Hoy os contamos nuestras impresiones de Artline, un curioso proyecto de los rusos de HobbyWorld.

Se trata de un diseño de Till F. Teenck, autor novel. La parte ilustrada del juego es totalmente original, sacada de cuadros del Hermitage. Es un juego de 2 a 5 jugadores, de una duración aproximada de media hora y una edad mínima de tan solo 12 años, ya que la dificultad del juego la ponen las categorías que elijan los propios participantes.


¿DE QUÉ VA?

En Artline encontramos un juego de colocación de cartas que se centra en la búsqueda de elementos comunes para poder añadir nuevos cuadros a la mesa. De esta manera, aunque el juego sea sencillo de jugar, nuestro elemento principal serán obras de arte sacadas del majestuoso Hermitage. ¡Podremos ver muchos de sus lienzos sin viajar a San Petersburgo!


¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?

La caja contiene:

  • 96 cartas con obras pictóricas del Hermitage de San Petersburgo.

Para su contenido, se antoja una caja demasiado grande que, de no ser así, haría que el juego pudiera llevarse en sobremesas de todo tipo dada la sencillez de reglas.


¿CÓMO SE JUEGA?

En Artline nuestro objetivo es tan sencillo como quedarnos sin cartas en la mano. Para ello, cada jugador debe intentar colocar las obras que tiene en la mesa, teniendo en cuenta las categorías que se irán creando.

Para empezar la partida, cada jugador roba 5 cartas y se coloca una en el centro de la mesa. ¡Ya podemos empezar!

Cada carta es una obra del Museo Hermitage impresa con gran detalle. ¡Disfruta de lo que ves!

Por turnos, los jugadores pueden colocar una carta en la mesa o, si no quieren o no pueden, descartar una carta para robar una nueva. En ocasiones preferiremos coger una obra mejor para tener más oportunidades en rondas posteriores, no te preocupes por eso.

Sobre la mesa, donde inicialmente habrá una carta tomada al azar del mazo, se irá creando una parrilla de cartas. Cada jugador que añada una carta debe añadirla ortogonalmente a lo que ya esté colocado, haciendo que se vayan creando columnas o filas.

En el momento en que se coloque una segunda carta en alguna columna o fila, el jugador que coloque esa carta debe pensar un elemento que tenga en común ambos cuadros. ¿Que en ambos cuadros hay un niño? ¿Un perro? ¿Gente con sombrero? Todo vale, siempre que salga en ambas obras y se refiera a algo que veamos en la obra, sin entrar en tecnicismos, autores o emociones…¡No te me pongas poético!

Una vez se haya instaurado una Galería, que es como se llama una fila o columna con un segundo cuadro y, por consiguiente, un elemento común, esta Galería debe crecer manteniendo el elemento común. Es decir, si añadimos más cuadros a la fila o columna deberán seguir teniendo ese elemento que identifica a la Galería.

Por ejemplo, tenemos una columna con imágenes que tienen en común “ancianos” y una fila en la que se especificó “gente con sombrero” como característica de la Galería. Cualquier cuadro añadido en la fila o columna debe respetar la categoría, mientras que si colocamos una carta adyacente pero que no pertenezca a la fila o la columna, deberemos crear una nueva Galería con una nueva característica.

Tras colocar una carta deberemos robar una nueva para acabar nuestro turno. A menos que hayamos logrado colocarnos en una intersección. ¡Esa es nuestra manera de ganar!

Si un jugador logra poner una carta adyacente a dos cartas ya colocadas, en una intersección entre una fila y una columna, se considera que ha logrado abrir una Exposición y eso tiene premio. Este jugador no robará al final del turno, por lo que estará más cerca de ser el ganador.

El juego prosigue hasta que alguien haya logrado abrir cinco Exposiciones, convirtiéndose en el ganador.


¿QUÉ NOS PARECE?

Artline es un juego muy sencillo pero que puede servir como vehículo para acercar el arte a las mesas de nuestros hogares.

Como ya habéis podido leer, las reglas de este Artline no esconden demasiada complicación y, a decir verdad, deja mucho en manos de los jugadores, dado que las categorías no son cerradas y podrán ser más o menos específicas dependiendo del grupo de juego. En otras palabras, no es el cómo se juega lo que nos atrae, sino el contenido de las distintas obras del Hermitage.

Indiscutiblemente, Artline nos obliga a ser creativos y relacionar de la mejor manera posible elementos de los distintos cuadros para poder ganar la partida. Aunque parezca banal, eso obliga a que los jugadores, incluso los más peques de la casa, deban fijarse bien en los lienzos y en los detalles de los mismos. Cualquier pequeño elemento puede ser el denominador común que nos permita bajar un nuevo cuadro.

Es un juego que siempre ha generado risas cuando ha salido a mesa. Sobra decir que dependerá del grupo, pero si los jugadores no son especialmente estrictos, cosa recomendada en el mismo manual del juego, es una experiencia distendida y muy cómica, con categorías que surgen a altas horas de la madrugada como “gente sujetando cosas” o “telas con bordados”. ¡Todo se vale, pero lo que es obligatorio es estar dispuesto a reírte a cambio de ser algo laxo!

El potencial principal del juego es el modo de mostrarnos una gran cantidad de cuadros sobre la mesa, la mayoría desconocidos para nuestros inexpertos ojos. Esto le ofrece un carácter cultural interesante que, por su fácil adaptación, podría abrir una serie de juegos de distintos museos. Sin duda alguna, no me molestaría ocupar un estante de la Kallax con ediciones del Louvre, del Prado o del MET.

Revisa el reverso de las cartas para conocer el nombre de la obra y el autor de la misma.

En resumen, Artline no es un gran juego en cuanto a mecánicas, pero es un proyecto que pretende apoyarse en otros pilares para destacar. Sobre unas sencillas reglas, pero suficientemente creativas y muy encaradas a que los jugadores miren y remiren las distintas obras de arte, encontramos un producto encarado a que pasemos un buen rato mirando cuadros de un importante museo. Sin duda, si eres aficionado al arte o si sabes disfrutar de ello, aquí tienes un proyecto simpático y que, a la vez, puede tener un carácter educativo para grandes y pequeños.


PUNTOS POSITIVOS

  • Acercando el arte a la mesa: siendo Artline una excusa tremenda para que muchos museos quieran tener su propia edición de un proyecto muy interesante que, sin querer, nos obliga a mirar las obras bien de cerca, buscando detalles.
  • Tamaño de cartas más que adecuado: que nos permite disfrutar de los cuadros de forma cómoda. Los colores, aunque algo menos contrastados de lo que nos gustarían, son imposiciones del propio Hermitage para que todo luzca natural, cosa que comprendemos.
  • A cualquier número de jugadores: ya que lo que importa, por encima de todo, es la experiencia creativa y, principalmente, humorística.

PUNTOS NEGATIVOS

  • Más experiencia que juego: al igual que nos pasa con otros juegos como Scrawl (aquí su reseña), donde la puntuación no es ni secundario y pasa a estar en un tercer o cuarto plano, Artline se basa mucho en las decisiones de los jugadores y aboga por ofrecer libertad de criterios para que la experiencia sea tan estricta o laxa como nosotros queramos. ¡No te lo tomes muy en serio!

Este juego ha sido cedido por HobbyWorld para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.