Diseñador/a:Trevor BenjaminBrett J. Gilbert
Ilustrador/a:Denis Martynets
Editorial:White Goblin Games
Idioma:Inglés. Independiente.
Número de jugadores:2-4
Duración:30-45 min
Edad mínima recomendada:8+
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¿DE QUÉ VA? 

En Maya encontramos un juego inspirado en la era precolombina que de un modo abstracto nos ofrece un juego de losetas y control de áreas bajo la premisa de la creación de ciudades alrededor de los templos maya que todos conocemos. Expande las ciudades y coloca tus plantaciones en las mejores localizaciones para que los beneficios recaigan en ti. ¡No dejes que los rivales cubran la periferia de los crecientes y prósperos núcleos urbanos!

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¿CÓMO SE JUEGA?

Durante la partida, los jugadores intentarán ganar puntos manteniendo presencia con sus plantaciones alrededor de las crecientes ciudades.

Para empezar la partida cada jugador baraja sus losetas y las coloca en pilas boca abajo. Roba cinco, que colocará en su soporte, para que ningún rival pueda verla.

Detalle del soporte. Su capacidad máxima es de siete losetas, aunque la séptima loseta no quepa de forma cómoda. Encontramos plantaciones de cuatro tipos distintos: maíz, pimientos, calabacines y patatas. En las losetas puede tener una o dos unidades.

Inicialmente solo tendremos disponible el templo de Tikal, pero el tablero incluye 13 templos, a los cuales accederemos a medida que pongamos losetas que contacten con los mismos.

Detalle de los templos, en los que colocaremos estas miniaturas para destacar que ya podemos acceder a ellos.

En nuestro turno tenemos solo dos opciones:

  • Colocar una loseta de plantación sobre el tablero: los jugadores pueden colocar una o más losetas de su soporte siempre que sean del mismo tipo de alimento. Los jugadores deben usar sus losetas para rodear ciudades dado que, al cerrarse completamente una ciudad será puntuada, otorgando puntos en relación a la extensión de la ciudad y otorgando los puntos al que más alimentos tenga alrededor de la misma. Más abajo os lo enseñamos en un ejemplo.

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  • Expandir la ciudad: mediante esta acción no solo crecerán las ciudades sino que también robarás nuevas losetas. Si aun te quedara alguna loseta en tu soporte, coloca cualquiera de ellas boca abajo en el tablero y roba tres nuevas, siempre que no excedas el límite de siete. Si te quedaste sin loseta, coloca una de la pila de robo sin verla sobre el tablero y roba tan solo dos. ¡Te penalizará por no gestionar bien las el tempo de robo! Las losetas boca abajo siempre deben estar adyacentes a un templo o a otra loseta adyacente previamente colocada. De esta manera, al inicio de la partida solo podremos expandir alrededor de Tikal, representando como las ciudades crecían cerca de los templos, centro neurálgico de la civilización maya. Como excepción, no podremos conectar un templo con otro, haciendo que en cada partida cada templo sea puntuado de forma independiente e impidiendo que las ciudades crezcan de forma insostenible.
Las traseras de todas las losetas, independientemente del jugador, son idénticas ya que serán usadas para expandir las ciudades.

Aunque las reglas son sencillas, el modo de expandirse y puntuar es más abstracto de lo que cabe, por lo que en un ejemplo se resolverán muchas dudas:

En este ejemplo vemos como la ciudad del templo de la izquierda ya no puede expandirse, porque de hacerlo conectaría con otro templo y esto no es posible. La ciudad cuenta con una extensión de cuatro losetas, la del templo y tres adyacentes que han tenido que ir añadiendo los jugadores. La ciudad se puntuará en cuanto alguien coloque una ficha al norte de la ciudad. Hay que tener en mente que el jugador rojo puede colocar una loseta con dos alimentos, pudiendo llevarse la mayoría de la ciudad. Cuando se coloque esa última loseta se contarán los alimentos de cada jugador que tenga alguna loseta adyacente a la ciudad y se repartirán los puntos.

Como os podéis imaginar, el intentar acumular varias losetas del mismo tipo de alimento nos da el poder de añadir muchas losetas en un mismo turno y cerrar ciudades que el resto no sabían que podíamos dejar cerradas. Las losetas dobles también añaden esa tensión ya que no sabremos si las losetas del soporte de un rival serán simples o dobles, ofreciendo una tensión considerable. La cantidad de puntos viene representada en una esquina del tablero:

Más de cinco losetas de extensión, contando el propio templo, no aumentan la puntuación de la ciudad. ¡Tenlo en cuenta!

Hay que recordar que, hasta que una plantación no toque a un nuevo templo no podremos expandir esa ciudad, por lo que el juego va creciendo de una forma controlable y, sobre todo, evitando que varios templos puedan anexionarse.

La partida acaba en el momento en que un jugador haya agotado todas sus losetas. En este momento, el jugador con más puntos será el ganador.

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¿QUÉ ME PARECE?

Maya ha sido una de las gratas sorpresas que ha dejado este Essen y no es el único juego de colocación de losetas que os traeré en estos próximos meses.

No puedo negar que David de El Club Dante ha sido un defensor de este juego y que, pese a su empeño en que lo probara, ha pasado varias semanas en la estantería solo por su apariencia. Cabe decir que Maya no es un juego feo, algo que podéis ver en cada una de estas fotos, pero es de esos juegos que impresiona de viejuno y que parece un juego de loseteo estándar. Si os digo todo esto es para evitar que se repita y que, aunque no os llame al primer contacto visual, es un juego que con una partida os dejará ver de forma transparente si es algo que va con vosotros.

Con este Maya encontramos un título que tiene todo lo que le pido a la mayoría de juegos que pasan por mi mesa: sencillez de reglas, estrategia suficiente, un poco de azar en polvo y una interacción que no se base en el puteo gratuito.

Y es que las reglas de este juego no os robarán más de cinco minutos. Pese a lo abstracto de hacer crecer una ciudad y no poder adherirse a otros templos vecinos, con un ejemplo en mesa los jugadores, incluido los más familiares, captarán la idea ipso facto y pronto estaréis loseteando como locos. Con solo dos opciones durante tu turno, incluyendo la opción de robar losetas que esconde un timing interesante así como una valoración del riesgo, este juego ofrece decisiones interesantes turno tras turno.

No podemos olvidar que el azar está presente, pero este nunca ha estropeado una partida. Siempre que robemos nuevas losetas nos exponemos a que las combinaciones y los tipos de plantaciones no coincidan con nuestras preferencias, pero siempre nos ofrecerán alguna alternativa que se escape del catastrofismo. En ese sentido, lo táctico y lo estratégico se mantiene en un equilibrio en el que, para romper la ecuación, se añade un componente interactivo, al tener que ver si los rivales tienen muchas losetas en su bandeja, teniendo en cuenta que esa aproximación no nos sirve para saber si son del mismo tipo ni si son sencillas o dobles.

Y con esta interacción llegamos a uno de los puntos más agradables de Maya. Es un juego en el que nada se lleva a cabo sin tener en cuenta el turno del rival y eso hace que los entreturnos, además de cortos, sean interesantes para todos los de la mesa. Las mayorías requieren de atención si queremos llevarnos una ciudad, y el crecimiento de las mismas casi nunca quedará en manos de un solo jugador, haciendo que la extraña simbiosis se vuelva parasitismo en una ronda.

Por toda esta interacción implícita, Maya se disfruta más en su rango alto de jugadores, siendo poco recomendable para jugarse en pareja y siendo cuatro su mejor número. Si somos tres, algo que ha pasado en mi mesa, el juego se disfruta lo suficiente, con algún empate más que de costumbre, haciendo que a veces algunas puntuaciones parezcan más injustas.

Detalle de los árboles que permiten cortar zonas, de alguno de los colores que no sea el azul, para partidas a menos de cuatro jugadores.

Del dúo de diseñadores, Brett J. Gilbert y Trevor Benjamin, debo decir que son autores que, por una parte, siempre se han mostrado versátiles en sus diseños y, por otra, han lanzado varios títulos muy interesantes, tanto juntos como por separado, en este último año. No en vano, personalmente pienso que Brett, tras un bajón en cuanto a publicación tras su nominado Divinaire y Elysium, es uno de los diseñadores más destacables de este año pasado. Se trata de uno de estos diseñadores que, sin haber diseñado juegos inolvidables siempre saca alguna idea original, y este Maya es un ejemplo de ello.

En definitiva, Maya no gustará a todos por su portada, que recuerda los tiempos de oro de los eurogames, pero entraña una producción humilde pero funcional y un juego que ofrece unas reglas familiares con mecánicas de loseteo y control de áreas. Es otro ejemplo de juego que, con solo dos opciones en el turno, ofrece un juego estratégico, agradable e interactivo, sin caer en el incordio gratuito entre jugadores, y haciendo que cada turno tenga un peso relevante, conteniéndose en una media hora de juego.

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Pros

  • Un gran juego que nos sorprende con pocas reglas pero suficiente profundidad, como si de un Knizia se tratara.
  • Interacción casi constante, sin margen para el puteo gratuito.
  • Duración muy contenida sin sentirse un juego vacío de decisiones.

Contras

  • No es un juego que se disfrute a dos jugadores.
  • Algo abstracto para los menos acostumbrados.

Este juego ha sido cedido por White Goblin Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.