Un juego pequeño y con una producción brillante es lo que Bumble3ee nos acerca a nuestro país.
En Mob: La Gran Manzana encontramos un juego sencillo, exclusivo a dos, en el que tendremos que dominar los distritos de Nueva York gestionando matones y faroleando un poco.
Diseñador/a: | Steve Finn |
Ilustrador/a: | Ossi Hiekkala, David Sookochoff |
Editorial: | Bumble3ee Interactive |
Idioma: | Español |
Número de jugadores: | 2 |
Duración: | 30-45 min |
Edad mínima recomendada: | 14+ |
¿DE QUÉ VA?
En Mob: La Gran Manzana tendremos que gestionar una banda de lo más mafiosa. Ya sabes, habrá que mandar a los matones a los distritos y comerle la oreja al fiscal del distrito para poder obtener esas cajas llenas del líquido ilegal. ¡Domina las calles!
¿CÓMO SE JUEGA?
En Mob: La Gran Manzana los jugadores controlarán dos bandas mafiosas que pretenden controlar los distritos de Nueva York. Para ello los jugadores pelearán por dominar los distintos barrios para poder llevarse las mercancías, de contenido poco legal.
Una partida de Mob durará tres rondas, tras las cuales el jugador que se haya agenciado más mercancías será el vencedor. Para ello, desplegarán a sus esbirros, activarán acciones y controlarán la influencia del fiscal del distrito.
En cada ronda los jugadores obtienen 20 esbirros, los cuales vienen representados en unidades o en grupos de tres, indistintamente. Con esos esbirros se llevarán a cabo los turnos que se requieran hasta completar la ronda.
El tu turno se puede llevar a cabo las dos siguientes acciones:
- Opcionalmente, antes de llevar a cabo nuestra segunda acción podremos lanzar los dados para desplegar esbirros en la ciudad. Si lanzamos los dados, no podremos anular la acción por lo que acabaremos desplegando a nuestros mafiosos.
Dado que el objetivo es tener mayoría en los distintos distritos, mandar esbirros es importante para poder tener presencia. El sistema de dados en Mob es muy sencillo. Lanzando los dos dados de seis caras, cuyos valores solo ascienden al 3, podremos elegir como utilizarlos. Cada uno de los seis distritos está asociado a un valor y color concreto, por lo que podemos elegir qué dado utilizar para asignar el distrito, mientras que el valor del otro dado indica cuantos matones debemos colocar. No podremos colocar ni más ni menos matones, los cuales por el momento permanecen fuera del tablero, en tu lado de juego.
- Como acción obligatoria e ineludible los jugadores en su turno, hayan lanzado dados o no, deberán activar una de las acciones del tablero de acciones.
En dicho tablero encontramos seis acciones distintas con varios espacios disponibles para activar las mismas. El jugador deberá pagar el coste asociado en matones, que colocará sobre la casilla en concreto, para activar la acción asociada y un beneficio secundario si lo hubiera. De esta manera, el coste de cada una de las acciones se irá incrementando hasta que los jugadores no puedan activar ninguna acción determinando el final de la ronda.
Las acciones nos permiten colocar a nuestros matones en el distrito, protegiéndolos así de ataques rivales, podremos también cambiarlos de localización para amortiguar una mala tirada de dados o intentar disparar a los de nuestro rival. De la misma manera hay mecanismos para no solo mover cajas, las cuales determinan el ganador al final de la partida, sino también añadir nuevas cajas a los distritos, potenciando aquellos donde tengamos más esperanza de ganar la mayoría.
Una de las acciones nos permite introducir nuestros infiltrados, que son fichas de póker que esconde una cantidad de matones entre 1 y 3. Gracias a esta mecánica de faroleo podremos sumar algunos matones directamente sobre los distritos o, al menos, asustar a nuestro enemigo.
En la zona superior del tablero encontramos un marcador bilateral en el que colocaremos al fiscal del distrito. En un tira y afloja los jugadores irán moviendo la influencia del fiscal hacia un lado u otro del marcador para poder ganar una ventaja al final de la ronda.
Como hemos comentado, los turnos se alternan hasta que no nos queden matones que invertir sobre las acciones del tablero principal. Tras esto, todos los matones que estuvieran fuera del tablero entran al distrito en cuestión, simulando que llegan a dicha localización sanos y salvos en sus coches. Tras esto, habrá un tiroteo en el que cada distrito eliminará tantos matones como tenga su rival, dejando presente tan solo la diferencia. La mayoría se resolverá al final de la partida. Por último deberemos ver la acción que ejecuta el fiscal del distrito sobre el jugador cuya mitad haya sido invadida en el marcador. Este jugador, que recibirá un efecto negativo, será quien elija el jugador inicial de la siguiente ronda.
Este formato de ronda se repite en tres ocasiones, con veinte nuevos matones que deberemos coger de la reserva general. Tras las tres rondas solo quedará resolver, tras el pertinente tiroteo, el ganador de cada distrito que se llevará las cajas de mercancías de dicho distrito. El jugador con más mercancías será el vencedor.
¿QUÉ ME PARECE?
En MOB: La Gran Manzana encontramos un rediseño de un juego sencillo pero efectivo de control de áreas exclusivo para dos jugadores. Con el lavado de cara se acerca a un mayor público este diseño de Finn, autor y editor que a veces queda un poco tapado en nuestro mercado.
Antes de entrar en materia cabe destacar que Steve Finn suele editar sus juegos en una editorial modesta pero llena de ideas. Dichos proyectos no siempre cruzan el charco y al no firmar con grandes titanes editoriales suelen quedar en la sombra. De esa sombra sale Mob: La Gran Manzana, que es una reimplementación de Capo dei Capi.
La propuesta de Mob es exclusiva para dos jugadores y propone un control de áreas bajo una gestión sencilla de recursos y algo de azar, del que hablaremos más adelante.
En Mob los jugadores compiten por llevarse mercancías de las distintas zonas del tablero central, cada una de las cuales es una lucha por mayorías. Lo interesante no viene tanto por esa mecánica sino por la gestión de los pandilleros, que se utilizarán como moneda de cambio.
Y es que los jugadores no solo deberán desplegar a sus coches repletos de mafiosos por los barrios de la ciudad, sino también controlar las distintas acciones disponibles, las cuales son el único paso del turno inevitablemente obligatorio. Mediante estas acciones podremos modular la llegada de nuestras unidades o intentar eliminar a las del rival, haciendo que las mayorías no pierdan interés pero sean más transparentes y nos podamos dedicar a invertir nuestro esfuerzo en modular el resultado de dicho enfrentamiento final.
Por suerte el juego ofrece un par de tintes de descontrol. El azar viene dado por el interesante sistema de dados, el cual nos permite elegir uno de los valores para la localización y otro para la cantidad de unidades que desplegamos. Este azar es aceptable con valores tan solo del 1 al 3 y con habilidades que nos permiten amortiguar al mismo.
Si el azar no es suficiente, también encontramos un interesante faroleo mediante las póker chips, cuyo valor comprende de 1 a 3 unidades y que se revelará al final de la partida. Este otro elemento hace que una mecánica fría como las mayorías entre dos jugadores cobre cierto temperamento y emoción.
La producción es difícil de criticar. No solo hay tonos dorados brillantes y componentes personalizados, sino que también encontramos un formato de caja por debajo del estándar actual.
La mayor pega es su falta de variabilidad entre partidas que, unido al elemento de azar de los dados hace que el juego sea disfrutable pero pueda quemarse a largo plazo. Faltaría algún elemento variable que nos obligue a encarar las partidas de modos distintos, más allá de los elementos de azar y las jugadas de nuestro rival.
En definitiva, Mob: La Gran Manzana es un juego interesante y bien pensado en el que se ofrece un juego de control de áreas exclusivo para dos. Tenemos los elementos justos para, sin complicar la experiencia, tener la emoción que solo el faroleo y la pizca de azar nos pueden generar. Esto se acompaña de una producción cuidada y visualmente resultona que completan un juego recomendable al que solo le falta un poco de variabilidad.
Pros
- Un gran ejemplo de control de áreas exclusivo para dos.
- Una reedición de un buen título que ahora, además, luce genial en mesa.
- Suficiente control, pero algunos elementos de azar y faroleo que genera la tensión suficiente.
Contras
- No encontramos elementos variables entre partidas.
Este juego ha sido cedido por Bumble3ee para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!