De nuevo traemos algo de Peer Sylvester, publicado por Osprey Games.
Se trata de otro gran juego del conocido Peer Sylvester (The King is Dead, Wir sind das Volk!) con las ilustraciones de Lauren Dawson. Es un juego de 3 a 6 jugadores, con una edad mínima recomendada de 12 años y una duración de aproximadamente una hora.
¿DE QUÉ VA?
Let Them Eat Cake es un juego con tintes de humor inspirado en la Revolución Francesa. Se trata de un juego de comités, votaciones, revolución y pasteles. Debemos, democráticamente, votar a los representantes de cada comité para luego producir tartas y pasteles para los hambrientos revolucionarios. ¿Quién será el Enemigo de la Revolución? Sea quien sea, alguien acabará en la guillotina.
En resumen, Let Them Eat Cake es un juego de votaciones en el que formamos comités y producimos tartas que otorgan puntos de victoria. Debemos obtener medallas y generales para poder tener la influencia necesaria y comprar votos de nuestros compañeros.
¿QUÉ LLEVA EN LA CAJA?
La gruesa y colorida caja del juego contiene:
- 55 cartas de despensa.
- 12 pasteles iniciales.
- 8 generales iniciales.
- 21 Medallas de Honor.
- 36 cartas de votación.
- 18 peones, tres de cada uno de los seis colores.
- 6 cartas de ayuda, una por jugador.
- Un token de Líder del Comité.
- 1 guillotina de lo más molona.
De nuevo, Osprey mantiene un diseño de cajas muy adecuado. Como ya he comentado en otras ocasiones, la editorial suele cuidar mucho la presentación de sus juegos así como la calidad de sus materiales, empezando por una caja gruesa con acabado linen. El interior, en este caso, no nos deleita con una ilustración como en The King is Dead, pero viene decorado con un patrón típico de un mantel.
¿CÓMO SE JUEGA?
Tras un cordial saludo a nuestros compañeros como bravos luchadores contra la tiranía, abandonamos las formalidades para comenzar la partida.
Cada jugador elige uno de los seis colores y obtiene los tres peones que le correspondan para colocarlos frente a él. Los peones representan a nuestros fieles seguidores y representan el poder de nuestra palabra en cada una de nuestras votaciones.
Tras esto, debemos obtener cartas para poder votar al resto de jugadores. Así, cada jugador obtiene un set con los colores de sus rivales, pero no una de su propio color. Estas cartas servirán para votar en cada una de las numerosas fases del juego. ¡Cuidado con los favoritismos, ya que no recuperaremos nuestros votos hasta que hayamos agotado todas las cartas de nuestra mano!
Para acabar, cada jugador obtiene dos cartas de pastel iniciales y tres medallas de honor. Solamente tres medallas de honor adicionales podrán obtenerse durante la partida, el resto se retiran del juego.
El jugador que posea el juego será el Líder del Comité de la primera ronda.
¡Dejémosles comer pastel!
El juego se divide en rondas que se irán repitiendo hasta que algún jugador obtenga 40 puntos en pasteles o bien alguien muera por completo. El núcleo central del juego es la votación. Durante las votaciones iremos eligiendo a los distintos representantes para los roles que contaremos a continuación, pero debemos votar con sabiduría, ya que como decíamos más arriba, deberemos agotar nuestras cartas de votación hasta recuperarlas de nuevo, por lo que acabaremos votando a todos nuestros rivales en un momento u otro. Podemos negociar, ¡faltaría más! En nuestras negociaciones podemos perjurar, ofrecer alianzas e incluso comerciar con nuestras posesiones. Lo único que no puede ser intercambiado son las cartas de voto y los peones. ¡Podéis ofrecer medallas, generales e incluso trocitos de pastel! Los votos se realizan en secreto, colocando sobre la mesa una de las cartas de voto que aun esté en nuestra mano. Al empezar la partida todos tendremos tres peones por lo que nuestro voto vale por tres. A medida que avance la partida iremos perdiendo seguidores en la guillotina y, por consiguiente, nuestro poder de voto irá mermando.
LÍDER DEL COMITÉ
Esta es la primera votación de cada ronda. El elegido tendrá el poder de desempatar cualquier voto posterior. Además, el jugador electo obtiene una medalla de honor por tal título conseguido y luego puede darle una medalla de la reserva a otro jugador o retirar una medalla de un jugador y devolverla a la reserva. Tiene que hacer alguna de las opciones, por lo que siempre habrá movimiento de medallas de dos jugadores por ronda. Como medida excepcional, en la primera ronda de la partida, todo el que no haya votado al jugador con la mayoría de votos perderá una medalla de honor. ¡La revolución necesita unidad desde un primer momento!
ENEMIGO DE LA REVOLUCIÓN
Tras la primera votación, se declara al ENEMIGO DE LA REVOLUCIÓN de la ronda actual. El jugador con menos medallas es el enemigo y deberá pasar por la guillotina a uno de sus seguidores. Si dos o más jugadores compiten por ese puesto, se decide, como no podía ser de otra manera, por voto con mayoría simple.
El jugador que posea el mayor número de generales nunca podrá ser declarado Enemigo de la Revolución, pues el ejército le respalda y se considera intocable. Aun así, si dos jugadores empatan con el mayor número de generales, ninguno de ellos estará a salvo.
OPERADOR DE LA GUILLOTINA
Preparad los votos, porque ahora toca elegir al ejecutor de la ronda. El jugador que tenga un peón en la guillotina no podrá votar. Una vez elegido al operador, éste deberá tomar una decisión importante: ejecutar o no al peón que está bajo la cuchilla.
Si decide ejecutar al Enemigo de la Revolución tirará su peón a la cesta y dejará de estar en juego. El jugador que poseía a ese peón ahora pasará a tener un poder menor de voto. Aun así, al haber eliminado al Enemigo de la Revolución de entre sus seguidores, obtendrá tres medallas de honor, si es que las hubiera.
Si, por el contrario, decide ofrecer misericordia, el peón vuelve a su dueño pero, como no ha ejecutado su misión, el operador deberá retirar una de sus medallas de honor.
SECRETARIO/SECRETARIA
Tras la votación, tendremos un encargado para distribuir la despensa. El encargado electo deberá revelar tantas cartas como jugadores haya en la partida del mazo de despensa. En este mazo hay una mezcla de Generales y cartas de pastel, con tartas con puntuaciones del 1 al 14. Como buen secretario deberá distribuir a su libre elección una carta para cada jugador, colocándolas frente a quien crea conveniente. Evidentemente, y como en cualquier votación anterior, los jugadores pueden ofrecer lo que crean conveniente para ganar los mejores trozos de pastel…
INSPECTOR DE ALIMENTACIÓN
La última votación de cada ronda es la de Inspector de Alimentación. El Inspector es el encargado de decidir si los pasteles que van a ser librados a los jugadores son aptos para el consumo. Si no le gusta la repartición de la Secretaria, puede considerar que la tirada de la pastelería no es segura para el consumo y retirarla inmediatamente. Si lo decide así, los jugadores que tuvieran un General frente a ellos pueden conservarlo, pero los pasteles serán retirados. El Inspector se verá penalizado con la pérdida de una medalla de honor por entorpecer a la Revolución.
Si, por el contrario, acepta la remesa de repostería, todos obtienen sus cartas. Cualquiera de los jugadores que fuera a recibir un pastel puede, en su lugar, donarlo al pueblo. Si decide realizar ese acto altruista deberá gritar: ¡Dejémosles comer pastel! Por su buen acto, podrá robar una medalla de honor de otro jugador.
El papel de los Generales es muy importante en el juego ya que, como buena moneda de cambio, nos permiten realizar acciones gastándolos. Deben estar visibles para tus rivales en todo momento y pueden modificar las votaciones del modo siguiente:
- Pagar 1 General para alegar fraude electoral: tras una votación, un jugador puede pagar un General para alegar que esta votación no es válida y que se celebre otra nueva de inmediato. El resultado actual es ignorado, pero las cartas de voto se consideran usadas por lo que se deberán usar otras para la segunda votación.
- Pagar 2 Generales para apropiarse del pastel: después de que el Secretario revele las cartas de la despensa, pero antes de que las distribuya entre los jugadores, un jugador puede usar 2 Generales para colocar una carta de su elección frente a sí mismo. Aun así, esa carta deberá ser aprobada por el Inspector de Alimentación.
- Pagar 3 Generales para dar un golpe de estado: si un jugador decide pagar 3 Generales, puede declarar inmediatamente el ganador de una de las votaciones sin que esta se lleve a cabo.
Sea como sea, cualquiera de estas acciones, aparte de pagar los Generales correspondientes, deben ser pagadas con una medalla de honor que irá de nuevo a la reserva en el centro de la mesa.
Llegados a este punto, termina la ronda. Si alguien ha adquirido 40 puntos a base de pasteles deberá anunciar que la partida finaliza. Como comentábamos al principio, si tras la guillotina alguien pierde su último peón, la partida se interrumpe inmediatamente y pasarían a contarse los puntos de cada uno de los jugadores para determinar al ganador.
¿CÓMO QUEDA EN LA MESA?
El espacio ocupado por Let Them Eat Cake es medio. Necesitamos espacio para colocar nuestros peones, desplegar la guillotina y levantar las cartas de despensa de la ronda. No tendréis dificultad para jugarlo en una mesa regular y la diversión está asegurada.
¿QUÉ ME PARECE?
Peer Sylvester sigue reinventándose con cada juego que presenta.
No es ningún misterio decir que en nuestra casa disfrutamos jugando a The King is Dead. Nos encantó la manera que, con el minimalismo que lo caracterizaba, podíamos realizar acciones muy determinantes.
Con Let Them Eat Cake, Peer ha hecho algo que me pareció paradójico. Con este proyecto, se vende un juego que, en apariencia, se podría definir como un party game, pero que finalmente vemos que tiene más complejidad de lo que aparenta.
No se trata de un juego superficial, aunque la simpatía de los componentes nos lo insinúen. Hay muchas variables a tener en cuenta: los peones nos ofrecen más potencia en nuestro voto, las medallas son una casi imprescindible moneda de cambio, los generales nos otorgan seguridad ante ser nombrado Enemigo de la Revolución….¡pero necesitamos pasteles! Nunca podremos abarcarlo todo y, a veces, puede ser abrumador. En las primeras rondas es incluso difícil saber qué roles quisiéramos ser ya que, en el fondo, todos tienen un peso relevante a la hora de finalizar la ronda. No solo eso, sino que estipular el orden en que votamos puede marcar la diferencia, ya que debemos recordar que no recuperamos los votos hasta haber agotado a todos los candidatos elegibles de nuestra mano.
Creo que Peer Sylvester sabe refrescar las mecánicas y añadirle un toque original a todo lo que toca. En este caso, con un humor bastante perceptible, se esconde un juego suficientemente profundo en el que la negociación es imprescindible. Como nos puede pasar en Bohnanza, sin vender humo no llegaremos a ninguna parte. Debemos prometer cual político para poder ser votado, pero difícilmente tendremos oportunidad de devolver el favor sin perjudicarnos a nosotros mismos. Es una tormenta de promesas y favores pendientes.
Como viene siendo habitual, Osprey ha sabido editarlo como se merece. Se tratan de unos componentes de la calidad que nos tienen habituados, que es superior a la media. No solo calidad en cuanto a componentes, pero también en arte y en la originalidad de la guillotina. Son esas pequeñas cosas que, al fin y al cabo, sin modificar la experiencia de juego propiamente dicha, sí que invita a ser jugado con más facilidad.
No quiero acabar sin hablar del próximo proyecto de Peer Sylvester. Ya está anunciado por Osprey Games el primer juego cooperativo del autor: The Lost Expedition. Parece que el diseñador sigue queriendo construir un catálogo polivalente, sin centrarse en crear juegos de ovejas o de números y colores. Desde luego, se agradece el despiste que genera que un autor no se encasille y, además, por el momento sepa hacer las cosas bien en los distintos estilos y mecánicas.
En definitiva, un juego vestido de party game que no puede definirse como filler ni por duración ni por mecánicas. No es fácil recordar qué hace cada rol ni qué repercusiones tiene cada acción que realizamos, y de ello depende nuestro comportamiento. Es por eso que puede parecer algo caótico en sus inicios y va perdiendo esa abstracción y difusión a medida que jugamos. Un juego con suficiente estrategia pero, como podría pasar con Bohnanza, depende en gran medida de nuestra labia y nuestro saber vendernos. ¡Si queremos tener pastel debemos sudar la gota gorda con nuestros discursos! Si os gusta un juego de votaciones con chicha y un aire muy fresco, broche de Peer Sylvester, este puede ser vuestro candidato. ¡No olvidemos la gran producción de Osprey!
PUNTOS POSITIVOS
- Peer sigue dando la nota: ha sabido traer un juego de votaciones muy distinto, con decisiones vitales en cada momento que hacen que todos los roles se conecten y se balanceen de un modo armónico.
- Presentado de forma excelente: Osprey Games sigue tratando bien lo que produce. Independientemente de si te gusta el juego, su continente es bello y sólido.
PUNTOS NEGATIVOS
- Más largo de lo que debería: si bien ya decimos que no es un filler, la duración a veces puede parecer superior a la que esperarías por las mecánicas. Es un juego de votaciones largo, más largo a lo que nos tienen acostumbrados, cosa que se acompaña de un enfoque más serio y táctico.
Este juego ha sido cedido por Osprey Games para poder redactar la reseña así como tomar las fotos. Gracias por el detalle.
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Doctor Meeple es el alter ego de Sergi, médico de día y jugón a tiempo completo. En esta afición he encontrado un espacio en el que recrearme haciendo fotografías de detalle y evadirme moviendo cubos, algo que pretendo plasmar en cada una de las entradas que encontraréis aquí y en otras redes. ¡Nos vemos por las mesas!