Un formato de tablero tipo libro y una temática atrevida son suficientes para llamar nuestra atención.
En Fitzek Refugio encontramos un cooperativo a contrarreloj que nos propone un único reto, difícil de superar y con varias formas de complicar pero que reduce sus mecánicas al mínimo para que lo difícil sea prestar la atención al tempo de la partida y a ese tiempo que se agota…
Diseñador/a: | Marco Teubner |
Ilustrador/a: | Jörn Stollmann |
Editorial: | Gen-X Games |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 2-4 |
Duración: | 30 min |
Edad mínima recomendada: | 12+ |
¿DE QUÉ VA?
Acabas de ver un asesinato en el hotel. Parecía que no había nadie, pero alguien sale de las sombras y parece, sin demasiadas dudas, ser el asesino. Viene a por ti y solo puedes correr, patearte media ciudad para llegar al único sitio seguro: tu refugio. Deberás correr y no dejarte atrapar para poder contar la atrocidad que acabas de presenciar.
¿CÓMO SE JUEGA?
Una partida a Refugio no puede durar más de treinta minutos. Durante esos minutos, los jugadores pretenden huir de la escena de un crimen y no ser atrapados por el asesino que les persigue muy de cerca.
En un formato cooperativo, los jugadores llevarán a cabo turnos en orden de juego, pero con una libertad por encima de la normal, la justa para no caer en los turnos simultáneos. En este sentido Refugio Fitzek es un juego a contrarreloj pero no exclusivamente en tiempo real.
El tablero en formato libro nos presenta una primera página con una escena de la habitación del crimen. El nombre del juego hace referencia al último tablero, donde encontramos un refugio al que queremos llegar. En cada partida los jugadores intentarán avanzar hasta ese último tablero de juego sin ser atrapados por el asesino o consumir los treinta minutos.
En tu turno puedes realizar tantas acciones como quieras, pero al menos una. Si no quieres o no puedes realizar una acción, puedes descartarte alguna carta de tu mano para, finalmente, reponer al número máximo que dependerá del número de jugadores.
Lo habitual en Refugio es bajar cartas de localización, las cuales muestran unos requisitos, y luego colocar cartas para cumplir lo que nos pidan. Cuando los jugadores cumplan dichos requisitos les permitirán avanzar tantas casillas como indique la carta. Estas cartas de localización se irán complicando a medida que pasemos de página.
De esta manera, en nuestro turno podemos utilizar tantas cartas de nuestra mano como deseemos. Ya sean cartas de localización, que colocaremos cerca de nuestra zona de juego, u otras cartas para intentar completar requisitos de las cartas de localización de cualquier jugador. Las cartas de misión nos piden siempre una cantidad de cartas concreta, que vemos en su borde inferior, con unos colores concretos. Aunque el orden de los colores es indistinto, cada nueva carta añadida debe ser superior en valor a la anterior. Cuando cumplamos los requisitos avanzaremos tantas casillas como indique la carta, descartando todas las cartas usadas. ¡Solo recuerda que el tiempo apremia!
El juego sería más fácil si en el mazo de robo, entre todas las cartas, no hubiera cartas de asesino. Dichas cartas harán avanzar al malvado criminal hacia nosotros. Algunas de estas cartas lo hacen avanzar tanto como misiones incompletas haya en la mesa, por lo que bajar excesivas cartas de localización no es la mejor idea. Si este asesino nos atrapa, avanzando hasta nuestra casilla actual, perderemos todos inmediatamente.
Para darle más emoción al asunto, cada una de las localizaciones tiene una acción especial, que funciona exactamente como las cartas de localización, pero que es más eficiente. Dicha carta, impresa en el tablero, sigue las mismas normas de orden ascendente pero también debe incluir el nombre del lugar en el que nos encontremos en el centro de la carta. ¡Fíjate bien!
Cada vez que nuestra ficha avance a la última casilla del tablero deberemos pasar página y colocar la ficha del asesino en el número que coincida con su posición actual. De la habitación de hotel pasaremos por el bosque, la ciudad y el puerto, pero nuestro objetivo es el refugio. Con un precioso desplegable, en esta última etapa deberemos llegar a la casilla de FIN antes que nuestro peligroso contrintante.
Durante la partida el tiempo hará avanzar al criminal una casilla cada dos minutos, los cuales podemos controlar con reloj de arena, incluido en el juego, o con el audio original que ambientará las partidas creando una atmósfera de tensión. Si las cartas se agotan solo debemos darle la vuelta al mazo y seguir robando, listos para seguir con nuestra tensa misión.
Si llegamos al refugio antes que nuestro perseguidor, habremos ganado. Si te has quedado con ganas de más dificultad no solo puedes añadir más cartas de asesino, sino que también cuenta con un modo avanzado del que hablaremos en la siguiente sección.
¿QUÉ ME PARECE?
De vez en cuando apetece rescatar un juego de hace unos años para darles un merecido recuerdo, como pasa con Refugio Fitzek, un original título que quizás no hiciera el ruido que se merecía. Como más vale tarde que nunca, nos dejamos llevar por la recomendación de un buen amigo para descubrir un gran juego.
En este juego cooperativo encontramos una propuesta que se arriesga con varios elementos. Aunque la mecánica de cartas es básica, todo lo que lo rodea a nivel de elementos adicionales y producción son poco convencionales y, sobre todo, arriesgados. En Refugio encontramos uno de esos juegos que, sin ser de mecenazgo, cuentan con varios detalles que parecen ser caprichos del autor y que encarecen la producción, pero que a su vez son la excusa que los hará ser recordados.
El planteamiento del juego también es arriesgado, dado que somos los testigos de un asesintato y debemos huir del autor de dicho crímen. Una temática poco family friendly pero sin exageraciones en cuanto al arte, por lo que no cuesta mucho sacarlo con los pequeños de la casa.
Con Refugio Fitzek encontramos uno de esos títulos que no destaca por su explicación, pero sí por su experiencia. Si bien el sistema de avances con colección de sets podría ser la forma más explotada en su categoría, pero por suerte el diseño no se queda ahí.
Sin ir más lejos, el tiempo real en Refugio Fitzek está planteado de una forma que, además de transmitirnos la tensión temática que se espera, tampoco va a ser un suplicio para aquellos jugadores que no suelen jugar contra el reloj. Si bien las partidas solo pueden durar treinta minutos, el avance del asesino dependerá más de nuestro robo de cartas que del propio paso del tiempo. De esa manera, sin quererlo, genera una presión que existe, pero que hipertrofiaremos, sobre todo si jugamos con la banda sonora, con esos efectos estridentes cada dos minutos.
La experiencia de Refugio Fitzek se asemeja a los “roguelike” por eso de avanzar en la aventura hasta el final, pero posiblemente perder en el intento. La rejugabilidad en este juego no se basa en la variabilidad sino en proponer distintos niveles de complicación, ya sea sin alterar las reglas o con un modo avanzado para los más aventureros. Mientras que aumentar la dificultad es muy similar a añadir brotes en Pandemic, su modo avanzado introduce nuevas mecánicas en las que deberemos, además de usar cartas para avanzar, también deberemos usarlas para descartar motivos del crimen en una parrilla de 5×5 de la que solo podrá quedar un icono por fila al final de la partida. Esta manera abstracta de crear un caso, con un asesino, un motivo, un arma y todo lo demás, crea una nueva capa que no es que complique la experiencia, es que añade un elemento más al que prestar atención.
Y es que en Refugio lo que más cuesta es no pasar por alto elementos. Mientras que el color y el valor son los más básicos, no nos olvidemos de los nombres de las localizaciones para colocarlas en el centro de la mesa o los iconos en el borde inferior para el modo avanzado. Todo eso hace que el juego tenga la justa información para darnos dolores de cabeza.
A nivel de escalabilidad, sorprende que no pueda ser jugado en solitario con un mínimo ajuste. Por otro lado, se disfruta a cualquier número de jugadores por sus frenéticos turnos y dinamismo. Es un título que por su duración y ritmo, sirve estupendamente como un entrante en una jornada de juegos o para despertar al personal tras partidas más largas.
Y es por eso que Refugio Fitzek ha sido un gran descubrimiento recomendado en varias ocasiones por Dam. Uno de estos juegos que nos recuerdan la importancia de cuidar con mimo los lanzamientos, algo humanamente imposible con el ritmo de publicación actual. Es por eso que, aun con unos años a la espalda, merezca la pena pararse a recomendar este título tan original y adictivo.
En definitiva, Refugio Fitzek es un título cooperativo en el que encontramos elementos de tiempo real y una progresión atípica que se apoya en una producción arriesgada y vistosa. Sin duda alguna, un juego que no deja indiferente y que, sin ser complejo, sabe subir la dificultad hasta estresarnos más de lo que imaginamos. Un título recomendable y diferente que merece su hueco en la balda.
Pros
- En Refugio el autor se apoya en la presión por encima de la dificultad mecánica para que los jugadores deban combatir el tiempo y la gestión de las cartas.
- Un modo sencillo de complicar las partidas, pero también un modo avanzado que ofrece una dimensión más que requiere de mucha más atención para ganar.
- Un producto diferente y original tanto en contenido como en continente.
- Funciona perfectamente a cualquier número de jugadores.
Contras
- Su experiencia no introduce elementos variables entre partidas.
- Para disfrutar por completo deberemos antes doblar adecuadamente las páginas del libro para no llevarnos sorpresas durante la partida.
Este juego ha sido cedido por GenX Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!