Hoy os hablamos de uno de los juegos más bonitos de Roxley Games. Se trata de Santorini, el abstracto inspirado en la isla homónima.

El juego ha sido diseñado por Gordon Hamilton y cuenta con los simpáticos dibujos del binomio Lina Cossette y David Forest, culpables del impactante aspecto visual del juego. Se trata de un proyecto especialmente ideado para ser jugado en pareja, aunque cuenta con modos de juego para tres y cuatro jugadores. La duración de la partida es de unos veinte minutos, pudiendo explicarse en menos de tres, y una edad mínima recomendada de tan solo 8 años.


¿DE QUÉ VA?

En Santorini tomamos el rol de dos trabajadores que, sobre la isla que da nombre al juego, intentan coronar un blanco edificio costero tras construir los pisos apropiados. Aunque nuestros rivales intentarán colocar las cúpulas sobre los edificios, cosa que nos imposibilitará escalarlos, contaremos con la ayuda de una de las numerosas deidades que encontramos en la mitología helénica.

En otras palabras, Santorini es un juego abstracto con un potencial atractivo visual. Bajo unas reglas sencillas y una variabilidad que depende completamente de la multitud de cartas de habilidades que podremos usar en cada partida, el juego promete experiencias muy variadas y horas de diversión.


¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?

La caja básica del juego, con la que tenemos contenido suficiente para cientos de partidas, incluye:

  • 18 cúpulas azules.
  • 22 piezas de edificio de primer nivel.
  • 18 piezas de edificio de segundo nivel.
  • 14 piezas de edificio de tercer nivel.
  • Un pedestal en forma de acantilado.
  • Un tablero con el océano.
  • Un tablero de isla.
  • 30 cartas de Poderes Divinos.
  • 6 trabajadores, dos en cada uno de los tres colores.

Se trata de un juego independiente del idioma que, por desgracia, no ha sido traducido a nuestro idioma pese a ser uno de los abstractos mejor valorados de la BGG. Las cartas, sin tener un texturizado linen, tienen un tamaño sobredimensionado y unos colores muy agradables. El plástico cuenta con una notable factura, haciendo que jugarlo sea un placer.

La expansión de Golden Fleece contiene:

  • 15 cartas de Poderes Divinos.
  • 10 cartas de Héroes.
  • 4 trabajadores adicionales.
  • Una pantalla de jugador.
  • Dos tokens de trabajadores.
  • Dos tokens de dirección.
  • Un minimapa.
  • Un token de Talus.
  • Un token de destino.
  • 12 monedas.
  • 2 remolinos.
  • Un token de viento.
  • Un token de abismo.
  • Una figura del carnero dorado, que da nombre a la expansión.

Con la expansión no solo encontramos un 50% más de dioses, sino que introduce varias novedades. Vemos que hay componentes adicionales para usar con algunas habilidades, así como dos nuevos modos de juego. El carnero, como os contamos al final de la opinión, añade una capa de profundidad al juego. No es imprescindible, pero completa una base muy sólida y puede ser contenida dentro de la caja básica.


¿CÓMO SE JUEGA?

Tras montar el precioso escenario de Santorini, los jugadores se disponen a elegir los poderes divinos que se usarán en una partida. En este apartado nos centraremos en el modo para dos jugadores, modo principal y más habitual de juego, aunque ya os hemos comentado que puede ser disfrutado con dos participantes más.

Según el reglamento, y aunque nosotros os contamos nuestra regla casera para este apartado, un jugador se denominará el retador y elegirá dos de los treinta dioses del juego. Deberá leer en alto las dos habilidades, que vienen representadas con un sistema de símbolos que hacen que el juego no dependa de idioma. El adversario será el primero en elegir uno de los dos dioses que ha seleccionado el retador, dejando el restante para el mismo. Ahora el retador debe elegir quién colocará sus trabajadores primero sobre el tablero de juego. El elegido coloca sus dos peones en la parrilla de 5×5 que conforma la isla, seguido de su rival. ¡A jugar!

Una vez cada jugador tenga sus trabajadores listos y un poder divino asignado podremos empezar a jugar. El objetivo de los jugadores es coronar un edificio de tres niveles antes que el rival. En otras palabras, y como veremos con la arquitectura de las piezas de edificación, un jugador debe posarse en la localización más alta posible antes de que se coloque una cúpula sobre ella.

El turno, empezando por el jugador designado por el retador, es tan sencillo como esto:

MOVIMIENTO

El jugador activo elige a uno de sus dos trabajadores y lo mueve a una de las ocho casillas adyacentes a su posición actual. No puede compartir casilla con otro trabajador, sea suyo o del rival.

En cuanto a los pisos del juego, las casas pueden crecer hasta su tercer nivel y finalmente completarse con una cúpula azul. Los jugadores pueden, al realizar su movimiento, subir un único nivel por turno o, si lo prefieren, bajar tantos como deseen. Así, si nos encontramos sobre un edificio con un único nivel podremos movernos a uno adyacente de dos niveles, del mismo nivel, o bajar a nivel de suelo. ¡Lo que quieras!

CONSTRUCCIÓN

La isla de Santorini empieza desierta, pero pronto construiremos edificios de su blanco característico.

Tras moverse, el jugador activo debe colocar una ficha de edificio según las sencillas reglas de construcción. Los edificios en esta isla se componen de tres niveles distintos de altura y un último nivel formado por una cúpula que culmina la construcción. Un jugador puede empezar un nuevo edificio o colocar el siguiente nivel en alguno de los edificios adyacentes a la posición en la que ha acabado su movimiento.

Debo decir que tardamos un buen rato en hacer este GIF, pero el resultado valió la pena.

Como ya sabemos, crear una escalera de niveles es imprescindible para escalar y llegar a nuestro objetivo de victoria: llegar al tercer nivel. Por desgracia, como os podéis imaginar, las cúpulas sirven para bloquear ese edificio a nuestro rival, haciendo que no pueda subirse a la resbaladiza pieza azul y obligándole a crear otra vía de victoria.

¡Ya está!

Evidentemente, sobre estas sencillas reglas que pueden ser explicadas a cualquier jugador, iniciado o no en los juegos de mesa, se añade la variedad que ofrecen los poderes divinos. Estos poderes, sin entrar en revelarlos, contienen acciones adicionales a las descritas aquí arriba. Algunos nos permiten destruir edificios, otros nos permiten bloquear la ascensión de nuestro rival… Lo elegante es que algunos de ellos, como la seductora Afrodita, muestran habilidades que tematizan muy bien con el personaje que representan. Por ejemplo, el jugador que posea a Afrodita obliga al rival a realizar movimientos adyacentes a su trabajador  si empieza al lado de algún peón enemigo, simbolizando la atracción infalible que genera en las personas.

En el momento en que un jugador logre subir a un tercer nivel, éste será coronado ganador. Esto ocurrirá, normalmente, en unos quince minutos, momento en el que os aseguramos que pediréis la revancha.


¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?

Santorini es un juego que se basa exclusivamente en un tablero, como la mayoría de abstractos, aunque en este caso contamos con un soporte plástico que le ofrece altura a la zona de juego. Fuera de este tablero, excepto en contadas ocasiones, solo necesitaremos colocar la carta de poder divino con el que gozará cada jugador. En definitiva, un juego vistoso y pequeño, perfecto para las mesitas de café.


¿QUÉ NOS PARECE?

Santorini es uno de los abstractos más bonitos que podamos tener y uno de los que ofrece una mayor rejugabilidad.

A nosotros nos encantan los abstractos. Puede que sea porque sus reglas sencillas me dejen disfrutarlos de forma temprana, aunque también signifique que suelan esconder una curva de dificultad que los hace difíciles de dominar y eso asegura su buena tolerancia al paso de las partidas. Teniendo varios juegos del proyecto GIPF, cada vez que sale un abstracto valoras si éste podrá competir con los siete juegazos de Kris Burm, especialmente ese YINSH (aquí su reseña) que siempre funciona como un reloj. Con Santorini puede que lo primero que pensara es que era otro juego bonito de reglas sencillas, pero por suerte tiene algo más.

Sin lugar a duda, un Santorini en mesa llama la atención y nos transporta a la preciosa isla helénica. Con ello podemos recordar la importancia de una producción vistosa y, en este caso, sobreproducida. No siempre somos partidarios de la adición de elementos plásticos e innecesarios, pero debemos reconocer que las casas de Santorini y sus azules cúpulas hacen que el juego luzca maravilloso y no pierda su funcionalidad, siendo más intuitivo que el juego en el que se inspira, de nombre homónimo, lanzado en 2004.

Mecánicamente el juego se basa en un «mueve y construye» que es comprendido por cualquier interesado en menos de un minuto. La gracia viene dada por la multitud de deidades que conforman el mazo de personajes y hacen que las partidas sean tan variopintas.

Vale la pena destacar que Santorini cuenta con unas «reglas vivas» o «living rules», muy al estilo Eklund, aunque con una menor probabilidad de que las cosas cambien en gran medida. Para quien no conozca el concepto, se trata de un formato de reglamentos que están propensos a cambios, por lo que se recomienda visitar una web en concreto para evaluar si hay una nueva versión disponible de las reglas de juego. ¿Para qué hacen eso? Pues es una forma elegante de dejar una puerta abierta a posibles habilidades que interactúen de modo poco adecuado o generen problemas, por lo que siempre están a tiempo de modificar alguna deidad. En este caso concreto no me parece muy necesario este tipo de reglamento y siempre genera una desconfianza al no saber si tienes impresa la versión mas actual.

Aunque tenemos un video que nos enseñará a jugar, la aplicación de móvil aún no está disponible, aunque ya tenemos imágenes.

El juego se vuelve maravilloso al encontrar la gran variedad de dioses que podemos obtener. Al usarse uno por jugador y partida, tenemos una rejugabilidad muy elevada y unas combinaciones entre rivales que pueden ser muy sabrosas. En la caja básica ya tenemos una treintena de dioses griegos con habilidades variadas y originales, que ascienden a 45 si adquirimos la expansión Golden Fleece de la que hablaremos a continuación.

Algo que no me acaba de convencer es el modo de elegir los dioses. En el reglamento proponen que un jugador tenga el rol de «retador» y elija dos de los disponibles en el mazo. Al ser el que los ha seleccionado, será el último en elegir uno de ellos, quedándose el que no haya sido elegido por su rival o rivales. En nuestra casa preferimos que cada jugador obtenga dos cartas al azar, las lea y finalmente intercambie una con su rival. Tras el intercambio, cada jugador elige una de las dos habilidades que posee. Es un modo de darle más recorrido a los distintos personajes y, dado el intercambio de cartas, que la potencia de las habilidades entre jugadores esté compensada. ¿Qué os parece nuestra idea?

Aunque el juego puede disfrutarse a 3 y 4 de una forma apañada, el juego está recomendado especialmente para disfrutarse en pareja. No he tenido oportunidad, ni demasiado interés, en añadir más participantes a las partidas, ya que tampoco hemos leído maravillas. La duración de las partidas y el tablero hacen que me parezca más adecuado guardar este juego para cuando somos dos, sabiendo que éste funciona como un reloj, y dejar los modos con más jugadores como una anécdota más experimental.

En la esquina superior izquierda encontramos a qué número de jugadores podemos usar cada carta. Todos los dioses pueden usarse en partidas a dos jugadores.

La expansión de Golden Fleece es un añadido a tener en cuenta. Desde una perspectiva completista, la expansión es un aditivo a tener en cuenta, dado que añade más dioses a la partida y su contenido cabe perfectamente en la caja del juego básico. Si pretendemos ser sensatos, los 20$ adicionales que costó en su momento, dado que ahora es complicado encontrar este artículo, también podían justificarse siempre que el juego vaya a ser jugado con cierta asiduidad. Sí, muchos de los que leéis estas líneas tenéis ludotecas con centenares de juegos y eso hace más difícil justificar más variedad a un abanico de dioses muy amplio incluido en su caja básica, pero si el juego va a ver mesa de forma frecuente, cosa que no es nada improbable dada su familiaridad en reglas, no dudéis en añadir esta pequeña caja. No solo incluye más deidades, sino que éstas tienen habilidades muy variadas, incluso utilizando elementos adicionales o información oculta. También incluye un nuevo formato de habilidades, llamados poderes heroicos. A diferencia de los poderes divinos, los héroes son menos poderosos y su habilidad no es permanente, sino que solamente podemos usarla en una ocasión durante toda la partida. Este elemento, diferente a los cuarenta y cinco dioses, nos permite jugar partidas en las que se enfrenten héroes contra héroes o pueden usarse como hándicaps para partidas entre jugadores de distinta experiencia en el juego.

Si no te sirve con más cartas, la mecánica del vellocino de oro, con un carnero dorado como representación, nos incluye una capa de profundidad que le sienta muy bien al juego. Sin cambiar esa base del turno basado en movimiento + construcción, se incluye la posibilidad de que los jugadores ganen de forma temporal un poder divino adicional, que será disfrutado cuando nos encontremos adyacentes al carnero. No es nada del otro mundo, pero rompe la capacidad de predicción, dado que ahora nuestro rival no solo tiene un poder, sino que son potencialmente dos habilidades. Debo decir que no solemos añadir el carnero ya que con las habilidades de cada jugador ya se dan estrategias interesantes.

No todos los dioses pueden usarse junto al ternero dorado, sino que necesita el icono en su esquina superior derecha.

En resumen, Santorini contiene unas reglas sencillas que forman una buena base para que un abstracto funcione. Sobre una producción colorida y simpática, donde el plástico tiene una importancia principal y solo podemos agradecer esta sobreproducción, nos encontramos un juego que rebosa de rejugabilidad gracias a la gran cantidad de poderes divinos. Otro ejemplo de que hay juegos que se interiorizan en pocos minutos, pero que sus estrategias tienen margen de mejora y dominarlos es un reto, especialmente cuando las combinaciones de cartas son tan numerosas como en Santorini, añadamos o no su expansión.


PUNTOS POSITIVOS

  • Una sobreproducción agradable: en estos casos el plástico de las casas se agradece, ayudando tanto a hacerlo atractivo como a visualizar los niveles de forma adecuada.
  • Sencillo pero estratégico: con unas reglas explicadas en dos minutos, puede ser apto para cualquiera que quiera divertirse. Las combinaciones de las habilidades hacen que cada partida sea una experiencia única y diferente
  • Variedad excelente: los treinta, o cuarenta y cinco dioses si compramos su expansión, aseguran una rejugabilidad muy elevada. Tenemos juego para mucho rato.

PUNTOS NEGATIVOS

  • En espera de una aplicación que prometieron en el Kickstarter: que debería salir de forma inminente. Aunque ya hemos visto algunas capturas, la demora de esta versión digital ha irritado a más de uno. No solo podremos jugar en un dispositivo electrónico, sino que nos pretende ayudar con las distintas habilidades en forma de ejemplos e incluirá un modo de aleatorizar los dioses que participarán en la partida.

Este juego ha sido cedido por Roxley Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.