consiguiera sacar tantos huesos como indica su rol sin obtener ningún hueso negro, se quedará con ellos frente a su pantalla de jugador. Estos huesos otorgarán puntos al final de la partida. La ronda acabará automáticamente, por lo que el resto de jugadores, con valores menores en sus roles, no probarán suerte. ¡Haberte arriesgado un poco más! Si te atreves, puedes robar un hueso adicional y hacer El Glotón. Ese riesgo inconmensurable puede desencadenar que saques un hueso negro y lo pierdas todo o, si sacas cualquier otro color, puedas quedártelo y robar uno adicional de delante de la pantalla de otro jugador del mismo color que el obtenido. ¿Te atreves?
- Si, mientras estás sacando los huesos, aparece un hueso negro… ¡Fargin te acaba de pillar! El jugador deberá colocar todos los huesos que acabe de obtener en el cofre de Fargin excepto el negro y los grises que haya obtenido. En definitiva, te quedarás con un hueso negro para recordar que te ha pillado una vez y solamente los grises conservarás, que otorgan un punto de victoria al final de la partida. Si acumulas tres huesos negros frente a tu pantalla serás expulsado de la partida. Sé precavido…
La ronda progresa hasta que alguien consiga sacar los huesos de su rol sin que aparezca un hueso negro o, por el contrario, todos hayan tenido la oportunidad de probar suerte. La ronda termina y el jugador inicial se mantiene, puesto que hay una loseta que permite obtener esa ficha si alguien lo desea.
Cuando solo quede un jugador en la mesa o no queden huesos detrás de las pantallas de los jugadores restantes, se finalizará la partida. Para calcular la puntuación deberemos contar los puntos que otorgan los huesos que tengamos delante de nuestra pantalla. En la propia pantalla podremos ver la puntuación de cada color:
El jugador que tenga más puntos, habiendo cogido los mejores huesos del avaro Fargin sin ser visto, se convertirá en el ganador.
No queremos acabar este apartado sin comentar que, como pasaba en Celestia, con el que tiene varias similitudes, este juego también nos ofrece un modo para principiantes, especialmente indicado para jugadores de seis años. En esta versión no se usan las acciones especiales que acompañan a cada loseta, por lo que los pequeños jugadores simplemente deberán elegir qué cantidad de huesos se atreven a sacar. ¡El push your luck en estado puro!
¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?
No es lo que ocupa en sí, pero Doggy Bag agradece que tengamos espacio entre jugadores, especialmente para que las pantallas permitan ocultar nuestros huesos sin que sean visibles para el resto. En el centro de la mesa deberemos colocar los roles, así como la bolsa de tela, componente que irá cambiando de mano constantemente. ¡Poco más!
¿QUÉ NOS PARECE?
Doggy Bag es un juego simpático y visualmente atractivo en el que debemos forzar la suerte tomando dos decisiones durante nuestro turno.
Si algo tenemos claro es que los huesecillos son unos componentes de lo más atractivos y que, junto a las ilustraciones de Kirrmann hacen que Doggy Bag nos estimule a nivel visual.
Es una propuesta claramente sencilla y desenfadada, en la que la pretensión es divertirse muy por encima de controlar la situación y, mucho menos, poder optar a la victoria. El juego está encarado a ocupar espacios de tiempo entre otros juegos más duros, por lo que se opta por proponer unas reglas sencillas, así como decisiones relevantes aunque escasamente controlables.
Si diseccionamos el juego encontramos un turno que se divide en decidir qué huesos vamos a añadir a la bolsa y, posteriormente, cuántos nos vamos a atrever a sacar de la misma. En esencia, esa será nuestra manera de actuar. Si nos paramos a analizar más detenidamente nuestra manera de actuar, veremos que el color de los huesos que añadamos al saco debe tener, al menos en parte, coherencia con el rol que vayamos a elegir inmediatamente después. Así, en Doggy Bag podemos intentar colocar huesos sabrosos para luego probar suerte con un número alto, o bien echar nuestros huesos negros para intentar que otro los recoja, así como cualquier gris intermedio.
Las acciones asociadas a las distintas losetas le dan un añadido que compensa, de cierta manera, la posición que ocupemos en la fase de acción. De esta manera, los números más bajos están asociados a acciones altamente apetecibles como, por ejemplo, ese 0 que nos permite deshacernos de un hueso azabache. Aun así, y pese a que el juego puede ser disfrutado a edades tempranas en su modo completo, el reglamento nos permite, como ya hacía Celestia (aquí su reseña), a reducir la dificultad. En este caso, su modo infantil prescinde de las acciones, por lo que se acota más a la disección realizada en el párrafo anterior. Si nos ceñimos a la utilidad más psicopedagógica del juego, vemos como, sin el componente cooperativo que se trabaja en el colorido Celestia, se estimula la valoración del riesgo y, en menor medida, la planificación.
El azar en Doggy Bag es muy alto y eso hay que tenerlo en cuenta. Aunque vayamos sacando elementos de una bolsa, como en Altiplano y su “bag building”, ni siquiera seremos los únicos que controlaremos el contenido de ésta. Así, partimos de la base de que los colores contenidos en la tela son, en el mejor de los casos, parcialmente conocidos y, pese a todo, no sabremos cuales acabarán entre nuestros dedos. Podemos, eso sí, valorar signos indirectos a la hora de elegir el número de huesos que vamos a sacar, especialmente si somos los últimos en elegir. ¿Ves que el jugador inicial ha cogido un 5? ¿Qué puede llevarle a hacer pensar que no hay muchos huesos negros? ¿Habrá metido huesos amarillos y rojos? Además, las habilidades que permiten a los jugadores echar un ojo al contenido de la bolsa, pese a que las lleve a cabo otro jugador, siempre denotan, en mayor o menor medida, una idea de lo que nos depara. Eso o es un gran jugador de póker, nunca se sabe…
En resumen, Doggy Bag es un juego divertido y ameno, con pocas decisiones. Por otra parte, se presenta como algo desenfadado, con pocas pretensiones de control, por lo que cumple como filler entre juegos que mantengan nuestras neuronas demasiado activas. Las ilustraciones y la producción ayudan a que el juego sea atractivo para todo tipo de público, incluidos los más pequeños de la casa, para el que cuenta con un modo simplificado.
PUNTOS POSITIVOS
- Un filler atractivo visualmente: en una categoría tan amplia y abastecida como los fillers, a veces hay que saber desmarcarse con componentes vistosos como los huesos de madera.
- Incluye un modo para los más pequeños: aunque el juego en sí ya sea sencillo. Se agradece que, aunque pronto podrán jugar a la versión completa, los niños más jóvenes de nuestra casa puedan empezar a disfrutarlo con tan solo seis años.
PUNTOS NEGATIVOS
- La bolsa la preferimos negra: ya sea por lo práctico de la tela oscura con la suciedad y, en especial, por la potencial transparencia de los huesos negros al meterlos en la bolsa blanca.
Este juego ha sido cedido por GDM Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!