¿Sabes eso de contar ovejas para dormirte, no?
Pues en Sheepy Time encontramos un juego de forzar la suerte que ofrece sensaciones de carreras y una suficiente variabilidad entre partidas.
Diseñador/a: | Neil Kimball |
Ilustrador/a: | Zoé Plane |
Editorial: | Alderac Entertainment |
Idioma: | Inglés |
Número de jugadores: | 1-4 |
Duración: | 30-45 min |
Edad mínima recomendada: | 10+ |
¿DE QUÉ VA?
En Sheepy Time tomamos el rol de una de esas ovejas que contamos por las noches, para intentar dormir. Lo malo es que estas ovejas son perseguidas por las pesadillas, así que deberemos elegir muy bien cuando dejar de saltar la valla antes de que la horrible pesadilla nos atrape y nos despierte. Todo esto bajo una mecánica de cartas sencilla de forzar la suerte y unos poderes variables que se encargan de dar variedad a las partidas.

¿CÓMO SE JUEGA?
En Sheepy Time los jugadores disputarán una serie de rondas hasta que alguno de ellos sobrepase su almohada con el marcador de puntos. A cada ronda será más fácil que la anterior conseguir ese hito.

Para empezar la partida tan solo tenemos que elegir una de las tres pesadillas y mezclar sus cartas con las de ovejas, las cuales formarán un mazo único que barajaremos de nuevo en cada ronda futura. La pesadilla más sencilla y recomendada inicialmente es el Lobo que, al fin y al cabo, solo tiene tres ojos.

El tablero de juego es circular, contando con diez casillas, tras las cuales hay una valla onírica, de esas que saltan todas las ovejas cuando las estamos contando para poder dormir. La pesadilla, inicialmente se coloca en el centro del tablero. Todos los jugadores, así como la propia pesadilla, se moverán siempre en sentido horario, empezando por la casilla numerada con el 1.
En nuestro turno siempre tendremos dos cartas en la mano y deberemos usar una de ellas. Estas cartas nos permiten avanzar un cierto número de casillas o colocar Zzz en alguna habilidad, de lo que hablaremos en breves.

Si avanzamos casillas debemos tener en cuenta que nuestro objetivo es dar vueltas al tablero, recibiendo cinco puntos por cada vuelta completa. Siempre que saltemos la valla en nuestro turno deberemos elegir si queremos seguir jugando, y por tanto dar una vuelta más, o nos plantamos. ¡No tientes mucho tu suerte, porque si la pesadilla completa una vuelta entera al tablero todos los jugadores que no hayan pasado perderán! En este juego decidir cuando parar es determinante.
Muchas cartas nos permiten, en lugar de movernos, añadir fichas de Zzz. Estas fichas se colocarán sobre las losetas de habilidad. Alrededor del tablero solo encontramos dos losetas de habilidad pero, como veremos más adelante, irán aumentando en número a cada ronda que pase. Colocar estas fichas es indispensable para poder activar los beneficios descritos.

Si tras cualquier movimiento acabamos en una casilla que tiene una loseta en la que tenemos una ficha de Zzz, podremos quitar una de las fichas para activar la habilidad. En algunos momentos podremos poner fichas de Zzz infinito, las cuales nos permiten activar la habilidad cada vez que caigamos en esa casilla sin tener que retirar la ficha. ¡Nada mal!
Tras usar una de tus cartas debes reponer tu mano para tener dos cartas de nuevo. Siempre que robemos cartas debemos saber que dentro del mazo hay cartas de pesadilla, las cuales se activan en cuanto son robadas. Si obtienes una de estas cartas debes enseñarla, resolverla, y robar otra carta. ¡Qué miedo!

Las cartas de pesadilla por lo general hacen avanzar la pesadilla que pretende dar una vuelta completa al circuito. Si para entonces aun hay jugadores que no han decidido pasar, estos «se despertarán» y perderán todos los puntos obtenidos.
Las pesadillas interactúan negativamente con las ovejas. Si, por ejemplo, la pesadilla se mueve y pasa por cualquier casilla con ovejas, éstas se asustarán, por lo que las tumbaremos para recordarlo. A veces, algunas pesadillas saltan hasta una casilla, por lo que solo afectan a la casilla de destino. Las ovejas, por su parte, solo se asustan si acaban su movimiento en la casilla de la pesadilla, pero no si pasan por ella en mitad de su movimiento. Una oveja asustada sigue jugando con normalidad pero si la pesadilla vuelve a tocarla, lo que sería asustarla por segunda vez, ese jugador se despertará y perderá todos los puntos de esta ronda.

Cuando todos los jugadores hayan decidido pasar se cuentan los puntos de esta ronda. Al tratarse de una carrera, el jugador que más puntos haya obtenido recibe el beneficio de poder retrasar su almohada en el marcador. De esta manera, dado que el objetivo es acabar la ronda habiendo superado nuestra propia almohada, cada vez será más sencillo que esto ocurra en la siguiente ronda.
Antes de preparar la próxima ronda hay un tiempo de descanso. En este momento los jugadores pueden elegir una nueva loseta de habilidad para colocar en alguna de las casillas de alrededor del tablero que sigan libres. Si colocan una loseta obtendrán el beneficio indicado en la esquina inferior derecha de la misma pero, si no hay espacios o no quieren colocar losetas, recibirán la oportunidad de colocar dos fichas Zzz allí donde les interese de todo el tablero.

¿QUÉ ME PARECE?
En Sheepy Time encontramos un juego de forzar la suerte apto para toda la familia y con un tema tan simpático como atrevido. Todo ello permite cierta variabilidad con las distintas pesadillas y distintas losetas de habilidad ofreciendo frescura en las partidas y amenizando el desarrollo de un título que va claramente encarado a un público familiar.
Que la editorial Alderac siempre se centra en contentar a las familias que disfruten con los juegos de mesa no es nada nuevo, apoyándose en sencillas reglas y diseños atrevidos tanto en temática como en producciones. Sin duda alguna, la mayoría de sus juegos son vistosos e intrigantes, cuidando el producto con mimo más allá de las mecánicas. Y, aunque tenemos ejemplos de juegos de mayor envergadura, como mi querido War Chest, los pesos ligeros son los que más representan a esta editorial americana. Con Sheepy Time encontramos una muestra de ello que cumple todas las premisas habituales de su línea editorial.

En Sheepy Time tenemos un juego básicamente centrado en forzar la suerte. Con una regla tan sencilla como «usa una carta y roba otra» y una mano tan escueta como de dos cartas, me parece suficientemente transparente como para comprender que este título no busca un ejercicio neuronal. Lo que prima en este juego es que los turnos son dinámicos y la interacción, especialmente indirecta, nos hará pasar un entreturno ameno a la vez que fugaz.
Toda la suerte que podemos forzar se centra, especialmente, en cuántas vueltas queremos dar alrededor del tablero. En ese sentido, Sheepy Time parece un juego de carreras, pero no contiene la gestión o control del avance tan fina como cabría esperar. Con solo dos cartas en la mano, el margen es estrecho, y la decisión, además de la carta, se centra también en elegir si queremos avanzar o colocar fichas de Zzz, las cuales nos ofrecen beneficios a más largo plazo. Estas pequeñas decisiones son livianas pero suficientemente interesantes para que sea estimulante.

El sistema de cartas de pesadilla mezcladas con las de oveja hace que el devenir sea impredecible, pero para todo el conjunto de jugadores, por lo que la tensión nunca es baja en Sheepy Times. La contrapartida es que el azar puede dar alguna ronda bastante desafortunada, haciendo que todas las cartas negativas puedan concentrarse, algo que sería más desastroso si los efectos negativos fueran individuales y no para todos los jugadores en conjunto.
La interacción entre jugadores es muy escasa, algo que encajaba muy bien con el formato de juego. Cada una de las ovejas debe centrarse en dar sus vueltas y saber si hay tiempo para una ronda más. Es cierto que los jugadores compiten entre ellos, y que la puntuación final depende de la puntuación de los demás, pero no hay más elementos de confrontación. Aparte de esto, podemos encontrar algunas habilidades de las losetas que hacen referencia al resto de jugadores, considerándolo, en todo caso, una interacción indirecta.

De lo que se nutre Sheepy Times es de dar variedad entre partidas al nivel que se espera de un juego así de familiar. No solo las losetas varían, dando sensaciones diferentes entre partidas, sino que la inclusión de tres pesadillas hace que podamos modular el juego incluso en profundidad, siendo el Lobo la pesadilla más plana y predecible, mientras que la Araña da una pequeña vuelta de tuerca.

Respecto a la escalabilidad, Sheepy Times funciona a todo número de jugadores, aunque las risas pueden aumentar si somos más alrededor de la mesa. Dada la interacción tan escasa, no se resiente de ser jugado a dos, pero cada movimiento de la pesadilla tendrá más consecuencias si somos más jugadores. Por si fuera poco, se incluye un modo solitario que aunque simula las sensaciones de la experiencia multijugador, no ofrece demasiada profundidad dada la naturaleza de forzar la suerte y el elevado componente azaroso del título.
Antes de acabar, no puedo dejar de alabar el apartado artístico y la producción. Aunque personalmente no me sorprenda lo cuidado que está en este apartado, sello de la propia editorial, creo que Sheepy Times cuenta con una producción bien resuelta y muy vistosa, algo casi indispensable dado el target del título. Cuenta con un arte infantilizado que encaja muy bien con la temática y un inserto funcional, algo que se agradece enormemente.

En definitiva, Sheepy Times es un título familiar que pretende que los jugadores fuercen su suerte hasta donde les apetezca. Dentro de esta clásica mecánica, en Sheepy Time encontramos habilidades y una sensación de carrera en la que todos competimos entre nosotros para obtener más puntos que los rivales. Todo ello bajo unas reglas sencillas que no pretenden ofrecer a los jugadores un gran control de la situación, sino partidas dinámicas y divertidas. Para coronar el producto, AEG no defrauda a nivel gráfico y de producción, haciendo que sea muy fácil de entrar por los ojos.

Pros
- Forzar la suerte con una temática carismática y original.
- Reglas sencillas, aptas para todas las edades.
- Variedad de habilidades suficientes para que las partidas no sean repetitivas.
- Una producción vistosa y simpática, algo muy positivo para su público objetivo.
Contras
- Un elevado componente azaroso que puede no gustar, incluso en ambientes familiares.
- Tan solo tres pesadillas dejan intuir alguna expansión si la campaña del juego base es suficientemente buena.
Este juego ha sido cedido por AEG para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Meeple sano in corpore sano.
Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!