Hoy hablamos de algo que se escapa de lo habitual en este blog. ¿Es un juego? No del todo, pero nos divirtió tanto como para dejaros nuestras impresiones.

Smart Games nos presenta unas cajas que pretenden que preparemos una serie de acertijos para alguien especial y escondamos un regalo como recompensa.

En su web encontramos cuatro versiones que comparten la misma naturaleza: esa persona elegida deberá superar diez retos variados, que llevarán entre media y una hora, en el peor de los casos, hasta llegar a su meta. Al final, no solo podemos colocar un regalo de un modo original, sino una felicitación.

El contenido de la caja, con unas cartas algo más pequeñas de lo que nos gustaría.
Las cartas están numeradas para que el afortunado que disfrute de la experiencia vaya avanzando hacia la meta.

Nosotros hemos podido probar su versión InLove y la Home Pro.

Si la persona que va a disfrutar de los retos es ligeramente jugón, no lo penséis, la versión Pro no es tan complicada. Su preparación requiere poco más de quince minutos en la casa donde vaya a ser jugada y necesitaremos que el elegido no nos vea colocar las tarjetas. Os aseguramos que todas las casas tienen lo necesario para preparar y resolver los acertijos.  ¡No sufras si crees que alguna prueba no puede ser superada por el sorprendido! Puedes darle pistas y, por supuesto, puede usar alternativas como Internet para ayudarse. La diversión prima por encima de las limitaciones o las reglas.

Si queréis decir a vuestra pareja que le vais a invitar a cenar, por ejemplo, el Pack InLove propone algo alternativo y más picante. No os esperéis nada eroticofestivo, pero sí una serie de acertijos más atrevidos y personales, donde la interacción entre el organizador y el jugador será más que constante. ¡No hace falta esperar a San Valentín para calentar el ambiente con diez retos y acabar con un detalle al final del camino!

No dejemos de lado la versión Kids, que no hemos probado pero seguro que funciona a la perfección.

El juego incluye unas pegatinas para poder colocar las tarjetas en los lugares más inhóspitos.

Una propuesta fresca y que, aunque no podemos comentar en profundidad sin desvelar algunas pruebas, nos ha parecido variada y alternativa. Ya hemos repetido para dar regalos, por ejemplo, a mi suegro, ofreciendo un rato de risas y carreras por la casa, en la que acabó participando su mujer. La única queja posible del formato es el tamaño de las cartas, que hubiera preferido de tamaño tarot, dado que la letra pequeña que contienen puede dificultar el uso en personas mayores o con problemas de visión, así como para observar cierto detalle en una de las pruebas.