Barrio [Reseña]

Diseñado e ilustrado por una misma persona, Barrio presenta un arte cuidado y unas mecánicas bien implementadas.

En Barrio encontramos una gestión de recursos con interacción y que nos exigirá seguir unos patrones para crear los mejores panoramas.

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¿DE QUÉ VA? 

En Barrio construiremos una serie de casas con encanto intentando respetar el entorno para crear un armónico panorama de edificios. Para ello, gestiona los planos, obtén los recursos y, habitualmente, intenta esquivar los burruños.

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¿CÓMO SE JUEGA?

En Barrio los jugadores irán obteniendo recursos para construir casas intentando no solo cumplir sus objetivos sino intentando respetar el patrón de los panoramas, para el que deberán vigilar las adyacencias de las distintas y variadas casas.

Durante la partida los jugadores gestionarán dos tipos de cartas: mientras que las cartas de recursos nos permiten cumplir los requisitos para construir casas, nuestras casas incluyen su coste en el lateral izquierdo, sus puntos en el borde inferior, y unos iconos en ambas esquinas inferiores para poder crear adyacencias y así formar panoramas:

En nuestro turno podremos elegir una de las siguientes opciones para llevar a cabo:

• Robar una carta, ya sea de material o de casa. En el juego tendremos siempre cuatro cartas disponibles boca arriba de ambos tipos, pero también podremos robar del mazo de robo, desconociendo su contenido.
• Descartar una o más cartas de casa para robar el mismo número de cartas en cualquier combinación. Así, al descartar casas, podremos robar otras casas o materiales, en cualquier combinación.
• Colocar una carta de material en el mercado central. Tras colocar este material, siguiendo unas normas que ahora explicaremos, podrás robar dos cartas en cualquier combinación.
• Colocar dos cartas de materiales en el mercado central. Tras esto podrás robar tres cartas de cualquier tipo o, si lo prefieres, construir una casa siguiendo las normas que ahora os detallaremos.

En Barrio si tenemos menos de tres cartas al final de la ronda, robaremos hasta tener dicha cantidad. Por el contrario, no podemos exceder las siete cartas en mano.

Por una parte, como vemos, los recursos en Barrio no se gastan desde nuestra mano, sino que requieren ser colocados en un mercado central, en el centro del área de juego. Este mercado central es una parrilla virtual de 5*5 casillas, en las que iremos colocando materiales ortogonalmente. Nunca podremos exceder dichos límites de anchura o altura. Es desde este mercado donde iremos robando recursos para construir nuestras casas. Si al colocar materiales completamos la parrilla de veinticinco cartas, podremos construir una casa gratuitamente desde nuestra mano y luego retirar todas las cartas del mercado central.

Dado que el objetivo es construir un barrio, cuando coloquemos dos materiales en el mercado como acción de nuestro turno, podremos construir una carta de la mano. Las cartas de nuestra mano tienen su coste en el lado izquierdo, que deberemos cumplir obteniendo una fila o columna del mercado central. Deberemos robar una fila o columna por completo, incluso si con ello nos sobran recursos. Los recursos que nos sobren los dejaremos en una pila frente a nuestra zona de juego, mientras que los utilizados serán descartados. En la zona central habrá todo tipo de recursos, pero también burruños, los cuales no sirven para edificar, pero pueden variar entre partidas para darnos puntos positivos o negativos. ¡Ten cuidado con ellos!

Al colocar la casa, deberemos ponerla frente a nosotros teniendo en cuenta lo siguiente:

• Si es la primera casa colócala en tu zona de juego, a partir de ahora se podrán construir adyacentes a esta primera.
• Si nuestra nueva casa coincide en su icono de los bordes con alguna de las casas ya construidas, puedes solaparla. De esta forma se crearán panorámicas que, como veremos más adelante, dan puntos al final de la partida.
• Si conseguimos que en un panorama haya tres iconos idénticos o distintos en la zona inferior central de la carta, una sola vez por partida, podremos colocar una segunda carta de nuestra mano en ese mismo panorama.

Así, la partida se desarrolla hasta que alguno de los jugadores llegue a un número concreto de casas. Cuando uno de los jugadores llegue a dicho número, el cual depende de la cantidad de jugadores, se termina la ronda actual y se procede a sumar la puntuación:

• Se suman los puntos propios de cada casa en su zona de juego.
• Se añaden los puntos dependiendo de los panoramas creados durante la partida. De esa forma si logramos que todas las casas estén armónicamente construidas y conectadas, tendremos más puntos.
• Los materiales que nos hayan ido sobrando en las construcciones nos restan puntos.
• Por último, los burruños pueden sumar o restar puntos dependiendo de la carta de puntuación de la partida, la cual podemos variar entre partidas.

El jugador con más puntos será el vencedor. En caso de empate, el que menos casas haya construido.

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¿QUÉ ME PARECE?

El precioso Barrio se apoya en una premisa sencilla de gestión de recursos y crear panoramas basado en los iconos de las adyacencias, pero a eso se le añade una capa de gestión espacial en la creación de patrones de los recursos, siendo éste un elemento diferenciador.

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La propuesta de Cacahuete Games en este caso es un juego de autoría nacional, con la originalidad añadida de que Jorge Tabanera Redondo no solo diseña sino que dibuja todo lo que alcanzará nuestra vista. Eso lejos de ser anecdótico es de destacar por su atipicidad y, sobre todo, porque sus ilustraciones son algo que enriquecen al juego y que le dan un añadido de atractivo claro.

Siguiendo la línea editorial, Barrio es un juego de caja muy contenida, con solo cartas en su interior y que no busca entretenernos más de veinte minutos. Esta duración es la justa para mantenernos interesados en unos turnos que son sencillos, que buscan que los jugadores no se duerman en los entreturnos y que el ritmo de la partida se sostenga. En ese sentido, Barrio dura lo que duraría un filler y ofrece decisiones suficientes para ser interesante, con un buen equilibrio entre sencillez, decisiones, y cierta interacción.

Las bases de Barrio no sorprenden a nadie, con una gestión de recursos para construir casas que nos darán puntos. Eso lo hace familiar, aunque también conservador. Las capas añadidas encima de esto, como son las variaciones de puntuación entre partidas de los burruños o la mecánica de obtener recursos por filas y columnas. Estos dos elementos dan la sensación de frescura suficiente.

Con el centro de la mesa veremos un elemento de interacción interesante, que hará que los jugadores tengan interés en ver como se mueve la partida fuera de su turno. Mientras que intentamos buscar el mejor lugar en el que colocar nuestros recursos, pronto, y sobre todo en partidas a varios jugadores, habrá algún material que no nos interese pero que, desgraciadamente, nos tengamos que llevar. Este control parcial basado en las decisiones de los rivales crea una tensión agradecida, sin llegar a ser cruel, que le sienta bien a un juego que, por lo demás, va a tiro hecho.

Es por lo anterior que la escalabilidad, aún siendo buena, difiere en sensaciones. A dos jugadores el centro de la mesa será más controlable por haber espacio suficiente para que cada jugador desarrolle sus propios intereses, mientras que a más jugadores la cosa se vuelve más intensa. De la misma manera, la reserva de edificios visibles tendrá más movimiento a más participantes, algo que se agradece si pretendemos crear panoramas extensos, algo más complicado o más azaroso si somos dos jugadores.

De la producción destacar que las cartas tienen una calidad más que aceptable, que hacen justicia a unas ilustraciones deliciosas. Siendo un juego exclusivamente basado en cartas, el colorido de sus dibujos tiene mayor importancia que en otros títulos donde el artificio de otros componentes puede hacerlo brillar en mesa. Aquí solo con las cartas acabaremos teniendo un despliegue atractivo y con consistencia, dejando claro que sus ilustraciones tienen personalidad.

En definitiva, Barrio es un juego que pretende llegar al público familiar con una gestión de recursos sencilla y directa, para crear unos panoramas siguiendo las adyacencias de las cartas. A estas mecánicas muy conocidas, se añade una interacción en el centro de la mesa mediante la creación de patrones para obtener los recursos, lo cual no solo le da originalidad al diseño sino también un elemento de interacción, el cual sentiremos especialmente en partidas con varios contrincantes. Todo ello con un trabajo artístico brillante detrás, que sorprende por haber sido creado por el propio diseñador y que hace muy atractivo al conjunto.

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Este juego ha sido cedido por Cacahuete Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.